domingo, 9 de junio de 2019

El Batallón Talca, por Gustavo Opazo Maturana.

 [Fotografia de la ciudad de Talca en la actualidad, donde nació el batallón cívico movilizado]

Ahora dedicaremos algunas líneas a evocar el comportamiento de la juventud talquina cuando se desencadenó la guerra del Pacífico. Las noticias de los primeros encuentros eran seguidas con la ansiedad propia de los hombres que aman a su país. El sacrificio de Prat infundió en los espíritus la convicción de que debía irse a los campos de batalla a seguir su ejemplo, y enardeció de entusiasmo a toda la juventud chilena.

Era entonces Intendente de Talca el benemérito ciudadano don José Ignacio Vergara, quien se consagró con toda actividad a la tarea de organizar contingentes con los habitantes de la provincia. Trabajó empeñosamente: recorrió los centros obreros, habló a la juventud y no ahorró esfuerzos para engrosar las filas de nuestro ejército.

Por decreto supremo de marzo de 1880 se acordó la creación del batallón Talca, tomándose como base para su organización el batallón de cívicos, cuyo jefe era el propio Intendente.

El reclutamiento se hizo en el local del Liceo de Hombres, presentándose novecientos voluntarios, de los que fueron aceptados seiscientos después de un detenido examen médico.

El batallón Talca fue destinado primeramente a Quillota, donde recibió durante una quincena su primera instrucción. La Plana Mayor de esta unidad quedó integrada por los siguientes oficiales:

Comandante, teniente coronel don Silvestre Urízar, Segundo Comandante, don Carlos Silva Renard.

Capitanes ayudantes: don Alejandro Cruz y don Ramón Villalobos. Capitanes de compañías: don Manuel Fernando Parot, don Eliodoro Vergara, don Dionisio San Cristóbal y don Eneas Fernández.

Tenientes: los señores Alberto Chaparro, Alejandro Concha, Romelio Azócar, Domingo Urzúa, Manuel Antonio Sepúlveda, Carlos Fernández, Agustín Donoso, Luis Felipe Novoa, Carlos Donoso, Rudecindo Concha, José Ignacio Concha, Carlos Wormald.

Desde el pueblo de Quillota el batallón fue trasladado a Iquique, donde permaneció cuatro meses completando su instrucción militar. Por un decreto del Ministro de Guerra don Rafael Sotomayor, se aumentó el número de plazas del batallón en trescientos hombres, quedando los nuevos reclutas a las órdenes del capitán instructor don Manuel Fernando Parot, por espacio de dos meses, mientras el batallón se embarcaba a una expedición a los puertos peruanos del norte, dirigida por don Patricio Lynch.

En octubre de 1880, los trescientos milicianos del capitán Parot se dirigieron a Tacna para reunirse con el núcleo principal del batallón que regresaba con la expedición de Lynch. En Tacna, por disposición del general en jefe don Manuel Baquedano se organizó un cuerpo expedicionario de 3.000 hombres al mando de don Patricio Lynch encargado de tomar parte en la expedición a Lima.

El batallón integró esta división al mando siempre de su prestigioso jefe el comandante don Silvestre Urízar Garfias. Este pequeño cuerpo de ejército debía cumplir una de las operaciones más difíciles de la campaña: atravesar el territorio peruano desde el puerto de Pisco hasta la localidad de Lurin, próxima al Callao, en una extensión de quinientos kilómetros de arenales semi desiertos, en una marcha que duró quince días. La falta de agua y la escasez de alimentos eran motivos sobrados para que se resintiera la moral de la tropa, pero según lo confirman oficiales que participaron en esa memorable jornada, no se presentó un solo caso de deserción. En esta ocasión se pusieron en evidencia las extraordinarias condiciones de carácter de Lynch, quien se vio obligado a tomar medidas de rigor con los terratenientes que se resistían al aprovisionamiento de las fuerzas chilenas. Una de ellas fue la de incendiar una de las mayores estancias azucareras, por negarse sus propietarios a acatar las disposiciones del jefe chileno.

El batallón Talca tomó parte en dos acciones de Chorrillos y Miraflores, el 13 y 15 de enero de 1881. En la primera perdió a su comandante don Silvestre Urízar, resultando heridos casi la mayoría de la oficialidad y entre ellos el capitán don Manuel Fernando Parot. El número de bajas del batallón Talca en ambas acciones alcanzó al 35% de sus efectivos.

Después de la ocupación de Lima el 17 de enero de 1881, el Regimiento Talca fue destinado a cubrir la guarnición del Callao y del pequeño pueblo de Huacho. Iniciada la campaña de la Sierra, último episodio de la guerra del Pacífico, el batallón Talca fue destacado a diversos puntos del interior del Perú, en persecución de las guerrillas de don Andrés Avelino Cáceres, que fueron aniquiladas totalmente en la acción de Huamachuco, en la que el Regimiento Talca se cubrió de gloria al lado de las unidades chilenas comandadas por el valiente coronel don Alejandro Gorostiaga.

De esa brillante oficialidad del batallón Talca sólo queda sobreviviente el distinguido y respetable caballero talquino don Manuel Fernando Parot.

Fuente: Opazo Maturana,Gustavo, Historia de Talca : 1742-1942, Impr. Universitaria, Santiago, 1942.

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