[Fotografia de la ciudad de Talca en la actualidad, donde nació el batallón cívico movilizado]
Ahora dedicaremos algunas líneas a evocar el comportamiento de la juventud talquina cuando se desencadenó la guerra del Pacífico. Las noticias de los primeros encuentros eran seguidas con la ansiedad propia de los hombres que aman a su país. El sacrificio de Prat infundió en los espíritus la convicción de que debía irse a los campos de batalla a seguir su ejemplo, y enardeció de entusiasmo a toda la juventud chilena.
Era entonces Intendente de Talca el benemérito ciudadano don
José Ignacio Vergara, quien se consagró con toda actividad a la
tarea de organizar contingentes con los habitantes de la provincia.
Trabajó empeñosamente: recorrió los centros obreros,
habló a la juventud y no ahorró esfuerzos para engrosar las filas
de nuestro ejército.
Por decreto supremo de marzo de 1880 se acordó la
creación del batallón Talca, tomándose como base para su
organización el batallón de cívicos, cuyo jefe era el
propio Intendente.
El reclutamiento se hizo en el local del Liceo de Hombres,
presentándose novecientos voluntarios, de los que fueron aceptados
seiscientos después de un detenido examen médico.
El batallón Talca fue destinado primeramente a Quillota,
donde recibió durante una quincena su primera instrucción. La
Plana Mayor de esta unidad quedó integrada por los siguientes
oficiales:
Capitanes ayudantes: don Alejandro Cruz y don Ramón
Villalobos. Capitanes de compañías: don Manuel Fernando Parot,
don Eliodoro Vergara, don Dionisio San Cristóbal y don Eneas
Fernández.
Tenientes: los señores Alberto Chaparro, Alejandro Concha,
Romelio Azócar, Domingo Urzúa, Manuel Antonio Sepúlveda,
Carlos Fernández, Agustín Donoso, Luis Felipe Novoa, Carlos
Donoso, Rudecindo Concha, José Ignacio Concha, Carlos Wormald.
Desde el pueblo de Quillota el batallón fue trasladado a
Iquique, donde permaneció cuatro meses completando su instrucción
militar. Por un decreto del Ministro de Guerra don Rafael Sotomayor, se
aumentó el número de plazas del batallón en trescientos
hombres, quedando los nuevos reclutas a las órdenes del capitán
instructor don Manuel Fernando Parot, por espacio de dos meses, mientras el
batallón se embarcaba a una expedición a los puertos peruanos del
norte, dirigida por don Patricio Lynch.
En octubre de 1880, los trescientos milicianos del capitán
Parot se dirigieron a Tacna para reunirse con el núcleo principal del
batallón que regresaba con la expedición de Lynch. En Tacna, por
disposición del general en jefe don Manuel Baquedano se organizó
un cuerpo expedicionario de 3.000 hombres al mando de don Patricio Lynch
encargado de tomar parte en la expedición a Lima.
El batallón integró esta división al mando
siempre de su prestigioso jefe el comandante don Silvestre Urízar
Garfias. Este pequeño cuerpo de ejército debía cumplir una
de las operaciones más difíciles de la campaña: atravesar
el territorio peruano desde el puerto de Pisco hasta la localidad de Lurin,
próxima al Callao, en una extensión de quinientos
kilómetros de arenales semi desiertos, en una marcha que duró
quince días. La falta de agua y la escasez de alimentos eran motivos
sobrados para que se resintiera la moral de la tropa, pero según lo
confirman oficiales que participaron en esa memorable jornada, no se
presentó un solo caso de deserción. En esta ocasión se
pusieron en evidencia las extraordinarias condiciones de carácter de
Lynch, quien se vio obligado a tomar medidas de rigor con los terratenientes
que se resistían al aprovisionamiento de las fuerzas chilenas. Una de
ellas fue la de incendiar una de las mayores estancias azucareras, por negarse
sus propietarios a acatar las disposiciones del jefe chileno.
El batallón Talca tomó parte en dos acciones de
Chorrillos y Miraflores, el 13 y 15 de enero de 1881. En la primera
perdió a su comandante don Silvestre Urízar, resultando heridos
casi la mayoría de la oficialidad y entre ellos el capitán don
Manuel Fernando Parot. El número de bajas del batallón Talca en
ambas acciones alcanzó al 35% de sus efectivos.
Después de la ocupación de Lima el 17 de enero de
1881, el Regimiento Talca fue destinado a cubrir la guarnición del
Callao y del pequeño pueblo de Huacho. Iniciada la campaña de la
Sierra, último episodio de la guerra del Pacífico, el
batallón Talca fue destacado a diversos puntos del interior del
Perú, en persecución de las guerrillas de don Andrés
Avelino Cáceres, que fueron aniquiladas totalmente en la acción
de Huamachuco, en la que el Regimiento Talca se cubrió de gloria al lado
de las unidades chilenas comandadas por el valiente coronel don Alejandro
Gorostiaga.
De esa brillante oficialidad del batallón Talca sólo
queda sobreviviente el distinguido y respetable caballero talquino don Manuel
Fernando Parot.
Fuente: Opazo Maturana,Gustavo, Historia de Talca : 1742-1942, Impr. Universitaria, Santiago, 1942.
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