martes, 9 de junio de 2020

Telegramas chilenos sobre el Asalto y Toma del Morro de Arica

 [Fotografía tomada en la cima del Morro de Arica después de su asalto y conquista del 7 de junio de 1880]

(Recibido a las 12. 50 P. M. )

Santiago, Junio 7 de 1880.

El señor M. R. Lira me dice lo siguiente, con fecha 4 del que rije:

"Estamos acampados a orillas del rio Azufre, al lado afuera de Arica.

Llegamos ayer, i hoi se han estado i se están estudiando las posiciones del enemigo para batir desde mañana a esta plaza, guarnecida solamente por cerca de 2,000 de guardias nacionales, pero cuyos jefes manifiestan la intencion de no rendirse.

Creemos aquí todos que la posesion de Arica no vale la pena de perder hombres.

Por eso no se ha pensado en asaltar las posiciones que ocupan los enemigos i que están todas minadas.


Antes de ayer por la mañana, al atravesar nuestra caballería el rio junto al puente destruido, hizo esplosion una de esas minas, sin causar graves desgracias.

Hubo solo un cazador con un brazo quebrado i tres carabineros contusos.

Junto a esa mina habia otras, de las cuales se han estraido ya seis cajones de dinamita.

Por fortuna se capturó a los injenieros principales, Elmore i Arenas, i ellos declaran lo que le digo mas arriba respecto del número i ubicacion de las minas.

En consecuencia se ha resuelto ocupar con la artillería una altura desde la cual se dominan los fuertes i la poblacion, i mañana al amanecer se principiará el fuego.

A juzgar por las deserciones diarias del enemigo, es de suponer que baste un sitio de pocos dias para rendir la plaza.

Por lo demas, estamos casi incomunicados.

De a bordo suelen venir botes, pero los tripulantes tienen que llegar a nado a la playa.

A Tacna tenemos el ferrocarril espedito.

No tengo tiempo para mas."

LYNCH.
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(Despacho recibido a las 4. 40 P. M.)

La Covadonga acaba de fondear en Pisagua.

Su comandante me anuncia que ayer, desde las 2 P. M. hasta las 4. 45 P. M., el Cochrane, la Magallanes, el Loa i la Covadonga batieron con su artillería la plaza de Arica.

Me añade que no es posible determinar cuáles han sido los daños producidos en tierra por nuestros cañones.

La Covadonga recibió dos balazos, pero no tuvo ninguna desgracia personal.

En pocas horas mas estará reparada.

El Cochrane recibió en uno de sus portalones una granada que puso fuego a un saquete de pólvora al tiempo de ser introducido en la boca del cañon. La esplosion hirió a varios marineros.

El Loa i la Magallanes salieron ilesos.

La Magallanes ha llegado tambien a Pisagua i está cargando apresuradamente carbon a fin de regresar a Arica.

LYNCH.
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(Recibido a las 11.10 A. M.)

Santiago, Junio 8 de 1880.

Señor Ministro de la Guerra:

¡VIVA CHILE!

Arica asaltado i tomado a la bayoneta.

Todos los fuertes en nuestro poder.

Manco a pique.

Nuestra escuadra fondeada tranquilamente en la bahía.

Los honores de la jornada corresponden a los regimientos 3.° i 4.° de línea.

Felicito al Gobierno i a la nacion por el triunfo mas glorioso i completo alcanzado en la presente guerra por nuestro invencible ejército.

Voi a comunicar.

LYNCH.
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(Despacho recibido a las 11.20 A. M.)

Santiago, Junio 8 de 1880.

Señor Ministro de la Guerra:

El señor Jeneral Baquedano me dice para V. S. lo siguiente:

"Arica, Junio 7 de 1880.—El dia 3 del presente me puse en marcha para este puerto con el objeto de destruir la última fuerza enemiga que se mantenia en pié de resistencia en estos departamentos.

Despues de estudiadas las posesiones del enemigo i colocadas convenientemente nuestras fuerzas, envié el 5 por la mañana un parlamentario al jefe de la plaza intimándole rendicion en vista de la inutilidad de su resistencia.

La resolucion del coronel Bolognesi fué negativa, i en vista de ella rompí las hostilidades con nuestra artillería. 

Ayer la escuadra bombardeó la plaza por espacio de tres horas.

Adoptadas las últimas disposiciones, resolví atacar hoi en la madrugada las fortificaciones de la plaza. Efectivamente, los fuegos se rompieron al aclarar; i despues de poco mas de una hora de un reñido combate, la ciudad estaba en nuestro poder.

El enemigo hizo volar con minas preparadas de antemano algunas de las fortificaciones. Solamente en el Morro quedaron algunos cañones útiles.

El Manco-Capac abrió sus válvulas i se fué a pique, entregándose su capitan i su tripulacion prisioneros a bordo del Itata.

Todo el honor de la jornada corresponde a los rejimientos 3.° i 4.° de línea, que se batieron con estraordinario arrojo, i el Lautaro que no encontró gran resistencia en el punto que atacó.

El ataque fué dirijido por el coronel don Pedro Lagos.

Las perdidas del enemigo son grandes i las nuestras ascienden a poco mas de 300, no alcanzando a 100 los muertos.

La victoria ha sido completa i por ella felicito al país i al Supremo Gobierno.

MANUEL BAQUEDANO.
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(Despacho recibido de Iquique a las 12 M.)

Santiago, Junio 8 de 1880.

Don M. R. Lira me dice en carta privada lo siguiente:

"El dia 1.° vino a establecerse nuestra caballería a seis millas de Arica, en el valle del rio Azufre.

Por la mañana del dia 2, al atravesar este rio, junto al puente de ferrocarril, estalló una mina que felizmente no causó desgracias: solo hubo 4 contusos.

Los injenieros militares Elmore i Arenas, que la hicieron estallar, cayeron prisioneros, el segundo herido en una pierna por bala de carabina.

El 2 estuvieron terminadas las reparaciones del ferrocarril, que habia sido destruido en tres partes, fuera del puente de Chacalluta que quedó sériamente deteriorado. Se envió entónces los rejimientos Buin, 3.° i 4.° de línea i el batallon Búlnes, tres baterías de artillería de campaña i una de montaña para atacar la plaza.

Una vez que nuestra artillería i tropa estuvieron colocadas de manera que se cerraba al enemigo todas las puertas de salida, se envió en la mañana del 5 al mayor Salvo, de Artilleria, a intimar rendicion a la plaza para evitar así inútil efusion de sangre.

El coronel Bolognesi, Comandante en Jefe, reunió a todos los jefes superiores en presencia de nuestro parlamentario, i unánimamente declararon que estaban resueltos a quemar el último cartucho.

Sin embargo, parece que los subalternos no pensaban lo mismo, puesto que habian constantes desenciones de oficiales i tropa.

Traida la respuesta al campamento, se rompió por ámbas partes fuego de artillería.

Nuestros pequeños cañones eran sin embargo, incapaces de dañar las sólidas fortificaciones detrás de las cuales se parapetaban los enemigos.

Además, nuestros proyectiles solo alcanzaban al fuerte San José i no era posible acercar mas a la artillería porque habria quedado dominada por las baterías contrarias con tantos cañones de grueso calibre.

Asi pasó el dia 5.

Ayer 6 siguió el cañoneo.

A las 1.30 P. M. entró en accion nuestra escuadra, iniciando los fuegos el Loa, fuera del alcance de las baterías de tierra, i siguiéndole luego la Magallanes, el Covadonga i el Cochrane.

Miéntras tanto se hacian los últimos preparativos para el combate resuelto para hoi. El 3.° i 4.° debian atacar al amanecer los fuertes del Oeste, situados en la prolongacion del Morro; el Lautaro los de la playa; el Buin estar de reserva en la entrada del valle Azapa, i el Búlnes protejer nuestra artillería.

Una parte de la caballería quedó a retaguardia del Buin i la otra a retaguardia del Lautaro.

El fuego principió a las 6 A. M.

En 20 minutos, nuestros incomparables soldados, que no rompieron sus fuegos hasta no hallarse mui próximos a los parapetos, los asaltaron tomándolos a la bayoneta.

En la ciudadela la lucha fué terrible.

Creo que habrán escapado mui pocos de sus defensores, tantos eran los muertos. Nuestros caballos entraban la uña en los charcos de sangre.

Luego cayó el segundo fuerte, luego despues el Morro, que estuvo haciendo fuego contra los anteriores ocupados ya por nuestras tropas.

A las 6.35 A. M. estalló la primera mina en uno de los fuertes asaltados, i a las 7. 15 A. M. dos en las baterías San José i Santa Rosa.

Era un espectáculo imponente ver aquellas inmensas columnas de tierra i humo, mas altas que los cerros vecinos i que adoptaban las formas mas caprichosas.

A las 7.30 A. M. la ciudad estaba en nuestro poder, i con tanta precipitacion habian hecho saltar las minas que dañaron principalmente a soldados peruanos, cuyos cadáveres quedaron horriblemente mutilados.

A las 7.45 A. M. el Manco-Capac principió a hundirse, i poco despues desaparecia debajo del agua.

La tripulacion ocupó una lancha a vapor i varios botes, i fué a buscar refujio en buques estranjeros, donde se lo negaron seguramente, puesto que fueron a entregarse prisioneros en el Itata.

Ahí están el comandante señor Sanchez Lagomarsino i 120 hombres. Bolognesi, Moore i casi todos los jefes peruanos murieron.

No sé cuántos sean los prisioneros.

Por nuestra parte perdimos al distinguido jefe San Martin, comandante del 4.° de línea, el dia del combate.

Recojo detalles para comunicar."

LYNCH.
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(Recibido a las 2.40 P. M.)

Santiago, Junio 8 de 1880.

Señor Ministro de la Guerra.

De las dos lanchas torpedos que tenian los peruanos en Arica, una de ellas, la mejor, despues de ofrecerse entregar a los buques estranjeros, huyó hacia el Norte, siendo perseguida por el Cochrane y el Loa.

El Cochrane siguió hasta el rio Juan Diaz, volviendo a las 6. P. M. de ayer a Arica.

El Loa continuó la persecusion, llevándola frente a su costado por la línea de la costa.

Es de suponer que no escapó.

La otra lancha sirvió al comandante Sanchez Lagomarsino para salvarse del hundimiento del Manco i entregarse prisionero con la tripulacion de su buque.

Está en nuestro poder.

Segun el comandante del Tolten, las bajas del enemigo son 700 muertos, 100 heridos i 500 prisioneros, entre éstos 60 oficiales, contándose dos tenientes coroneles.

Las nuestras son 130 muertos i 230 heridos.

Me aseguran que cuando se trataba de designar entre el Buin, 3.°de línea i 4.° el rejimiento que debia formar la reserva, se empeñó una discusion entre los tres cuerpos sobre cuáles debian ser los preferidos para entrar en pelea.

Para no herir el patriótico anhelo de esos brillantes rejimientos, el Jeneral determinó que se rifaran, i la suerte favoreció al 3.° i el 4.°

V. S. ya conoce como correspondieron a la suerte.

LYNCH.
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(Despacho recibido de Iquique a las 3.20 P. M.)

Señor Ministro Amunátegui:

En Arica se ha encontrado el siguiente parte de Montero despues de la gloriosa batalla de Tacna.

"No piensen en resistir, que la ira de Dios ha caido sobre el Perú."

LYNCH.

Fuente: Ahumada Moreno, Pascual, Guerra del Pacífico: recopilación completa de todos los documentos oficiales, correspondencias y demás publicaciones referentes a la guerra que ha dado a luz la prensa de Chile, Perú y Bolivia, conteniendo documentos inéditos de importancia Tomo III, Imprenta i Lib. Americana de Federico T. Lathrop, Valparaiso, 1886, P. 174.

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