La batalla esta perdida, ya han muerto Ramirez!
Vivar, el abanderado del 2.° de linea y sus escoltas, muchos de los heridos han sido repasados y muchos de ellos quemados aun vivos. Esa es la zaña del enemigo cuyo salvajismo suelen ocultar!
Aquí se destaca un soldado que cubre esa retirada, cual francotirador protegido por una improvisada trinchera, se desabotona su chaqueta, seca el sudor de su frente, se encaja su kepi bien ajustado con el barbiquejo, se amarra la pañoleta para cubrir una herida; pero esta no le impide disparar con su comblain.
Habia sido enrolado en el sur para defender a su Patria, dejando a su anciano padre, a sus hermanos menores y a su amada esposa.
Dispara a lapsos y seguro de no errar para no desperdiciar los pocos tiros que le van quedando, sus camaradas de Batallon ya han ascendido a duras penas, otros han caido con un tiro en sus espaldas.
El esfuerzo de este tirador se hace muy dificil, los peruanos que ya dominan las alturas de este sector ya se acercan al trote.
Vuelve la vista y se encuentra a boca de jarro con dos cholos, abate a uno de un certero disparo, y con el otro entabla una dura lucha cuerpo a cuerpo, lo deguella con su "corvo" y se prepara para el tramo final.
Sabe que va a morir, piensa en su familia, en el verdor de su terruño, en su esposa encinta llorando por su lejania.
De repente siente un fuerte calor que casi le quema, sabe que le queda poco tiempo, ya no es capaz de replicar.
Traga sin encontrar saliva, recuesta su cuerpo como puede, y solo consigue caer de bruces y tumbarse; ya nada importa, su cabeza esta llena de escenas que se atropellan.
Siente que alguien lo toma y lo voltea, es el enemigo que intenta ver algo de vida en el, lo repasa con su bayoneta y en su agonia mira al cielo. Sus ojos buscan amparo y abraza la muerte...
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