Copiapó, agosto 14 de 1879.
Señor Ministro:
El Comandante de Armas de Caldera, con fecha de ayer, núm. 358, me dice lo siguiente:
El subdelegado de Taltal, con fecha 8 del actual, núm. 150 me dice:
Señor gobernador:
A la 1.30 P. M. del dia de ayer, llegó a este puerto el Huáscar i un cuarto de hora después mandó un oficial a tierra en clase de parlamentario. Este me espuso de parte de su jefe el señor Grau que no venia con propósitos hostiles hacia el pueblo, i que solo quería destruir las lanchas i botes que habian en la bahía; pero que si de tierra se oponía alguna resistencia entonces haria fuego a la población. Contesté al parlamentario que, no teniendo elementos con que oponerme a lo que el señor Grau deseaba hacer, destruyera las lanchas i botes, i que en caso de que intentara un desembarco lo impediría enérjicamente con la fuerza que tenia a mis órdenes.
A las 3.15 el parlamentario regresó al Huáscar i momentos después mandaron tres botes bien tripulados a tomar las anchas. Estaban en esta operación. i ya habian remolcado al costado del Huáscar unas lanchas cargadas con maderas, cuando a las cuatro se avista al norte un vapor como a distancia de diez millas, e inmediatamente el buque hizo señales a los botes para que regresaran a bordo, lo que hicieron a gran prisa abandonando las cinco lanchas que remolcaban. A. las 4.10 se reconoció que el vapor que venia del norte era el Blanco Encalada i al mismo tiempo se reconoció al trasporte Itata que lo acompañaba, el Huáscar se puso en movimiento con rumbo al sur.
A las 4.15 el Huáscar salia del puerto a toda fuerza de máquina i siempre con rumbo al sur.
El Blanco Encalada i el Itata siguieron el mismo rumbo en su persecución.
A las 5 se sintieron en este puerto tres cañonazos los que, según he sabido por varios individuos que subieron a la cumbre de los cerros que dominan el mar, fueron disparados por el Itata que habia logrado acercarse al Huáscar como cinco millas.
Como luego llegó la noche no se pudo ver si el Blanco Encalada estrechaba la distancia que lo separaba del Huáscar.
Tan pronto como el Huáscar entró al puerto hice tocar llamada i poner sobre las armas a la brigada cívica.
La oportuna presencia del Blanco Encalada evitó, pues, la destrucción de las lanchas i botes.
Lo espuesto, señor gobernador, es la relación fiel i detallada de los acontecimientos que tuvieron lugar ayer.
No terminaré este parte sin hacer presente a US. la conducta digna de todo elojio que este pueblo observó ayer en presencia del enemigo. En todos reinó el valor a la par que el entusiasmo.»
Lo trascribo a US. para su conocimiento.
Dios guarde a US.
Guillermo Matta.
Fuente: Boletín de la Guerra del Pacifico 1879-1881, Editorial Andrés Bello, Santiago, 1979, P. 315.
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