[Coronado por los laureles de las victorias navales, el presidente de Chile Aníbal Pinto, premunido de una gran tijera y sobre un piso, precisa hasta donde estima se anexará durante la campaña terrestre próxima a comenzar. Le observan los mandatarios Mariano Ignacio Prado del Perú, Hilarión Daza de Bolivia y Nicolás Avellaneda de Argentina. Ante los planes del chileno el primero le dice que no le quedará territorio alguno, pues Pinto comienza a cortar desde Lima hacia el sur. Por su parte el jefe boliviano reclama ante la intención de apropiarse también de Tacna y el argentino le advierte no hacer lo propio con su Patagonia, cuyo territorio aun mantenía en disputa con Chile]
(Continuación)
XI.
Así como Bolivia aprovechó de las dificultades del gobierno chileno con el del Plata para declararle la guerra, así también el gobierno arjentino ha tenido veleidad de aprovechar de la guerra entre Chile, Perú i Bolivia para apropiarse fácilmente los territorios codiciados de la Patagonia.
Estas disputas de territorio en la América meridional son mui singulares, i es cierto que las anexiones consideradas como pretestos de guerra en ese continente, prueban que el espíritu de conquista está mui inveterado en la naturaleza humana i en la constitución de las sociedades. Cuando no son ambiciones dinásticas, intereses comerciales, intereses estratégicos, el fanatismo relijioso, el opio, la trata de negros, la libertad de los esclavos, al precio del algodón, los que hacen nacer las luchas internacionales, son, en ese. emisferio occidental, cuestiones de territorio, es decir, sin exajeracion, todos los pretestos en tales paises, los menos fundados, los menos razonables, los menos útiles. Juzgúese sino.
El Brasil tiene cerca de 8.515,800 kilómetros cuadrados de superficie con 9.448,000 habitantes, o sea un habitante por kilómetro cuadrado. La República Arjentina tiene 1.330,000 kilómetros cuadrados con 1.730,000 habitantes, es decir una población de una densidad mas o menos anágola. Bolivia tiene en una superficie de 2.172,000 kilómetros cuadrados, cerca de 2.000,000 de habitantes.
¿Qué interés pueden tener esos países, con poblaciones tan poco densas, en acrecentar todavía sus posesiones? En efecto, la misma estension de esos inmensos dominios es la que constituye una de las principales dificultades, i esos paises serian mucho mas felices si pudieran reunir en un solo punto, en una provincia que tendría la centésima parte de la superficie total, sus habitantes tan esparcidos.
La cosa sucede, por otra parte, a lo menos parcialmente pues la América solo está habitada en ciertos puntos de la costa; en el interior, las ciudades, propiamente hablando, casi no existen; los nombres de los mas pequeños caseríos toman en nuestros mapas tanto lugar, que uno estaría tentado a darles una importancia que realmente no tienen.
Tal aldea, que tiene 100 o 200 habitantes, tiene en cambio un nombre de una estension formidable: «Nossa Senhora da Graca do Rio do Laó Francisco Xavier do Sul,» puerto de la costa americana del Atlántico con 96 casas i unos cuantos cientos de habitantes, que se afirma majestuosamente en los mapas con sus cuarenta i nueve letras, sea una letra por cada dos casas.
El interior de la América es conocido en parte, pero es seguro que quedan muchos comarcas en donde los esploradores podrian hacer espediciones igualmente curiosas, encontrando paises tan nuevos, mas nuevos quizá que ciertas comarcas del África Central. Nótese que los límites entre varios de esos Estados son conocidos jeográficamente, pero que, en realidad, la línea de demarcación jamas ha sido trazada en el suelo.
Así, ciertas partes de la frontera entre el Brasil i el Perú, fijadas por el meridiano del papa Alejandro, están hasta ahora ocultas en la sombra de las selvas vírjenes, i el que se abriera a fuerza de machetazos, su camino de Huánuco a las orillas del Purus, a través de las pampas del Sacramento, no podría decir cuándo deja el territorio peruano para entrar en el Imperio del Sur.
Los territorios disputados se encuentran jeneralmente en esas fronteras interiores, i si, en su conjunto, tienen por término medio un habitante por kilómetro cuadrado, es preciso tomar en cuenta que esa cifra relativamente poco elevada, solo se obtiene por el subido número de los habitantes de la costa, por la aglomeración de la población en los puertos. Pero en el interior, la densidad disminuye aun de una manera mui considerable.
Así por ejemplo la provincia de Mato Grosso, en el Brasil, tiene mas de 170,000 kilómetros cuadrados con 60,000 habitantes, es decir, un habitante por cada 30 kilómetros.
La Patagonia, territorio disputado desde hace muchos años por la República Arjentina i Chile, no es un pais habitado, es una rejion desnuda, árida, inhospitalaria, situada entre los 40 i 50 grados de latitud sur, es decir, en un clima que, teóricamente corresponde al clima del norte de España, de Francia i de Irlanda. Sin embargo, la influencia de las corrientes de los mares polares del sur la hacen fría i apenas habitable.
I esas rejiones, en las que al presente hai apenas dos o tres establecimientos de jente civilizada i algunas tribus nómades de desgraciados salvajes, han estado a punto de constituir un casus belli!
Preciso es reconocerlo, todos los indicios de esta complicación se manifestaban en estos últimos días. Los habitantes de Buenos Aires aclamaban con un entusiasmo de ocasión a los enviados del Perú i Bolivia, i con significativo arranque hacian una grita contra los plenipotenciarios chilenos. La Cámara de Diputados funcionaba en permanencia i en comités secretos debatiendo los medios de declarar la guerra a Chile.
Es probable que esta última complicación, si se ha producido, haya comprometido las probabilidades de éxito de este pais. Parece que los diplomáticos chilenos se encuentran a la altura de su tarea así como los demás miembros de la administración del Far West sud-americano; han salido bien en su misión pacífica; el statu quo se mantiene por diez años, i cuando el Senado arjentino haya estatuido en último lugar sobre esta convención, habrá a lo menos la seguridad de que esas comarcas no ofrecerán el desconsolador espectáculo de tres pueblos yéndose contra uno solo. No podia esperarse menos de la República Arjentina, que, en fin de cuentas, por sus habitantes, por su clima, por su posición jeográfica en faz de la Europa, está llamada, sin duda alguna, en las rejiones cisandínas al papel civilizador que corresponderá a Chile en los paises trasandinos del Pacífico.
Es conveniente agregar que una pequeña revolución estaba en vísperas de estallar en Buenos Aires, i estas dificultades íntimas han apaciguado el ardor bélico de los arjentinos. Tanto mejor para ellos. Hé ahí a los menos una revolución, la primera quizá, que los habrá sido útil.
Mas azadas, señores sud-americanos, i menos sables, mas rieles i menos cañones, mas diplomáticos i menos jenerales, pues los hombres son vuestra riqueza, vuestro porvenir i vuestro engrandecimiento.
Fuente: Boletín de la Guerra del Pacifico 1879-1881, Editorial Andrés Bello, Santiago, 1979, P. 390.
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