martes, 31 de marzo de 2020

El General en Jefe del ejército impone al Gobierno de las penurias sufridas por la expedición y sus trabajos hasta esta fecha


 [Fotografia de Erasmo Escala]

NUM. 859.

Ilo, Marzo 15 de 1880.

Señor Ministro de Guerra:

En mi oficio número 831 del presente participé a V. S. la salida de una división de las tres armas que debía operar sobre la plaza de Moquegua y puntos circunvecinos hasta donde fuera prudente llegar, hostilizando por todos los medios que estuvieran a su alcance a las fuerzas enemigas, ocupándose principalmente la caballería, en hacer frecuentes excursiones en el territorio en que están esas fuerzas para privarlas de recursos y mantenerlas en constante alarma.

Manifestaba a V. S. en esa misma nota, que por falta de medios de trasporte no había sido posible enviar con anterioridad esta división, y que tan pronto como estuvieron arregladas dos de las locomotivas que se encontraron en este puerto, se había determinado la salida de ella. La falta de agua era una de las más serias dificultades que había que vencer, pues el camino desde Ilo hasta el alto del Conde, que comprende 48 millas, se hace por la pampa y sin tener ninguna clase de recursos. Para atender a esta necesidad se habían ocupado las máquinas en el acarreo de agua, que se estaba depositando en la estación de los Estanques, a 18 millas de distancia de este puerto, y la provisión de agua en el Hospicio debía hacerse trayéndola desde el Conde, que dista de ese punto 13 millas. Adoptando este temperamento se conseguía subir en la máquina víveres, municiones, forraje y demás artículos necesarios para la división, y a su regreso traía el agua para dejarla en Hospicio. Además podía hacer los viajes que fuese preciso para la provisión de agua, mientras que de dicha estación a esta plaza solo se podía hacer un viaje al día.


La caballería que salió en la mañana del 12 del presente, bajó, según telegrama del señor General Baquedano, el 13 a la 1:30 P. M. al valle de Moquegua con 120 hombres de infantería del Regimiento Buin que estaba de guarnición en el Hospicio, y fueron llevados en el tren. Esta compañía se batió con una partida enemiga situada en Conde, la que se retiró después de una corta resistencia, habiendo sido heridos gravemente dos de nuestros soldados sin tener otra baja. El señor General me avisa que ha tomado posiciones convenientes, y que mientras no llegue la infantería y artillería no habrá movimiento ninguno, fuera de los reconocimientos que exijan la seguridad de sus fuerzas, y me agrega que por los datos recogidos parece que hay 3.000 infantes entre Moquegua y Torata.

Entretanto, la infantería que salió con la artillería el 12 a las 5 P. M. se detuvo en Estanques y siguió después a Hospicio, donde llegó después de una marcha bastante penosa a las 10 A. M. de ayer, y esperaba encontrar ahí el agua, que desde el Conde debía llevarle la máquina, que había subido el día anterior; pero, por desgracia este tren se desrrieló en el trayecto de Hospicio al Conde, y no se podía restablecer la comunicación hasta la tarde del día de ayer.

Por otra parte, no era posible mandar desde ese puerto otro tren llevándoles agua, porque en el viaje que juntas hacían ambas locomotoras al interior el día 13, se quebraron las dos tapas del cilindro de una de ellas, y solo pude regresar a Ilo de bajada. La compostura de esta locomotora no estará terminada antes de esta noche, a pesar que se trabaja en ella día y noche con la mayor actividad posible.

Este desgraciado accidente colocaba a esta división acampada en Hospicio en una situación muy crítica, pues estaba ávida de sed, y el envío que desde aquí se le hizo, empleando en ello todas las mulas que había, no podría llegar hasta el otro día. Dispuse entonces que en las mulas y caballos de la artillería fueran inmediatamente a buscar al Conde, el punto más próximo en que había agua, llevando todas las caramayolas de la tropa. Gracias a esta medida y al concurso que le prestó el señor General Baquedano, la división consiguió tener agua, aunque en poca cantidad, a media noche y servirle de algún auxilio en su angustiada situación.

La división no ha podido avanzar del Hospicio por ésta circunstancia, pues habría sido preciso abandonar la artillería por tener ocupadas las mulas y caballos en el acarreo del agua.

Con este motivo, la división ha tenido que pasar por fuertes sufrimientos, que han puesto en dura prueba su moralidad y disciplina, pues por la falta de agua se han enfermado 17 individuos, y, he tenido algunos ausentes de los que han ido en busca de agua. A más, en el camino la muerto el teniente Pedro Navarro del Regimiento Santiago de un ataque de insolación.

También habían principiado a desbandarse algunos soldados, viniéndose a Ilo en busca de agua, pero las enérgicas medidas adoptadas por el señor coronel Muñoz, jefe de la fuerza de infantería, han impedido que se produjera este mal en las filas de la tropa, y le he recomendado el estricto cumplimiento de las obligaciones que a este respecto le impone la Ordenanza.

Esta perturbación en el servicio de los trenes no permitirá tampoco la conveniente provisión de víveres y de forraje, pues ya no tenemos medios para remitir víveres, porque las mulas que había han salido con agua y no hay más aparejos o arneses para que el acarreo se haga a lomo de mula o en carros tirados por ellas.

He creído conveniente poner en conocimiento del Supremo Gobierno lo que ha ocurrido y que ha venido a entorpecer la marcha de las operaciones acordadas sobre la plaza de Moquegua, impidiendo a más el envío de otra división que salga en auxilio de la anterior para el caso que fuere preciso; pero espero que estas dificultades desaparecerán con el restablecimiento de la comunicación de los trenes.

Dios guarde a V. S.

(Firmado.) – ERASMO ESCALA.
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NUM. 880.

Ilo, Marzo 18 de 1880.

Señor Ministro de Guerra:

La 2ª División del ejército que de este puerto salió en la tarde del día 12 del presente para ocupar la plaza de Moquegua, llegó en la noche del 15 al alto del Conde a reunirse allí a la caballería que en ese punto la esperaba desde el día 13.

La tropa llegó algo cansada con la travesía del desierto, en que tuvo las dificultades de que he dado cuenta a V, S. en mi oficio número 859 de 15 del actual. Por esto es que para darle descanso y reunir a todos los que hubieron quedados enfermos o rezagados, se ha resuelto esperar hasta el día de mañana para dirigirse a Moquegua.

En estos días se ha ocupado la caballería en hacer reconocimientos en los alrededores del lugar en que nuestras fuerzas han establecido su campamento, acompañada de una o dos compañías de infantería. Las pequeñas partidas de fuerzas contrarias con que se han encontrado han opuesto muy débil resistencia, habiéndose retirado después de un ligero tiroteo a larga distancia.

Dios guarde a V. S.

(Firmado.)   ERASMO ESCALA.

Fuente: Ahumada Moreno, Pascual, Guerra del Pacífico: recopilación completa de todos los documentos oficiales, correspondencias y demás publicaciones referentes a la guerra que ha dado a luz la prensa de Chile, Perú y Bolivia, conteniendo documentos inéditos de importancia Tomo II, Imprenta i Lib. Americana de Federico T. Lathrop, Valparaiso, 1885, P. 1231.

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