lunes, 16 de marzo de 2020

El Jeneral Corral a los bolivianos.

 [Fotografia de retrato de Casimiro Corral]

¡Bolivianos, a la guerra!

En mi manifiesto de 26 de Febrero, sin invitaros a PROTESTAR contra la invasión chilena al territorio de Bolivia, os decía:

«Pero aun tengo fe en que la diplomacia ejercerá su civilizadora influencia, i que la acción de las cancillerías hermanas, disipará las negras nubes que ha acumulado Chile sobre el hermoso horizonte de Bolivia; aun tengo fe en que el Gobierno de Chile, volviendo sobre sus crédito i su honra, sabrá hacernos justicia i satisfará a Bolivia, recordando que en sus horas de tribulación supo acudir presurosa con el continjente de su apoyo moral i material.»


Entonces también os aconsejaba que esperásemos con paciencia, perseverancia i preparación; porque aun tenia la ilusión de que Chile respetase i obedeciese a la fuerza de la opinión ilustrada de todo el continente, para aceptar la mediación ofrecida tan bondadosamente por una de las cancillerías de las repúblicas hermanas.

Vana esperanza!

No solamente han ocupado las fuerzas invasoras hasta el paralelo del grado 23, sino que han avanzado hasta Calama i Chinchin, a cien millas de Cobija. No es la ocupación provisional de nuestro territorio, cuya propiedad ha sido reconocida i ratificada por el mismo Gobierno de Chile en tratados solemnes, para obligar a Bolivia a cumplir sus compromisos, sino que, usurpando la soberanía sobre dicho territorio, ha comenzado a ejercer actos de alta jurisdicción, i ha declarado que lo retiene a perpetuidad i con el título de reivindicación.

Ya no trata el Gobierno chileno del cumplimiento de un pacto internacional, sino de hacer ostentación del despojo lejitimado por la fuerza de sus cañones.

Ya no invoca ningún derecho, ni alega ninguna razón honorable: hace cínico alarde de la violencia, i se rie de nuestra imprevisión i buena fe.

Ya no hai que esperar nada de la acción pacífica de la diplomacia: i no le queda al Gobierno de Bolivia otro recurso que apelar al doloroso pero necesario estremo de la guerra.

El reto está lanzado. No hai otro remedio que recojer el guante i admitir el duelo, en nombre de nuestro honor ofendido i en defensa de nuestros derechos conculcados.

Aceptemos el reto por nosotros i por las jeneraciones venideras, jurando ante la patria no escasear, en todos tiempos i circunstancias, sacrificio alguno hasta conseguir no solamente la reivindicación de nuestros territorios usurpados, sino la completa satisfacción a los ultrajes que se han inferido a Bolivia.

¿Qué importa que nos haya sorprendido Chile con alevosía, i traicion, sin que dispongamos por hoi de los medios de hacer la guerra ofensiva? Tenéis suficiente patriotismo, vuestro valor es admirable i vuestra abnegación i heroísmo no reconocen límites. Saquemos recursos de nuestros grandes elementos de vida; depositemos todos al pié del altar de la patria la ofrenda de nuestras vidas, de nuestras haciendas i trabajo.

Sea maldito i excecrado el que permanezca indiferente o egoísta.

Piérdase todo, antes que el honor.

En situaciones como la nuestra, el que no está en defensa de la patria, es enemigo de ella.

A las armas, pues! Levantaos todos, i marchemos con entusiasmo i abnegación a cumplir nuestro deber.

Hoi no hai mas colores políticos que los que se ostentan en nuestro bello pabellón boliviano. Crimen seria, i crimen de lesa patria, pensar en intereses personales o de partido: hoi solo debe haber unión, concordia i fraternidad.

A las armas todos! Juremos hacer la guerra sin tregua ni descanso a nuestros ingratos i alevosos agresores, hasta conseguir el triunfo de la justicia, i hasta alcanzar la justicia de nuestros derechos.

Nuestro patriotismo está herido i no es posible contener el lenguaje de nuestra indignación.

Nos han ultrajado con la deslealtad i villanía del filibustero que menosprecia las mas triviales máximas del derecho de jentes.

Es porque nos han creído incapaces de abatir su necia altivez i su quijotesca vanidad.

Es porque se ha imajinado que en Bolivia se ha estinguido la raza de los héroes, que sin recursos ni elementos, lucharon 15 años por la independencia i libertad de la América.

Es porque nos suponen debilitados i desmoralizados por nuestras prolongadas i frecuentes disensiones domésticas.

Probemos, pues, al mundo que somos dignos de llamarnos bolivianos. Manifestemos a nuestros enemigos que somos capaces de todos esfuerzos i de todo sacrificio.

Poco importa que la deficiencia de nuestros medios de defensa, nos obligue a sostener una guerra larga i prolongada, que si fuese necesario la legaremos a nuestros hijos.

Poco importan los desiertos i las distancias que se opongan a nuestra inquebrantable resolución. Acordaos que los Incas llevaron sus huestes hasta los confines de Chile para sojuzgar a sus habitantes. Recordad también que los conquistadores españoles atravesaron el desierto para adueñarse de aquel pais. ¿Qué de menos tenemos nosotros? Cuando hai conciencia de la justicia que se defiende i la bondad de la causa por la que se combate, no hai obstáculos ni imposibles.

Levantaos todos, para que la historia consigne vuestros nombres en el número de los grandes héroes que supieron cumplir con los sacrosantos deberes para con Dios i la patria.

Nos han obligado a elevar el estandarte sangriento de la guerra: pues bien, guerra tendremos. Caigan las responsabilidades sobre el insidioso Gobierno que nos precisa a asumir la noble i digna actitud que corresponde a un pueblo libre e independiente.

No temáis, amigos, por las consecuencias. Dios proteje la buena causa: la justicia está de nuestra parte, i todos los corazones honrados de las naciones civilizadas fallarán a nuestro favor.

Confiemos en las simpatías de todos nuestros hermanos de la América. Ellos no nos abandonarán en la santa cruzada que vamos a emprender; porque la bandera que enarbolamos es la de la civilización contra la barbarie, del derecho contra la usurpación, de la justicia contra la violencia i de la propiedad contra el bandolerismo.

A las armas, pues!!!

Conozco vuestro denuedo i valor para defender la honra nacional vulnerada, i para sostener la integridad del territorio.

La patria nos exije hoi grandes sacrificios: hagámoslos, hasta vencer o morir!

Para tan santo fin me veréis entre vosotros como el uiltimo soldado en cualquiera parte en que sean necesarios mis servicios.

Vuestro compatriota i amigo.

CASIMIRO CORRAL.

Puno, 16 de Marzo de 1879.

Fuente: Ahumada Moreno, Pascual, Guerra del Pacífico: recopilación completa de todos los documentos oficiales, correspondencias y demás publicaciones referentes a la guerra que ha dado a luz la prensa de Chile, Perú y Bolivia, conteniendo documentos inéditos de importancia Tomo I, Imprenta del Progreso, Antigua Seccion de Obras i Encuadernacion del Mercurio, Valparaiso, 1884, P. 76.

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