Primera división.
Comandancia en jefe de la primera división.
Señor Jeneral:
Dándome cuenta el jefe de estado mayor de la división de mi mando de los hechos relativos a la brillante jornada de Chorrillos, en la cual correspondió a las fuerzas de mi mando una larga i tremenda tarea que supieron empezar i concluir con gloria, me dice lo que sigue:
«Como jefe de estado mayor de la división que está al mandó de US., me cabe la satisfacción de dar cuenta de los sucesos militares que tuvieron lugar en la memorable jornada del dia 13 del presente i que dieron por resultado el triunfo de nuestras armas sobre el ejército peruano en la batalla de Chorrillos.
«En cumplimiento de órdenes impartidas por el cuartel jeneral, US. dispuso que a las 5 P. M. del dia 12, la división que estaba acantonada en el valle de Lurin se pusiese en marcha, formando cuatro columnas paralelas: la primera compuesta de los rejimientos 2.° de línea i Colchagua que formaban la derecha; la segunda de los rejimientos Atacama i Talca; la tercera de los rejimientos 4.° de línea i Chacabuco;i la cuarta del rejimiento Coquimbo i batallón Melipilla, Las tres primeras seguían el camino de Lurin a Chorrillos por el alto, paralelas a la línea telegráfica i la cuarta el de la playa que conduce a la misma ciudad. Esta columna marchaba seguida de dos baterías de artillería de montaña i el parque, i éstas protejidas a su vez por el rejimiento de Artillería de Marina.
«Sin inconveniente alguno se marchó hasta las 12 de la noche, haciendo alto como a unos cinco quilómetros de los puntos que según instrucciones debían ser atacados al amanecer.
«A las tres i media se levantó nuevamente el campo i fija dos que fueron a cada columna los puntos que debían atacar i arreglada la forma en que debia hacerse, se marchó resueltamente a su ejecución en orden de batalla, llevando la línea de vanguardia cubierto su frente por sus respectivas guerrillas.
«Una densa niebla cubría los morros i solo pocos minutos antes de la 5 pudimos notar unos cohetes de señales. A las 5 A. M. sentimos que el enemigo rompía sus fuegos; nuestra división continuó impasible por algunos minutos hasta descubrir sus posiciones, trabándose en seguida un vivísimo fuego de fusilería contra sus trincheras, que la distancia de 300 a 400 metros que nos separaba de ellas i la claridad nos las ponían de manifiesto.
«De los tres morros sobre los cuales dirijimos el primer ataque, dos cedieron luego al vigoroso empuje de los rejimientos 4.° de línea i Chacabuco i parte del Atacama i Talca. El morro mas alto, atacado por parte de los dos últimos rejimientos i las trincheras que habian correspondido al 2.°de línea i Colchagua, se resistieron por mas de dos horas, estando allí apoyado el enemigo por algunas fuerzas que defendían las trincheras que tenian en la hacienda de San Juan i que habian sido designadas a otra división i que solo pudo entrar en combate un poco mas tarde que la primera.
«Tomados los primeros morros, los rejimientos 4.° de línea i Chacabuco i algunos grupos del Atacama i Talca continuaron atacando las trincheras que estaban a nuestra izquierda i el enemigo fué abandonado sucesivamente después de sangrientos combates en cada una de ellas. En un morro que llamaremos de «Las Canteras», se hizo una resistencia tan tenaz que ademas dé mucha tropa nuestra que quedó allí fuera de combate, tuvimos la desgracia de ver caer mortalmente herido al 2.° comandante del Chacabuco don Belisario Zañartu, que reunía justos títulos para que se le llamase el valiente entre los valientes. A esta lamentable pérdida se siguió la del primer jefe del mismo rejimiento, el bravo i entusiasta coronel señor don Domingo Toro Herrera, que fué igualmente herido.
«Nuestra tropa siguió avanzando hacia la izquierda hasta tomar una última i fuerte trinchera que habia al pié del gran morro Solar, de donde el enemigo continuó haciendo un vivísimo fuego de fusilería, ametralladoras i artilleria que tenia colocada en la cima de esa ventajosísima posición. Aqui nuestras fuerzas se limitaron a mantener los puntos conquistados, ya por el corto número a que estaba reducida, ya por el cansancio consiguiente después de haber recorrido desde que principió el combate no menos de cuatro quilómetros de terreno arenoso i sobremanera accidentado.
«Cuando se llegó a este último punto, se vio también al rejimiento Coquimbo i batallón Melipilla que, ausiliados por nuestra escuadra, entraban por la izquierda i ayudados por nuestras fuerzas tomaban posesión de varias trincheras que por ese flanco tenia el enemigo para defenderse del ataque que debia hacérsele por la playa.
«El enemigo acosado asi por su derecha i por el frente, concentró todas sus fuerzas a la casi inespugnable linea del morro Solar, haciéndonos desde allí bajas considerables que no podíamos evitar sin abandonar el terreno conquistado. A esta hora, que serian las 8 A. M., estaba ya puesta en derrota la derecha del enemigó i despues de organizados los rejimientos 2.° de línea i Talca con reducidas fuerzas, fueron en socorro de nuestra izquierda que estaba seriamente amenazada.
«Nuestra artillería de montaña, al mando del mayor Gana, tomó oportunamente por orden de US. desde el principio del combate las posiciones que estimó mas ventajosas i fué avanzando hasta colocarse en dos de los morros conquistados a nuestra izquierda. Alli establecida, sostuvo un nutrido i bien dirijido fuego sobre las posiciones que ocupaba el enemigo en el mismo morro Solar, manteniéndose a 1,800 metros mas o menos de la infantería enemiga.
«Varias veces se intentó el ataque de este morro, pero sin resultado, tanto por lo inaccesible de su frente i flanco, como porque el número de fuerzas de que hasta esa hora se podia disponer, era mui reducido. En estos difíciles momentos llegó el refuerzo mandado por US., compuesto de los rejimientos de la primera división que ya habia deshecho al enemigo en nuestra derecha, i de algunos otros cuerpos de las otras divisiones que vinieron en ausilio nuestro.
«Con estas fuerzas, convenientemente distribuidas, se procedió al ataque definitivo de sus últimas trincheras en el morro Solar, dando por resultado que a las 12 M. estuvieron completamente apagados los fuegos del enemigo, escepto en el pueblo de Chorrillos, donde el combate terminó a las 3 hs. P. M. porque las fuerzas enemigas, parapetadas en las casas, hicieron allí resistencia que, aunque tenaz fué inútil.
«El triunfo obtenido en este dia por nuestro valiente ejército ha sido tan completo como espléndido, i la primera división que tuvo que recorrer mas de cinco quilómetros conquistando a viva fuerza los fuertes i trincheras del enemigo, que combatió contra mas del doble número de fuerzas de las mas veteranas, tiene derecho, a mi juicio, a un lejítimo orgullo i a la satisfacción de haber contribuido poderosamente a la adquisición de tan brillante victoria.
«Dolorosas i enormes son las pérdidas sufridas por nuestra división, en jefes, oficiales i tropas, como podrá US. ver en las listas adjuntas, donde se nota que en jeneral cada cuerpo parece que se impuso el deber de dar mayor número de víctimas combatiendo por la gloriosa bandera de la patria; i apenas consuela un tanto los trofeos adquiridos, constantes en mas de cuarenta cañones de todos calibres i siete ametralladoras arrebatadas al enemigo con valor heroico en once fuertes i trincheras que él creía inespugnables porque no conocia el valor ni el empuje de los bravos hijos de Chile.
«No entro, señor comandante en jefe, a hacer recomendaciones especiales, porque tengo la convicción íntima de que todos i cada uno han llenado su deber aun mas allá de lo que debia esperarse, atestiguándolo las numerosas víctimas que se han sacrificado en aras de la patria. US., que tan acertadamente dirijió las fuerzas de su mando i que tan de cerca pudo verlo i obsérvalo todo, es el mejor testigo de este aserto, i estoi seguro que habrá quedado satisfecho de la conducta digna i levantada de todos i de cada uno de sus subalternos.»
Al trascribir a US. el precedente parte, me es mui grato espresar a US. con lejítimo orgullo, por el honor de las armas de Chile, que toda la división de mi mando en la memorable jornada de Chorrillos, cumplió con su deber mas allá de las exijencias militares.
Hubo un momento en que creí que no alcanzaría el aliento físico a mis fatigadas tropas para coronar la victoria trepando las empinadas cimas del morro Solar, después de haber tomado al asalto i a la bayoneta once trincheras sucesivas i nueve fortalezas artilladas, durante seis horas de combate; pero entonces tuve el placer de recibir el refuerzo que el señor jeneral en jefe se sirvió mandar en mi apoyo, bajo las órdenes del señor comandante del cuerpo de reserva, teniente coronel señor Arístides Martínez, el cual supo llenar su deber a la altura de los demás jefes de mi división.
En el brillante comportamiento de los señores jefes i oficiales i de las tropas de la división de mi mando, se hace difícil hacer mención especial de algunos de ellos; sin embargo, creo llenar un sagrado deber de justicia recomendando a la benevolencia de US. i a la estimación del pais al valiente coronel don Gregorio Urrutia, jefe de estado mayor de la división, i a los distinguidos oficiales de su inmediata dependencia: a los señores coroneles jefes de brigada, don Domingo Amunátegui i don Juan Martínez, i a los comandantes de los rejimientos 2.° de línea i 4.° de linea, Artillería de Marina, Chacabuco, Talca i Atacama, a los cuales correspondió la parte mas difícil del combate: i por fin el comandante de la brigada de artillería de montaña.
De la misma manera recomiendo a la benevolencia de US.a mis alentados ayudantes, teniente coronel don Roberto Souper, que fué gravemente herido; sarjento mayor don J. N. Rojas; sarjento mayor graduado don Agustín Fraga; capitán de corbeta don Javier Barahona, capitán don Elias Yañez i teniente 1.° señor Silva Palma, quien durante el combate me prestó importantes servicios para comunicarme con la escuadra.
Las bajas de la división de mi mando han sido sensibles i considerables: noventa i dos jefes i oficiales i mil ochocientos cuarenta i tres individuos de tropa, quedaron fuera de combate entre muertos i heridos.
El resultado jeneral de la jornada ha sido glorioso.
En poder de mis fuerzas quedaron cuarenta i dos cañones de distintos calibres, i siete ametralladoras.
Adjunto a US. la listas nominales de muertos i heridos.
Dios guarde a US.
P. LYNCH.
Al señor Jeneral jefe del estado mayor jeneral.
Fuente: Boletín de la Guerra del Pacifico 1879-1881, Editorial Andrés Bello, Santiago, 1979, P. 996.
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