viernes, 2 de julio de 2021

Parte oficial de Lisandro Orrego sobre la Batalla del Alto de la Alianza

 [Fotografia de Lisandro Orrego]
 
PARTE DEL COMANDANTE DEL SANTIAGO. 
 
Tacna, mayo 31 de 1880. 
 
En cumplimiento de mí deber paso a dar cuenta a US. de todo lo concerniente a la parte que el rejimiento Santiago ha tomado en la batalla del Alto de Tacna, el 26 del presente. 
 
Desde luego me es grato hacer presente a US. que el orden en las marchas, desde Sama hasta el campo de la acción, ha sido en nuestro cuerpo digna de elojio: no hemos tenido un solo rezagado, lo que atendidas las condiciones del terreno en que marchábamos, es un hecho que dice mucho respecto a la moralidad i disciplina del rejimiento que lleva en el ejército el nombre de la capital de Chile. 
 
Como a las seis de la mañana del 26, se avistaron las avanzadas enemigas i seguimos adelante hasta las nueve, hora en que desplegamos las dos compañías guerrilleras a quinientos metros a vanguardia. El enemigo empezó a cañonearnos en ese momento, sin hacernos ninguna baja; i continuamos avanzando bajo sus fuegos, hasta la distancia de ochocientos metros en que rompieron sobre nosotros sus fuegos de fusilería; i no contestamos hasta que llegamos a cuatrocientos metros de los contrarios. 
 
Es ese momento nuestras guerrillas se replegaron del resto del rejimiento; i éste siguió avanzando constantemente a paso de ataque sobre el enemigo que se reforzaba cada vez mas, i que no tardó en hacer grandes claros en nuestras filas. El teniente coronel León cayó de los primeros, herido en ambos brazos i le sucedió en el mando el mayor Silva Arriagada, que con gran denuedo recorría la linea, i que recibió cuatro balazos, quedando fuera de combate i muriendo pocas horas despues. 
 
Mi deber me llamaba a sucederle en el mando del rejimiento, que lo tomé en el acto i en momentos en que US. mismo era herido, cuando, en su carácter de jefe de división, acudia a animar con su presencia a nuestros valerosos soldados. 
 
En esos mismos instantes, nuestras municiones se agotaban, i algunos de los míos apagaban sus fuegos por esta causa. En tan angustiadas circunstancias, i teniendo al frente a un enemigo que se reforzaba mas i mas, hasta llamar a sus filas a toda su reserva, acudió en apoyo nuestro el batallón Chacabuco. Reforzados así continuamos nuestra marcha en avance hasta tomar en la parte que nos correspondía, el terreno en que se batía i parapetaba el enemigo. Estrechado de cerca no tardó éste en huir, i dos horas despues de empezado el combate, la mas espléndida de las victorias coronaba el valor de nuestros soldados; pues es necesario hacer constar que nos batíamos a pecho descubierto, con escasas municiones i después de una penosa marcha contra un enemigo que había elejído el terreno, que dominaba las alturas i que se ocultaba en zanjas, fosos i trincheras hechas exprofeso. 
 
De ochocientos setenta i un individuos de tropa que entraron en combate, hemos tenido trescientas sesenta i cuatro bajas entre heridos, muertos i contusos; i de cuarenta i tres oficiales ha habido cinco muertos i catorce heridos. 
 
Acompaño a US. la lista de oficiales e individuos de tropa que hemos tenido de baja en la memorable jornada del 26. 
 
Cara se ha comprado la victoria, como US. lo verá; pero es grande i honroso morir por la patria. 
 
Al terminar debo decir a US. que el valor de todos, oficiales i soldados, no ha podido ser mejor; todos se disputaban la primera línea i el honor de batir de mas cerca al enemigo; i aquí es el caso de decir también a US. que el comandante accidental del primer batallón lo fué el capitán ayudante don Abelardo Urenllo, quien estuvo en su puesto durante toda la batalla portándose bizarramente. 
 
Es cuanto tengo que decir a US. en honor a la verdad i al cumplimiento de mi deber. 
 
Dios guardo a US. 
 
LlSANDRO ORREGO. 
 
Al señor comandante en jefe de la 2.ª división.

Fuente: Boletín de la Guerra del Pacifico 1879-1881, Editorial Andrés Bello, Santiago, 1979, P. 688.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario