martes, 20 de julio de 2021

Don Rafael Sotomayor (Editorial de La Patria del dia 24 de mayo de 1880)

 [Fotografia de Rafael Sotomayor]
 
El país ha perdido en territorio enemigo, casi en el campo mismo de batalla, al alto dignatario que ha representado, durante cerca de un año, al frente de las fuerzas militares del Estado, la autoridad del presidente de la república. 
 
Con don Rafael Sotomayor no desaparece solamente de la escena pública uno de los mas caracterizados miembros de la administración. El antagonismo en que este diario se encontró jeneralmente con sus actos como ministro de Hacienda i como director de las operaciones del ejército i la escuadra de Chile no nos impidió jamas reconocer i declarar que dentro del pecho del hombre que acaba de ser sorprendido por la muerte en el triste villorrio de Yaras, palpitaba un corazón varonil, patriota i de rara tenacidad i tenian su asiento las mas delicadas prendas de carácter. 
 
En su ánimo tranquilo i leal no encontraban cabida mezquinas pasiones ni miserable rencor. La idea del deber i la abnegación propia del antiguo servidor del Estado guiaban invariablemente su conducta i se revelaban en sus actos. Ni las contrariedades ni las amarguras tenian fuerza suficiente para hacerle abandonar el puesto que se le asignaba i en donde comprendía que su permanencia era exijida por el interés público i por la voluntad de sus colegas i superiores. 
 
Hai algo de mui trájico i mui conmovedor en la catástrofe que ha arrebatado al señor Sotomayor al país i a sus deudos en la víspera de la gran batalla que va a decidir en postrera instancia entre Chile i sus vecinos i émulos. Porque, sea cual fuere el juicio que cada uno ha formado de, la influencia que el difunto ministro ejerció en el desarrollo de la doble campaña emprendida por nuestras fuerzas en Tarapacá, Moquegua i Tacna, es indudable que el nombre i la carrera política del señor Sotomayor se hallaban estrechamente vinculados al éxito de nuestras armas i que en torno del primero iba a brillar en pocos dias mas, la aureola de gloria i deslumbrante resplandor que envolverá, sin duda, las banderas de Chile. 
 
Caprichoso i cruel ha sido el destino que ha hecho caer al animoso i constante luchador en los umbrales de tan hermoso triunfo i de tan grandioso acontecimiento. 
 
La Patria se inclina con respeto ante la memoria del funcionario i del hombre víctima de esa lastimosa catástrofe i se asocia sinceramente al duelo de los deudos, los amigos i la opinión pública.
 
Fuente: Boletín de la Guerra del Pacifico 1879-1881, Editorial Andrés Bello, Santiago, 1979, P. 647.
 

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