miércoles, 7 de julio de 2021

Articulo del Editorial de El Ferrocarril sobre la Batalla de Tacna

 [Fotografia de las defensas de Perú y Bolivia para la Batalla de Tacna]
 
El tricolor victorioso flamea ya en las alturas de Tacna. 
 
El gran ejército enemigo, la flor de las fuerzas militares de la alianza, ha sucumbido al empuje irresistible de nuestras lejiones siempre vencedoras. 
 
Gloria i honor a los valientes que han escrito con su sangre jenerosa nueva pajina de inmortalidad en nuestros grandiosos fastos nacionales. 
 
Siete horas de titánico combate ha hecho caer en nuestro poder las inespugnables posiciones i la orgullosa ciudad enemiga que desde hacia quince meses desafiaba jactanciosa a nuestro aguerrido ejército espedicionario. 
 
El 27 de mayo de 1880 se ha inscrito ya con caracteres lejendarios en la inmortal epopeya iniciada con el sacrificio heroico de Iquique. 
 
Los restos dispersos de las huestes de la alianza, huyendo en todas direcciones, buscan salvación en Pachia o refugio desesperado en Arica.
 
Las proesas memorables de Dolores, Pisagua i los Anjeles, se han renovado una vez mas con el mismo espléndido i asombroso éxito. 
 
Los enemigos atrincherados en cordones de cerros casi inaccesibles, han tenido que abandonar una en pos de otras las mas ventajosas posiciones. Dominado nuestro campo por sus cañones i sin senderos para escalar las cimas, todo lo ha vencido el arrojo temerario i sin rival de nuestros jefes i soldados. 
 
La gran batalla del 27 de mayo ha sido una serie no interrumpida de asaltos jigantescos a trincheras en alturas escarpadas i cortadas a pico. Nuestros soldados, suspendidos sobre el abismo i blanco de los disparos enemigos, han tenido que escalar paso a paso i casi sin apoyo las sinuosidades de esas masas de granito i de arena movediza, ingratas i rebeldes a su planta en medio de la metralla lanzada a mansalva sobre sus cabezas i estallando por todas partes a su alrededor. 
 
Protejido el enemigo por cerros escalonados a su espalda, ha podido renovar varías veces con las mismas ventajas su ofensiva. Desalojados de las primeras posiciones, habia que luchar con los mismos obstáculos ya vencidos para proseguir el éxito i llegar a la victoria definitiva. 
 
¡Qué mando de titánicos esfuerzos, de arrojo indomable i de heroica perseveransia no han necesitado desplegar nuestras lejiones para coronar sucesivamente aquellas alturas i hacer tremolar en ellas el glorioso tricolor en donde se os tentaban ufanas las banderas entrelazadas de la alianza! 
 
El soldado chileno, como el cóndor audaz que simboliza las aspiraciones grandiosas del jénio nacional, se ha ostentado en las cumbres inaccesibes de Quebrada Honda, a despecho de los obstáculos de la naturaleza i del fuego i metralla de los enemigos. 
 
Contempladlo escalando intrépido las cumbres, afirmando su planta en los cadáveres de los héroes que sucumben a mitad de la jornada, desafiando airado e irresistible los peligros, desdeñando la muerte i cruzándose cuerpo a cuerpo con los que habian llegado a imajinar que era posible resistir al empuje de esa avalancha humana, que tiene al cóndor como emblema i por miraje al tricolor en cuyos pliegues destella la refuljente estrella nacional. 
 
Miradlo en esos momentos sublimes de supremo esfuerzo, hacer de su pecho antemural contra el plomo enemigo i trazar con su sangre vertida a torrentes la ruta gloriosa reservada al heroismo de los mas felices que llegarán a la cumbre i lanzarán entre el humo i el fragor del combate, ese lejendario ¡Viva Chile! patriótico i celeste canto que murmuran con el postrimer aliento los labios de los que sucumben i con que atruena el espacio, el mar i las montañas el entusiasmo frenéjico de los vencedores. 
 
Honor, mil veces honor i gloria, a los que han sucumbido heroicamente en aras del mas bello, mas noble i mas sacrosanto de los sacrificios por la patria. 
 
Chile agradecido inscribe sus nombres en el libro de oro de sus recuerdos i los trasmite a la admiración, al respeto i a la glorificación del porvenir, como los jenios tutelares de su honra i de sus prósperos destinos. 
 
La espada de nuestros valientes transforma el territorio que pisa su planta victoriosa en otros tantos jigantescos pedestales de su gloría Pisagua, Dolores, Anjeles, Quebrada Honda i Tacna, son ya otros tantos puntos luminosos de la historia patria, nuevos i eternos testimonios del arrojo sin rival i de la abnegación sublime que ha hecho revivir las mas brillantes tradiciones de nuestras glorias militares. 
 
El patriota eminente, el gran ciudadano, a quien no fué dado siquiera presenciar la victoria preparada por sus esfuerzos, ha tenido al menos el espléndido homenaje del cántico de triunfo entonado por el ejército vencedor de Tacna. Su nombre ligado eternamente al esplendoroso triunfo que acaba de alcanzarse, figurará en primera línea entre las gloriosas víctimas que acaban de sellar con su muerte el cruento i brillante sacrificio. 
 
Coronas inmortales orlarán la frente del ilustre jeneral Baquedano i demás denodados defensores de la patria en la jornada para siempre memorable del 27 de mayo último. Las lágrimas del agradecimiento, noble tributo del corazón de nn pueblo, se mezclarán también a los cánticos de victoria, para honrar eternamente a los que sucumbieron en la lid. 
 
La gran victoria de Tacna, precursora de la de Arica, ha venido a derribar el último baluarte que alentaba las esperanzas de la alianza. A la pérdida del poder naval se agrega ya el aniquilamiento de su poder terrestre. La estrella victoriosa de Chile se ostenta sin rival en este lado del Pacífico.
 
Fuente: Boletín de la Guerra del Pacifico 1879-1881, Editorial Andrés Bello, Santiago, 1979, P. 661.
 

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