[Fotografia de Adolfo Holley]
Tacna, mayo 29 de 1880.
Señor coronel:
En cumplimiento de mi deber doi cuenta a US. de la parte que le cupo en la batalla del 26 al rejimiento Esmeralda que tuve el honor de mandar.
A las 11 hs. 14 ms. A. M. llegábamos a la colina arenosa que ocupaba el enemigo i que en aquel momento parecía enteramente abandonada; así lo juzgamos por la noticia que nos trasmitió el capitán Flores de artillería, quien nos dijo que el enemigo se había corrido sobre su derecha i que no teníamos con quien combatir en aquel punto. Un momento después sufríamos una lluvia de plomo que nos dirijia el enemigo parapetado en tres líneas de fosos sucesivas.
El Valparaiso i primer batallón del rejimiento Esmeralda fueron los primeros que sufrieron el fuego, causándonos de ochenta a cien bajas la primera descarga. Nuestros soldados se abalanzaron sin titubear, i antes de cinco minutos la primera trinchera era tomada dejando sus focos cubiertos de cadáveres. La segunda i tercera trinchera opusieron una resistencia mas tenaz; los cuerpos de nuestra derecha Navales, 2.° Esmeralda i Chillan, haciendo un cuarto de conversión sobre su izquierda, entraron bizarramente al fuego i atacamos juntos las posiciones enemigas.
La segunda posición fué igualmente tomada después de una seria resistencia, costándonos muchas bajas i mas de una hora de tiempo. En aquel momento era lo mas serio del ataque, habia necesidad absoluta de tomar la tercera posición; todos así lo comprendimos i acto continuo emprendimos él ataque.
En aquel momento supremo los soldados pedían a gritos municiones, lo que se participó a US. que, como sabe, nuestros soldados habian entrado al fuego solo con cien tiros por hombre; traté entonces de reunir la tropa i atacar la posición a la bayoneta, pero era imposible hacerse oir con el ruido atronador que ahí reinaba: nos batíamos a cuarenta metros de distancia. Busqué entonces un corneta llamándolo a gritos por todas partes, porque el mió habia caído; tampoco lo encontré. En estas circunstancias se me presentó el ayudante de US. capitán don Patricio Larrain que, con un valor impertérrito conducía dos cajones de municiones. Aquel refuerzo era tan insignificante que no alcanzaba a un tiro por hombre.
Nuestra tropa comenzó entonces a batirse en retirada i retrogradó unos cien metros, en cuyo punto habia una ondulación de terreno en la que principió a rehacerse. En ella se encontraba el rejimiento de Granaderos a caballo; me dirijí a su jefe diciéndole: nuestra tropa no tiene municiones, carga tú i todo está concluido; este jefe se corrió un poco a la derecha con su cuerpo i mandó cargar. Desgraciadamente su tropa tomó a algunos de los nuestros por enemigos; pero la carga fué tan oportuna que tras de ella nos rehicimos, i vueltos nuevamente al fuego, su presencia i la de la Artillería de Marina, que llegaba en aquel momento, hicieron declararse al enemigo en completa derrota.
La oficialidad de este rejimiento se ha hecho por su valor digna del mas alto elojio; de ella tenemos que lamentar la pérdida] del teniente don Aníbal Guerrero i del subteniente don José Santos 2.° Montalva, i el que hayan salido heridos el sarjento mayor don Enrique Coke, capitán don Juan Rafael Ovalle, teniente don Arístides Pinto, subteniente don Juan de Dios Santiagos, don Luis Ureta, don Tulio Padilia, don Jerman Balbontin, don Mateo Bravo Rivera, i contusos el teniente don José Antonio Echavarría i los subtenientes don Arturo Echavarría i don Joaquín Contreras.
Entre los individuos de tropa cuya comportacion ha sido igualmente brillante, han muerto sesenta i seis i han sido heridos ciento sesenta, lo que hace un total de 226 entre muertos i heridos.
A pesar del valor incontrastable de todos los oficiales del rejimiento, recomiendo particularmente a US. al capitán don Elias Casas Cordero i subteniente don Juan de Dios Santiagos. Adjunto al presente parte encontrará US. la relación nominal de los muertos i heridos en la batalla, remitiendo asimismo a su disposición un estandarte quitado al enemigo.
Dios guarde a US.
A. Holley.
Al señor comandante en jefe de la 1.ª división.
Fuente: Boletín de la Guerra del Pacifico 1879-1881, Editorial Andrés Bello, Santiago, 1979, P. 685.
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