Arica, Junio 14 de 1879.
Señor comandante don Carlos Condell:
Sin esperar el parte estenso que Vd. promete dar a su gobierno, sobre el combate naval del 21 del mes último, me veo hoi en la imprescindible necesidad de romper el silencio en que debo permanecer, mientras se esclarecen oficialmente los hechos, para desmentir con toda la enerjía del patriotismo indignado, el telegrama que sobre aquel acontecimiento hace Vd. con fecha 26 de Mayo al Ministro de la Guerra de su nación.
Bien se comprende que los desvarios que produce un entusiasmo irreflexivo, se adulteren apasionadamente los hechos en que los hombres vulgares toman parte, con el fin de atraer sobre sí, no la gratísima admiración de la jente sensata, sino los atronadores aplausos de las muchedumbres inconscientes.
Pero que tratándose de una imponente "acción de armas," en la que dos naciones se disputan igualmente la gloria de un honroso triunfo, se recurra a la calumnia i a la difamación, para ponderar inútilmente los hechos, i negar a la desgraciada casualidad, los resultados mas o menos favorables que le cupo en suerte obtener a uno de los contendientes; a la verdad que tal proceder de parte del marino que montaba el puente del Covadonga en el leal combate de Molle, está mui distante por cierto de hacer honor al afortunado teniente de un pais que pretende ser culto.
Sepa, pues, el comandante Condell, para quien la noble conducta del comandante del Huáscar al hablar de sus desgraciados contendientes de la Esmeralda no han sido bastante para abogar su voz en el momento mismo que lanzaba la difamación contra el leal enemigo que hasta el fin cumplía con su deber, que antes que rendirse arriando el glorioso estandarte de su patria, habría sepultado su espada en el pecho del que olvidando sin duda que el decoro de una nación se mide en circunstancias dadas por la dignidad i temple de alma de sus hijos, solo pensó al dar su parte oficial, en conquistarse una fama cuyo vuelo dejado a las alas de la casualidad, ya que no a la de una merecida i verdadera victoria, habría cubierto sencillamente su nombre de un mérito poco común.
Preciso se hace analizar el parte para que se conozca la verdad de las cosas, i quede por sí solo desmentido el señor Condell.
¿Es admisible que a 200 i mas metros de distancia, en un mar ajitado por sus violentas oscilaciones, el ronco estampido de los cañones i de las ametralladoras i el incontenible bullicio de los combatientes naturalmente excitados por la desesperada lucha, se perciban las palabras que de uno a otro buque pudieran dirijirse? Evidentemente que no: sin embargo Vd. lo asegura así en su parte, equivocando deliberadamente la persona del que suscribe a quien sin duda no podia Vd. distinguir por hallarme en la batería reconociendo la máquina en los momentos de hundirse la Independencia, con el alférez de fragata Carlos Bondy, que al pasar por el puente del buque a cumplir las últimas órdenes mias, contestó a los descompasados e incomprensibles gritos que el viento llevaba del Covadonga, con palabras llenas de patriótica enerjía; cuyo eco llegó quizás a la cubierta del buque ensangrentado por las balas de los que aún en medio del naufrajio mantenían incólume el honor de su bandera.
No es menos falso también lo que Vd. dice respecto de la aproximacion del Huáscar al lugar del siniestro; pues este buque se avistó dos horas después, ya cuando estaba la tripulación de la fragata en tierra firme. Pudiera suceder sí que el justo temor que Vd. abrigase con tan negra perspectiva, unido al pánico que en la Covadonga se difundiese a la vista de las averias sufridas o a la duda que sobre la pérdida total de la Independencia tuviesen Vd. i los suyos, le hiciesen padecer una ilusión óptica en esos momentos de despavorida fuga.
Reasumiendo pues todo lo espuesto, es falso i calumniosamente falso, que Vd. se hubiese entendido conmigo en el combate i después del combate; que huyó del campo a la aproximacion del Huáscar, el cual como consta de documentos fehacientes, se avistó dos horas después de haberse marchado Vd. i que ya que una fatal casualidad favoreció su salvación i la de su buque, ha debido Vd. ser mas mesurado en su parte oficial i respetar el valor i el patriotismo de los que siempre jenerosos aún con los enemigos desleales, le habrían hecho a Vd. justicia si la suerte no les hubiese sido adversa en medio de su indisputable victoria.
Finalmente, señor Condell, la guerra a que ha sido injustificablemente provocado mi pais i su noble aliada la República de Bolivia, quizá se prolongue por un tiempo indeterminado; en cuyo caso, no es dudoso que el desgraciado comandaute de la Independencia tenga oportunidad, cualquiera que sea su condicion, de probar a Vd. i a Chile todo de cuanto es capaz el que nunca faltó a sus deberes ni como caballero ni como patriota.
De Vd. atento i S. S.
JUAN G. MOORE.
Fuente: Ahumada Moreno, Pascual, Guerra del Pacífico: recopilación
completa de todos los documentos oficiales, correspondencias y demás
publicaciones referentes a la guerra que ha dado a luz la prensa de
Chile, Perú y Bolivia, conteniendo documentos inéditos de importancia
Tomo I, Imprenta del Progreso, Antigua Seccion de Obras i Encuadernacion
del Mercurio, Valparaiso, 1884, P. 306.
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