miércoles, 31 de marzo de 2021

Parte oficial de Francisco J. Fierro sobre la Batalla de Miraflores

 [Fotografia de Francisco J. Fierro]
 
Batallón cívico de Artillería Naval. 
 
Lima, enero 19 de 1881. 
 
Señor coronel: 
 
Tengo el honor de dar cuenta a US. de la parte que tomó el espresado en la batalla que tuvo lugar el dia 15 del presente a inmediaciones del pueblo de Miraflores. 
 
Poco antes de las diez de la mañana de ese dia, i hallándome acampado desde la noche anterior cerca de Barranco, recibí orden de US. de mandar tres compañías a las órdenes del estado mayor de la división; dichas compañías marcharon a las órdenes del sarjento mayor del cuerpo. Pero habiendo recibido nueva orden de completar 500 hombres, marché con otra compañía para tomar el mando de todas, dejando en el campamento las otras dos a cargo del capitán mas antiguo. 
 
Reunido a las compañías que tenia el sarjento mayor, hice formar su colocación numérica a la que yo conducía, quedando como las demás en batalla i oculte detras de una tapia al frente i como a 400 metros del enemigo i paralelamente a él. Este se hallaba igualmente establecido i tenia una estensa linea de aspilleras en las tapias en que se parapetaba, que permitía ocultarse a nuestra vista. 
 
Unos i otros nos observamos sin disparar un solo tiro hasta cerca de las dos i media de la tarde, hora en que de improviso rompió un nutrido fuego de fusilería sobre nuestra línea, el que contesté inmediatamente; mas, viendo la inutilidad del fuego lo hice cesar; continuándolo poco despues porque el enemigo se mostraba con mayor confianza i allegaba a nuestro frente numerosas tropas. 
 
Haría como media hora que sosteníamos, el fuego i observando US. que el enemigo se corría a su izquierda como para flanquear nuestra derecha, que era también la de la división, US. me ordenó entonces atacar de frente, lo que ejecuto todo el batallón, pues se habian reunido las dos compañías al iniciarse el fuego; i con el mayor entusiasmo i arrojo cargó sobre el enemigo i lo desalojó de las múltiples posiciones que pretendió tomar i hasta del último de sus reductos, cooperando asi a su completa derrota. 
 
Tal ha sido, señor coronel, la conducta de este batallón en la parte que le cupo en el combate que abrió las puertas de esta capital a las huestes chilenas. 
 
Segun la relación adjunta, US. verá las bajas por demás sensibles que ha tenido el batallón, pues cuenta con tres oficiales muertos i 9 heridos; i de tropa 62 muertos i 226 heridos, o sea un total de 12 oficiales i 288 individuos de tropa. 
 
Por fin, señor coronel, tengo la satisfacción de esponer a US. que todos en jeneral, oficiales i soldados, han cumplido bien con su deber: los primeros, dirijiendo a los segundos en los momentos mas difíciles, pues US. i el ejército todos conocen la superioridad numérica del enemigo que nos tocó batir i sus formidables i escojidas posiciones: los segundos, la tropa, obedeciendo i dando pruebas como aquéllos de valor i abnegación. 
 
Los que han perecido o derramado su sangre merecen en justicia especial recomendación; en cuanto a los primeros, tienen ya derecho a un puesto distinguido en la historia de esta guerra i a la gratitud del pais. El joven subteniente don Ramón Lara, muriendo con su pié puesto sobre el ultimo parapeto enemigo cuando ya la victoria era nuestra; el teniente don Manuel A. Guerrero, cayendo mortalmente herido al frente de sus soldados i esclamando ¡adelante!; el subteniente abanderado don Carlos A. López, cayendo al pié de su bandera, después de haber solicitado para él ese puesto de peligro, son, señor coronel, tres figuras eminentes, tres dobles víctimas que abonarán siempre el nombre i crédito del batallón, i cuya memoria será imperecedera entre sus compañeros. 
 
Siete veces vaciló i aun cayó la bandera del batallón: fueron otros tantos brazos, otros tantos hombres que, heridos o muertos, caian vivando a Chile. Esta circunstancia me hizo enviar a retaguardia la bandera, la que recibió 8 balazos. Los capitanes don Pedro A. Dueñas i don Roberto Simpson, heridos en lo mas recio del ataque, merecen también una especial recomendación. 
 
Es igualmente acreedor a una recomendación en este parte el sarjento mayor don Loredano Fuenzalida, por la serenidad i valor que manifestó en el combate. 
 
También lo es el ayudante de US. don Manuel Ortiz, quien se incorporó i peleó en las filas del batallón por encontrarse a pié al principio de la acción; haciéndose digno de esta recomendación tanto por su conducta militar, cuanto por los servicios que como cirujano prestó en el mismo campo de batalla. 
 
Es, cuanto tengo qne esponer a US. sobre el particular. 
 
Dios guarde a US. 
 
FRANCISCO J. FIERRO. 
 
Al señor Jefe de la 1.ª brigada de la 3.ª división.
 
Fuente: Boletín de la Guerra del Pacifico 1879-1881, Editorial Andrés Bello, Santiago, 1979, P. 1017.
 

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