martes, 9 de marzo de 2021

"Meeting universitario contra Chile", del Nacional de Lima del 16 de Marzo de 1879

 [Fotografia de la Real Convictorio de San Carlos de Lima, donde se celebro el meeting]
 
Desde que amaneció el dia, el entusiasmo despertado por los que habian convocado a un meeting altamente patriótico, se dejó sentir en todos los círculos sociales, i la parte mas selecta de la juventud limeña se preparaba a tomar parte en la deliberación de la universidad.
 
En todas partes no se hablaba de otra cosa que del acto que iba a verificarse, i a las doce del dia, con una puntúalidad digna de todo elojio, una inmensa multitud de jóvenes comenzó a llegar a los claustros del convictorio.
 
Imposible era que no dejase de manifestarse digna i grande la juventud de la universidad.
 
A la una del dia era imponente el aspecto que presentaban los corredores, altos i bajos del convictorio.
 
Grupos de veinte i mas los recorrían impacientes esperando el momento de manifestar el entusiasmo por la noble causa a que querían prestar el continjente de sus fuerzas.
 
Las discusiones particulares se verificaban por todos los ángulos del colejio i en ellas predominaban las manifestaciones mas espontáneas a favor de la justicia i la libertad.
 
Allí se repetían las palabras de nuestros padres; allí se decía como en la gran asamblea donde se discutió la unidad americana: formemos una sola familia, démonos pruebas de confianza, de ínteres i de verdadera amistad.
 
Formemos un cuerpo de derecho; en él la injuria, hecha a un Estado se entienda causada a los demás, como en una sociedad arreglada lo que se comete contra un individuo interesa al resto de la república.
 
A las dos de la tarde hicieron abrir el jeneral i la multitud se agolpó a él invadiéndolo por completo; las galerías altas i todas las bancas fueron ocupadas por centenares de jóvenes; el salón fué invadido por una gran parte que tuvo que permanecer de pié i los corredores i patio próximos al salón se vieron igualmente repletos de jente.
 
Pocas veces hemos visto una reunión tan solemne.
 
El mayor orden, la mejor compostura fué guardada por todos los concurrentes.
 
El señor Santiago Parodi tomó posesión de la silla presidencial i el señor Figueroa tomó su puesto como secretario de la junta directiva.
 
Abierta la sesión, el señor secretario leyó el acta de la última sesión celebrada por el club Carolino, i en seguida el señor Parodi manifestó en un breve discurso el objeto de la reunión.
 
Una vez verificada esta iniciativa, el señor La Puente, desde una de las altas galerías, tomó la palabra i se.espresó en los siguientes términos:
 
«Señores:
 
Los alumnos del Convictorio Carolino, que forman esa jeneracion que creciendo a la sombra de la libertad i del derecho es la mas preciosa esperanza de la patria i el porvenir mas halagüeño de la república, vienen hoi a este sitio a protestar muí alto, con toda la enerjía de una conciencia indignada, del odioso atentado que contra la civilización i las leyes internacionales ha sido víctima nuestra valiente hermana la República de Bolivia.
 
En el seno mismo de América, en ese suelo bendito creado por la Providencia para ser la cuna de la libertad i el refujio de los perseguidos, es donde vemos hoi levantarse a una nación que, cual la Roma de los tiempos antiguos, pretende arrastrar en su torrente de ambición sin límites a un pueblo libre, a un pueblo soberano, que no tardará en castigar con el acero de sus bayonetas el crimen que conmengua de la civilización moderna se ha realizado en sus indefensas playas.
 
En su política absorvente en la triste carrera que hoi emprende, no debe estrañarnos, i es muí posible que lo que hoi hace con Bolivia, mañana lo haga con nosotros. ¡Pero la hora de la espiacion ha sonado ya!
 
Si en el vírjen i hermoso suelo sud-americano aun existe una nación aleve i traidora que ataca con violencia los sagrados derechos de una potencia amiga, los hijos de la patria peruana, cuando las circunstancias lo exijan, sabrán alistarse i volar al lugar de la lucha con la conciencia del triunfo, con el valor en el corazón!
 
Para entonces unámonos todos i hagamos conocer a las naciones que nos contemplan que no es tan fácil profanar los sagrados territorios de la América libre! Que antes que esto suceda, preferible es morir, como los hijos de la heroica Numaucia, entre el incendio i las ruinas, antes de ver hollado el santo suelo de la patria por la planta del alevoso soldado que Chile armara para apagar la sed inestinguible de su loca ambición!
 
¡Atrás los conquistadores de Antofagasta i Mejillones!
 
Si ellos, en su conducta maquiavélica i egoísta, señalan hoi a Bolivia como la triste víctima sacrificada a su insensato deseo de engrandecimiento i prosperidad, con daño del derecho ajeno, las aguas tranquilas del océano i las ardientes arenas del Atacama serán mudos testigos de un drama sangriento, cuyo desenlace esta próximo. Allí se dará una lección tremenda a las naciones que, como Chile, tratan de consumar los actos mas injustos de una violencia exajerada, apoyadas en el poder precario de sus armas!
 
¡Allí se verá triunfante la justicia i el derecho que a Bolivia le asiste! Mas si el destino en sus inmutables decisiones permite lo contrario, podremos decir con lágrimas en los ojos i el desaliento en el alma que en la América la libertad ha muerto!
 
¡Quiera el Cielo, señores, que tal cosa no suceda! Los alumnos del Convictorio de San Carlos, esperan del patriotismo del jefe del Estado i del Gobierno que hoi dirije la marcha de la república peruana, que sabrán colocarse a la altura que la dignidad nacional reclama, tomando a la mayor brevedad posible la actitud honrosa i digna que estos cataclismos políticos exijen; teniendo presente que la juventud que hoi se halla reunida en el salón del jeneral de San Carlos, se colocará, tanto en los momentos de la paz como en los instantes del peligro, al lado del pabellón nacional, para defender con gloria la honra preciosa de nuestra cara e inolvidable patria!»
 
Este discurso fué interrumpido por estrepitosos aplausos repetidos a cada momento.
 
Al terminar el señor La Puente un hurra resonó en el salón i el entusiasmo fué jeneral.
 
Después del señor La Puente hizo uso de la palabra el señor Medina, miembro de la escuela de injenieros, que habia sido invitado.
 
Terminado el discurso del señor Medina, la juventud aun a voz comenzó a señalar a las personas que deseaba hiciesen uso de la palabra.
 
El señor Torres Paz, llamado por aclamación a la tribuna, la ocupó; i plácenos felicitarle por su hermoso discurso improvisado.
 
Bravos estrepitosos i aclamaciones de júbilo interrumpían a cada momento al señor Paz, que estuvo verdaderamente inspirado.
 
Condenó el atentado cometido por Chile con moderación digna, i enalteció los triunfos de la libertad, defendiendo el derecho con todo el calor de un corazón joven i de un pensamiento ilustrado.
 
En estremo aplaudida fué la palabra del señor Torres Paz.
 
En seguida la voz pública llamó al señor Pflucker, que, como miembro de los que en la prensa defienden los derechos del pueblo, manifestó su firme propósito de sostener en el periódico la noble causa que hacían suya los jóvenes de la universidad.
 
Muchos aplausos resonaron en el jeneral.
 
Por aclamación fué llamado a la tribuna el señor Domingo Vivero, cuya palabra florida i bien meditada desde que se dejó oir arrebató a la multitud.
 
Enérjico, elevado, conceptuoso, magnífico fué el discurso del señor Vivero: el poeta inspirado en aquel momento por la musa del patriotismo, arrancó, podríamos decir, a su sonora lira acentos como los de Quintana.
 
Valerosa, alentadora, llena de fuego, se dejó oir la palabra del joven Vivero que, cortada en párrafos cortos como las estrofas de un canto patriótico, era interrumpida a cada instante, no bien un bello pensamiento brotaba i se dejaba conocer por medio de ella.
 
Una escelente improvisación fué la del joven Vivero, que electrizó al selecto auditorio.
 
Habló en seguida algunas pocas palabras el jefe de la sección crónica de este periódico, opinando como el señor Vivero i felicitándolo.
 
El señor Neto fué llamado para tomar la palabra, i a nombre de la juventud arjentina manifestó en un breve discurso su simpatía por la juventud del Perú i por la noble causa que defendía. El público aplaudió sus palabras.
 
En seguida fué llamado a la tribuna el señor Patino Samúdio, cuyo discurso fué igualmente aplaudido.
 
Pidió el público que hablase el joven Pedro Falla Rodríguez, quien improvisó un pequeño discurso recibido con entusiasmo.
 
Llamaron en seguida a la tribuna al presbítero Pinto, quien, cediendo a las exijencias de la multitud, repetidas i unánimes, se espresó en medio de estrepitosos aplausos en los siguientes términos:
 
«Señores:
 
Se cree jeneralmente que el sacerdote es enemigo de la libertad, igualdad i fraternidad, elementos de progreso social; pero esto no es cierto, porque Jesucristo fué el primero que enseñó estos principios desconocidos en el mundo, i que salvaron a la humanidad; i como nosotros no somos sino los continuadores de su doctrina, hacemos frente a todo enemigo que pretende borrar de la faz de la tierra estos principios.
 
Jesucristo destruyó la tiranía i el despotismo, que habían enarbolado su estandarte sobre la tierra; nosotros, ministros suyos, debemos hacer otro tanto, en cumplimiento de nuestro doble carácter de sacerdotes i de ciudadanos.
 
Si los principios de concordia i de paz están amenazados i la patria en peligro, seremos los primeros en defenderla con la palabra i aun con el sacrificio.»
 
El popular poeta José Alvarado, pidió permiso a la asamblea para recitar una pequeña composición poética cuyas estrofas fueron aplaudidas i que damos a continuación:
 
DOS PREGUNTAS A CHILE.
IMPROVISACIÓN.
 
Chile ilusa, responde con franqueza
¿Hasta dónde te lleva tu ambición?
Tomar puertos inermes es proeza
Que gloria nunca da sino baldón!
 
I tú, en Antofagasta i Caracoles
Vas a rifar tu nombre i dignidad.
Como una vez los buques españoles
Vinieran a oprimir tu libertad!
 
¿No recuerdas? entonces los peruanos
Bloquear no se dejaron como tú,
Arrancaron el triunfo a los hispanos
I en su defensa te vengó el Perú.
 
¿No recuerdas la alianza que firmaste
Con Bolivia, el Perú i el Ecuador?
¿Siendo tú la que mas aprovechaste
Pues no volvió a tocarte el invasor?
 
¿Recuerdas que en Abtao nuestra flotilla
Sosteniendo un combate desigual
Logró vencer la escuadra de Castilla
I la obligó a dejar tu litoral?
 
Pues, si tienes tan mala la memoria
I te ciegas con bélica actitud,
Puede decir la americana historia
Que nos pagas con negra ingratitud.
 
Infrinjiendo el derecho i la justicia
Vas puertos indefensos a ocupar,
Sin mas lei que la fuerza i la codicia,
Como hacen los piratas en el mar!
 
Sabemos que a Bolivia hacen la guerra
Con un fin que nos cansa indignación:
Desmenbrarle un pedazo mas de tierra
I estraerle salitre a discreción!
 
I para completar la justa ofensa
Principias al peruano a provocar;
Tu pueblo nos injuria i hoi tu prensa
Amenazas comienza a vomitar!
 
¡Guerra pues! ofendido el patriotismo
Tanto insulto no puede consentir;
¡A las armas, peruanos! ahora mismo,
Si la patria nos llama a combatir!
 
Hasta quemar el último cartucho
Batiremos al pérfido invasor;
Los hijos de los héroes de Ayacucho
No desmienten su audacia i su valor!
 
La usurpación despótica entre hermanos
Mui caro, Chile, te podrá costar!
En tierra te saldrán los bolivianos
I las naves peruanas en el mar.»
 
No ocupando ningún otro señor la tribuna, se dio lectura a las proposiciones que se habían formulado.
 
La primera fué aprobada sin discusión, i se referia a elevar una solemne protesta a nombre de la universidad contra el atentado de Chile i a enviarla al señor Ministro de Bolivia, residente en esta capital, por medio de una comisión nombrada al efecto.
 
La segunda se referia a formar un cuerpo regular de ejército, que debía ponerse a las órdenes del Supremo Gobierno.
 
Esta proposición, suscrita por el señor Parodi, ocasionó una prolongada discusión cuyo acaloramiento fué grande.
 
Los señores Pflucker, Arnaez i Vasquez de Velasco combatieron la proposición, i la sostuvieron los señores Parodi, Torres, Paez, Mendivil i otros.
 
Suscitóse, al pasar a la votación, la duda de si todos deberían votar o solamente los pertenecientes a la universidad, i se acaloraron los ánimos de tal modo que todos los ajentes del cuerpo universitario abandonaron el salón.(!!!).
 
Algunos pedían sesión publica en una plazuela; mas el orden prevaleció, i una comisión llamó a todos los que se habían retirado, acordándoles el derecho de votar.
 
En estos momentos se presentó en el jeneral un anciano veterano de la independencia, que fué saludado con estrepitosos aplausos i conducido de la mano por el señor Torres Paz hasta un sillón colocado a la derecha del presidente del meeting; desde allí suplicó el encanecido e inválido soldado que manifestasen a la reunión que, no por hallarse encorvado bajo el peso de los años le faltaba vigor para luchar por la libertad; que la unión constituía la fuerza, i que los principios por los que combatió en Junin i Ayacucho debían ser siempre defendidos por la juventud.
 
Casi en peso levantaron al anciano veterano los jóvenes universitarios, i los vivas a la patria, a la América i a la libertad resonaron ensordecedores bajo la bóveda del jeneral.
 
Habló también un señor García, el joven Zavala i el señor Tavara, don Ignacio, que manifestó la fe que debíamos tener en nuestro Gobierno i en particular en el jeneral Prado.
 
Modificada la proposición del señor Parodi i acordado que se solicite la formación de un cuerpo de guardia nacional al que por indicación del señor Ángulo se dijo podían enrolarse todos los jóvenes que los solicitaran, el señor Hildebrando Fuentes, presidente del club, manifestólo enorgullecido que se hallaba en acto tan solemne, i después de felicitar a la juventud peruana por su significativa actitud, declaró terminado el meeting.
 
El señor La Puente pidió entonces ir a casa del señor Ministro, de Bolivia, i colocados de dos en fondo, cerca de 500 jóvenes, seguidos de una gran muchedumbre, se dirigieron a la calle de la Encarnación.
 
Una vez en ella, salieron al balcón de la casa que ocupa el señor Ministro boliviano, el señor Flores i el señor Reyes Ortiz, i los jóvenes La Puente i Vivero les manifestaron los sentimientos que dominaban en la universidad. Un señor García hizo también uso de la palabra.
 
El señor Flores contestó agradeciendo tan significativa manifestación i lanzó un viva a la república del Perú.
 
El señor Reyes Ortiz, en un corto pero bien meditado discurso, espresó por su parte su agradecimiento, i condenando el atentado perpetrado por Chile, recordó las glorias del Perú, las de la América i la justicia de la causa de su nación.
 
Vivas repetidos se dejaron oír en toda la calle.
 
La fuerza constituida por el Prefecto fué de todo punto innecesaria, pues el mayor orden había reinado en las palabras i en los hechos.
 
La Legación chilena se hallaba a dos pasos de la boliviana i ni un solo grito se dejó oir contra Chile.
 
Muí digna ha sido la conducta de la juventud i mui respetable del pueblo que la seguía.
 
Ni estinguido ni amortiguado se halla en su corazón el sentimiento patrio, i las altas ideas de justicia encuentran cabida en su alma siempre jenerosa, siempre digna.
 
Imposible hubiese sido que el atentado de Chile perpetrado a las puertas de nuestra nación no hubiera sublevado el espíritu altamente liberal de la juventud peruana.
 
Los alumnos de la universidad, protestando contra semejante atentado, han sido los representantes de la juventud del pais, indignada i pronta a levantarse como un solo hombre en defensa de los derechos de un pueblo hermano.
 
Seguros estamos que la palabra del convictorio hallará eco en toda la república, i los jóvenes de todos los departamentos secundarán su patriótica actitud.
 
Orgulloso debe hallarse el pais de la brillante juventud liberal que pisa hoi los claustros de la universidad; ella simboliza una esperanza, es el presajio del triunfo del liberalismo i la garantía de conservación de las instituciones democráticas.
 
No se consumará impunemente en América un atentado contra el derecho, ni se pretenderá hollar las bases de su organización democrática mientras haya una juventud entusiasta, patriota, justiciera, ilustrada, i, sobre, todo liberal.
 
Sin tiempo para apreciar debidamente lo verificado hoi, cúmplenos felicitar al pueblo peruano i a los alumnos de la universidad.
 
Fuente: Ahumada Moreno, Pascual, Guerra del Pacífico: recopilación completa de todos los documentos oficiales, correspondencias y demás publicaciones referentes a la guerra que ha dado a luz la prensa de Chile, Perú y Bolivia, conteniendo documentos inéditos de importancia Tomo I, Imprenta del Progreso, Antigua Seccion de Obras i Encuadernacion del Mercurio, Valparaiso, 1884, P. 108.
 

1 comentario:

  1. Poema de JOSÉ ALVARADO (1845-1891). Nace en Lima en 1845 y fallece el 13 de febrero de 1891, fue un poeta popular y conocido como Alvaradito por su pequeña estatura.
    En la asamblea celebrada por la juventud de Lima el 10 de marzo de 1879, el poeta pidió permiso para recitar esta composición poética.

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