martes, 16 de marzo de 2021

Parte oficial de Pedro Lagos sobre la Batalla de Chorrillos

 [Retrato del Coronel Pedro Lagos Marchant, obra de Jesús Núñez González]
 
Tercera división. 
 
Comandancia en jefe de la 3.ª división. Lima, enero 31 de 1881. 
 
Señor jeneral: 
 
En cumplimiento de las instrucciones verbales que recibí del señor jeneral en jefe el 12 del presente sobre el puesto o colocación que debia tomar la división de mi mando en la función de guerra que tuvo lugar el 13, pongo en conocimiento de US. la parte que le cupo desempeñar en dicha jornada i que relaciona el señor jefe de estado mayor de la misma, sarjento mayor de ejército i teniente coronel de guardias nacionales movilizadas, don José Eustaquio Gorostiaga, i que a la letra es como sigue: 
 
«El infrascrito, jefe de estado mayor de la tercera división, tiene el honor de dar cuenta a US. de las operaciones que ha ejecutado la división de su mando durante la batalla de Chorrillos, dada el 13 del corriente. 
 
«La división, compuesta de los rejimientos Santiago, Aconcagua, Concepción, i de los batallones Naval, Caupolican, Valdivia, Búlnes i una brigada de artillería de campaña, una id. de montaña, rejimiento carabineros de Yungay, Parque i Ambulancia, se puso en marcha del campamento de Lurin el 12 a las 6 i media P.M. en busca del ejército peruano fortificado en San Juan i Chorrillos, llevando seis compañías guerrilleras de descubierta en columna por el flanco; cien metros a retaguardia seguia la columna de infantería compuesta de dos brigadas; a la derecha de ésta i en columna de maniobra marchaba la artillería con su primera sección a la altura de la cabeza de la columna de infantería; cincuenta metros a retaguardia seguia el parque i luego a otros cincuenta la ambulancia. Todo el cuerpo de ejército iba resguardado por vanguardia, flanco i retaguardia con descubiertas de caballería para dar a la división una marcha segura i tranquila. 
 
«A las 12 de la noche, la división llegó a la meseta de La Tablada, en donde se hallaba descansando la segunda división, i seguimos avanzando hasta colocarnos a vanguardia de ella, en cuyo situación se ordeno hacer alto para aguardar su paso. Permanecimos ahí hasta las 3 A. M., hora en que la segunda empezó a moverse. El momento de la acción se acercaba i la distancia que debíamos salvar para encontrarnos en el lugar preciso al comenzar el combate era todavía demasiado larga. La segunda división se movia con lentitud i como viniera ya el dia se dispuso la marcha antes de que ésta hubiera concluido su paso a vanguardia. 
 
«A las 4 i media A. M., cuando aun no se distinguían los objetos, se rompió el fuego hacia nuestra izquierda, del lado por donde avanzaba la primera división. Era llegado el momento de entrar en línea de batalla i sin pérdida de tiempo dispuso US. acelerar la marcha de las tropas para salvar la distancia que aun nos quedaba desde el Hollado, donde no encontrábamos en ese instante, hasta la Pampa Grande, donde debia permanecer la derecha de nuestra línea. 
 
«Desembocando sobre Pampa Grande i estando ya bien claro el dia, la columna hizo alto por orden de US., teniendo a su frente el estremo izquierdo del cordón de alturas atrincheradas en que se parapetaba el enemigo. 
 
«A nuestra derecha i hacia vanguardia habia un alto cerro cubierto de tropas peruanas que rompieron sus fuegos sobre la división. US. ordenó en el acto que las compañías guerrilleras al mando del mayor graduado don Domingo Castillo, del rejimiento de línea Santiago, tomaran al asalto aquella posición, presentándose unas compañías de frente i otras por los flancos enemigos, lo que ejecutaron aquellas tropas con una precisión, denuedo i bizarría dignos de los mayores elojios, coadyuvando también con envidiable .arrojo la 5.ª compañía del batallón Naval hasta poner al enemigo en completa fuga i apoderarse de la altura. En este brillante hecho de armas, que duró pocos minutos, se distinguió mui especialmente el mayor graduado don Domingo Castillo, alentando con al voz i con el ejemplo a las fuerzas que subian al asalto, i siendo de los primeros en llegar sobre la cima de aquel empinado cerro. 
 
«Vencido este primer obstáculo, la división avanzó de frente en la Pampa, por el camino que US. mismo iba indicando, apoyando la derecha de la segunda brigada, que marchaba al asalto del cordón de San Juan, donde el enemigo, oculto tras de trincheras hechas de anchos fosos resguardados con sacos de tierra ofendían impunemente nuestra línea, fué también vencido pagando cara su resistencia. Como al ordenar US. a la infantería tomar por asalto esta trinchera, ordenó también que la brigada de artillería de campaña mandada por el comandante don Carlos Wood se colocara en la altura que habia a la izquierda, i a la de montaña mandada por el comandante don Antonio R González en la meseta de vanguardia, ambas brigadas rompieron sus fuegos con tan certeras punterías dignas de la intelijencia i serenidad observadas por sus jefes, que la combinación de US. dio por resultado la completa derrota del enemigo. 
 
«Tomada, pues, la línea de trincheras, los defensores en gran número huyeron despavoridos, i el rejimiento Carabineros de Yungay con su comandante don Manuel Búlnes a la cabeza completó la obra, con la brillante i enérjica carga que les dio hasta las inmediaciones de Monterrico Chico, donde tuvo también que cargar a fuerzas que habia de refresco. 
 
«Limpio el campo de enemigos en esta parte, que habia sido confiada a la división del mando de US., i una vez que que ésta hubo formado sus columnas, bajamos al llano de Pamplona, en donde el señor jeneral jefe de estado mayor jeral ordenó hacer alto, para después de un lijero descanso marchar en refuerzo de nuestra izquierda que se batía tenazmente a la entrada de Chorrillos, después de haber roto las líneas peruanas en Villa i Santa Teresa.—En este llano la división esperimentó algunas bajas por esplosion de minas i bombas automáticas que los enemigos habian infamemente ocultado en puntos por donde nuestras tropas debían indudablemente pasar. US. ordenó abandonar este campo, corriéndose hacia las alturas que teníamos a la izquierda.—Eran las 8 i media A. M., i toda la izquierda peruana habia cedido el campo, quedando la resistencia reducida a la población de Chorrillos i a las alturas del Morro Solar que la dominan. 
 
«A las 9 tres cuartos A. M. el señor jeneral jefe de estado mayor jeneral dio orden de avanzar sobre Chorrillos. US. condujo aceleradamente la segunda brigada por el camino de la izquierda, que contornea el valle al sur este, a reforzar la primera división, ya mui debilitada por un reñido combate de mas de cinco horas batiéndose con fuerzas sólidamente atrincheradas, i la primera brigada con la artillería al mando del señor coronel Urriola, que me ordenó la dirijiera por el camino que conduce directamente a la ciudad desde las casas de San Juan.—De la segunda brigada, que marchando al fin a paso de carga, US. dispuso que el rejimiento Santiago i los batallones Valdivia i Caupolican ascendieran los cerros de Chorrillos para forzar las posiciones del Morro Solar.—Dichos cuerpos i el resto de la brigada, tomando la falda de los cerros i sur de la ciudad, cargaron al enemigo con tanta enerjía en sus últimos atrincheramientos, que le dio el mas glorioso timbre de estratejia i valentía.—Estas fuerzas eran. mandadas por el teniente coronel don Francisco Barceló, que marchaba a la cabeza. Aquí la segunda brigada quitó al enemigo el Morro con toda su fortaleza, un lujoso estandarte, varios cañones de diversos sistemas i calibres, parque de artillería e infantería, haciendo prisionero al ex-ministro de guerra, señor Iglesias, al comandante jeneral de artillería señor Carlos de Piérola, todo el estado mayor compuesto de 27 jefes i oficiales i 1,500 individuos de tropa.—En esta acción se distinguió mui especialmente por su intelijencia i valor el comandante don Demófilo Fuenzalida, que, a la cabeza de su rejimiento, tomó el Morro que tanto habia resistido durante largas horas de combate. 
 
«Mientras esta brigada atacaba al enemigo por la derecha, la primera lo hacia por la izquierda en cumplimiento de las órdenes de US., poniendo en completa derrota las tropas que existian atrincheradas en el pueblo. 
 
«Contribuyó en gran parte al brillante éxito de la infantería la buena dirección i acertados disparos de las brigadas de artillería mandadas por los comandantes Wood i González, las que obraron contra el Morro, contraías fuerzas del pueblo i contra la artillería colocada en plataformas volantes, que por la línea férrea llegaba de Miraflores, destruyendo sus fortificaciones i causando espantoso terror con las granadas que barrían los grupos enemigos. 
 
«La división entró en acción en esta gloriosa batalla con 4,899 combatientes, sin incluir una brigada de artillería de campaña i el rejimiento Carabineros de Yungay, i tuvo 196 bajas. 
 
«El parque, a cargo del sarjento mayor don Emilio Contreras, marchó siempre a retaguardia observando la distancia e instrucciones dadas por US. ; i mediante a su buena dirección i cooperación de los ayudantes capitán Cruzat i teniente Santibañez, pudo aun suministrar municiones de infantería a la primera división. 
 
«La ambulancia, dirijida por el intelijente e infatigable doctor don Absalon Prado, correspondió siempre a las exijencias de la situación; i para su cuerpo médico i empleados deben haber sinceros aplausos de los que tan oportunamente fueron socorridos en momentos tan angustiosos. 
 
«Con orgullo digo a US. que mis ayudantes, sarjentos mayores graduados don Carlos 2.° Pozzi, don Matías Gonzales, don Telésforo Infante, teniente don Rolan Zilleruelo i subteniente don Pedro A. Carreño; como agregados el sarjento mayor graduado don Félix Briones, i por ese dia el teniente don Ramón Saavedra S., son acreedores a las mas justas recomendaciones por la puntualidad, destreza i serenidad que han observado, llevando mis órdenes a las mismas filas del combate. Es también acreedor a las mayores recomendaciones el sarjento mayor don Daniel Silva V., por la precisión i serenidad con que me comunicó las órdenes de US. 
 
«En jeneral, señor coronel, los señores jefes, oficiales i tropa de la división han cumplido estrictamente con las órdenes de US.; i en mi puesto de jefe de estado mayor me es grato significarles mi admiración i respeto por su abnegación i noble conducta en el campo de batalla. 
 
«Adjunto a US. los partes de los señores jefes de brigada, con inclusión de los cuerpos, relaciones de muertos, heridos i contusos, con mas la lista nominal de los que de cada uno se presentaron en la línea de combate.
 
Hasta aquí lo que manifiesta el señor jefe de estado mayor, don José Eustaquio Gorostiaga, i que tengo el honor de trascribir a US. Este jefe ha llenado cumplidamente su misión i toda recomendación seria insuficiente, atendidos los importantes ser vicios que ha prestado durante el combate. También merecen mui especial recomendación los señores jefes de brigadas, coronel don Martiniano Urriola i teniente coronel don Francisco Barceló, que se han colocado a la altura de sus puestos, igualmente que todos los jefes de los cuerpos que componían la división. Asimismo mis ayudantes sarjentos mayores don Julio Argomedo i don Teodosio Martínez Ramos; capitanes don Enrique Salcedo i don Roberto Barañao i teniente don Orlando Lagos P., merecen mi especial recomendación por la puntualidad i valor sereno con que cumplieron todas mis disposiciones.
 
Los ayudantes, sarjentos mayores don Daniel Silva V. i capitán don Alberto Gándara, del estado mayor jeneral, que US. se sirvió agregar a mi división durante el combate, llenaron su cometido con el valor i patriotismo propios a nuestro ejército, dejándome completamente satisfecho. Finalmente, recomiendo a la consideración de US. los individuos del ejército que se mencionan en los distintos partes i relaciones que se incluyen. 
 
Dios guarde US. 
 
PEDRO LAGOS. 
 
Al señor jeneral jefe de estado mayor jeneral.

Fuente: Boletín de la Guerra del Pacifico 1879-1881, Editorial Andrés Bello, Santiago, 1979, P. 1013.

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