sábado, 27 de marzo de 2021

Parte oficial de Francisco Barceló sobre la Batalla de Miraflores

 
[Fotografia de Francisco Barceló]
 
Comandancia de. la segunda brigada de la tercera división. 
 
Lima, enero 21 de 1881. 
 
Señor Coronel: 
 
Acampado con la brigada de mi mando, con escepcion del batallón Búlnes, el 15 del presente a 2 kilómetros del pueblo de Miraflores en número de 2,449 hombres distribuidos de la manera siguiente: 902 hombres el rejimiento de línea Santiago; 474 hombres el batallón movilizado Valdivia; 423 el Caupolican i 650 el rejimiento Concepcion, recibí orden de US. a las 8 A. M. para mandar una compañía de avanzada que reforzara la artillería que se hallaba en reconocimiento a mi vanguardia e inmediato donde el enemigo organizaba sus fuerzas. Al efecto desprendí una compañía del rejimiento Santiago i por nuevas órdenes completé un batallón de este cuerpo a las órdenes del sarjento mayor don Litandro Orrego. 
 
A las 12 M. me ordenó US. mover toda la brigada i que la colocara en línea en el lugar que el jefe de estado mayor teniente coronel don José Eustaquio Gorostiaga i ayudante de campo de US. sarjento mayor don Julio Argomedo me designaren, movimiento que efectuó sin pérdida de tiempo, aun que la tropa no habia aun almorzado. 
 
Llegado al campo que me designaron los jefes aludidos, formé la línea cubriendo el pecho de mis soldados en una pared de tapial que cierra los potreros de esos lugares, apoyando mi izquierda en el barranco que se eleva sobre el mar i que formó el rejimiento Concepción, quedando descubierta la tropa de este cuerpo en una gran parte por falta de muralla i sobre una lijera prominencia.—La derecha la formó el rejimiento Santiago, quedando un claro entre la izquierda de éste i derecha del batallón Valdivia por el callejón o camino público que conduce de Chorrillos a Miraflores. Para que la línea quedara toda comunicada hice romperlas paredes divisorias de potrero apotrero; i en estas circunstancias recuerdo mandé pedir a US. dos piezas de artillería para llenar el claro del callejón o camino que separaba el Santiago del Valdivia. Organizada así la línea de la brigada, ordené a todos los jefes de cuerpo no hacer fuego sobre el enemigo que se aprestaba a 400 metros de nosotros i que le distinguíamos con facilidad. Mas éste a las 2 P. M. rompió un nutrido fuego sobre nuestra ala izquierda o sea contra el rejimiento Concepción; i aunque, como ya he dicho, mi fuerza tenia encargo de no disparar sin orden ni contestar fuegos enemigos ínter éste no saliese de sus formidables trincheras, no pudo contenerse al ver caer a sus compañeros ea el campo i con tal procedimiento se hizo jeneral el fuego en toda la línea de la brigada. 
 
En esta situación i para dar cumplimiento a lo dispuesto por US., impartí orden de cesar el fuego, la que fué cumplida en el acto i nuestra línea quedó muda por un cuarto de hora; Pero como el enemigo continuara con incesante i mortífero fuego, i notando a mas que de su izquierda desprendía tropa sobre el punto que ocupaba nuestra linea, mandé al rejimiento Santiago a atacar por el flanco, luego después a las compañías guerrilleras de los batallones Valdivía, Caupolican i Concepción, lo hicieran de frente, ordenando al resto del rejimiento Concepción flanqueara la derecha enemiga o sea por la orilla del mar. Notando lo empeñado del combate i temeroso que la noche nos sorprendiera en tan seria i decisiva batalla, entablada ya, mandé reforzar el .ataque con el resto de fuerzas de la brigada. Hora i media de combate i envuelta mi tropa ya con la enemiga, hice poner banderola chilena en el primer reducto tomado al enemigo, para hacer cesar los fuegos de la Escuadra, i a mi ayudante capitán don Manuel Emilio Aris a decir al jefe de nuestra artillería suspendiera sus fuegos, pues ya el enemigo habia sido desalojado de sus primeras trincheras; el fuerte aislado que tenian a su derecha era nuestro i como las tropas de mi mando estaban envueltas con las del enemigo, sufríamos bajas de nuestra misma artillería. 
 
En esta situación de avance fué cuando recibí un tiro de rifle que me vandeó la garganta de un lado a otro i que me dejó sin sentido por dos minutos, siguiendo después de este tiempo el ataque hasta que me fué imposible continuarlo por el derramamiento de sangre i embaramiento natural, mandé a mi ayudante capitán Aris ordenase al comandante del Santiago don Demófilo Fuenzalida se hiciera cargo de la brigada i continuara mandando el ataque contra el ya débil enemigo, hasta su completa derrota. 
 
En esta gloriosa i sin igual batalla, que duró cuatro horas i media, teniamos que lamentar sensibles pérdidas en la oficialidad i crecido número de individuos de tropa de la brigada, que tocan a los cuerpos en eete orden: rejimiento Santiago, capitán don Antonio Silva del Canto, subteniente don Adolfo Lagos, muertos. Teniente coronel comandante don Demófilo Fuenzalida, capitán don Carlos Gatica, teniente don Manuel R. Escobar, subteniente abanderado don Benigno Ruiz; subtenientes don Francisco Esteban Ramirez, don Juan de la C. Rabanal, don Ernesto Sepúlveda, don Hilario Calabrano, don César León i Luco, don Desiderio Huerta Solis, don Belisario López, don José María Lucero, don Domingo Olasquiaga, don Luis Alberto González i don José Antonio Jaramillo, heridos; capitán don Nicolás Vilngron, contuso; 82 individuos de tropa muertos, 166 heridos i 5 contusos. El batallón Búlnes, que por ocupaciones del servicio, entró en combate al concluirse, tuvo dos heridos. Al batallón Valdivia, subteniente don Manuel Lara, muerto, teniente don Arturo Brieba, subtenientes don Francisco J. Guerra, don Belisario Valenzuela, don Rafael Anguita, heridos; 25 soldados muertos i 55 heridos. Al Caupolican, teniente don Alfredo Valdes, subteniente don Natalio E. Vega muertos; sarjento mayor don Ramón Dardignac, capitanes don Manuel Pereira, don Juan de Dios Prieto, teniente don Roberto Pradel i subtenientes don Ramón Aguirre Olivares i don Roberto López Castro, heridos; capitán don Vicente Palacios B., contuso; 14 individuos de tropa muertos, 68 heridos i 13 contusos. Al rejimiento Concepción, subtenientes don Francisco Yuseff i don José María Claro muertos; capitanes don. Régulo Fernandez, don Juan Gregorio Tejeda i don Wenceslao Villar C.; subtenientes- don Manuel Novoa, don Ricardo María Vivaneo i don Juan Bautista Espinosa heridos; capitanes don Francisco Fierro, don José del Rosario Figueroa; subteniente don Emilio Rioseco contusos, 34 individuos de tropa muertos, 74 heridos i 7 contusos. No menos sensibles son las heridas graves que por su arrojo ha recibido el comandante del rejimiento Santiago don Demófilo Fuenzalida, el que asi herido reunió su tropa i ayudó a la organización completa de la división, segun me lo manifestó US. al dia siguiente. 
 
Me es grato recomendar a US. el arrojo e intelijencia con que los jefes de los cuerpos don Lucio Martinez, don José María del Canto, don José Seguel, don Herminio González i don Joaquín Rodríguez, como los demás cuerpos e igualmente el cuerpo de oficiales, han obrado en este glorioso ataque, en que ahora conocidas las fortificaciones, trincheras, reductos i demás parapetos de defensa enemiga eran inespugnables. Los individuos de tropa han estado a la altura de tan dignos jefes. De la misma manera recomiendo a US. la prontitud i serenidad con que mis ayudantes, capitán don Manuel Emilio Aris i tenientes don Manuel Castañon i don Rodolfo Serrano Montaner, han desempeñado las distintas órdenes dadas en el combate, llegando este último hasta combatir con parte de tropa del Santiago. 
 
Concluyo felicitando a US. i por su órgano al señor jeneral en jefe, por el gran hecho de armas que importa una sin igual victoria para las armas de Chile. 
 
Dios guarde a US. 
 
FRANCISCO BARCELÓ.
 
Al señor coronel jefe de la 3.ª división.
 
Fuente: Boletín de la Guerra del Pacifico 1879-1881, Editorial Andrés Bello, Santiago, 1979, P. 1019.

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