martes, 30 de marzo de 2021

Parte oficial de José María del Canto sobre la Batalla de Miraflores

 [Acuarela de 1881 de Rudolph de Lisle  asalto del Reducto N.º 2 de Miraflores]
 
Batallón Caupolican. 
 
Campamento de Aliaga, enero 20 de 1881.
 
Señor Comandante: 
 
Tengo el honor de dar cuenta a US. de la parte que le cupo desempeñar al batallón Caupolican que comando, en el sangriento i sostenido combate librado el dia 15 del presente en Miraflores. 
 
Ocupaba el Caupolican, en la línea de batalla que formó la brigada, el puesto que le correspondía por su antigüedad, como a 400 metros del enemigo, el cual se encontraba perfecta mente parapetado por tapias i trincheras; i confiados en que no se romperían las hostilidades por parte del enemigo, a consecuencia del armisticio, el batallón de mi mando arrimó las armas a la muralla, poniéndose en descanso a la 1 P. M. 
 
Una hora después, mas o menos, los peruanos sorpresivamente rompieron sus fuegos de fusilería i artillería con tal viveza, que no fueron interrumpidos un solo momento durante las cuatro horas que duró el combate. 
 
El Caupolican contestó los fuegos hasta el momento en que US. dio orden para que se suspendiesen, ordenando momentos después que avanzasen sobre el enemigo las compañías de cazadores de la brigada, las que no tardaron en romper sus fuegos a 100 metros a vanguardia. Este movimiento tuvo por objeto flanquear al enemigo por su ala derecha, lo que se consiguió con el apoyo del batallón i el de los demás cuerpos que componen la 2.ª brigada al mando de US. 
 
Desalojado el enemigo de sus primeras posiciones, fué ocupando en retirada i sucesivamente otros atrincheramientos: i por mas formidables que ellos eran, no pudo resistir al empuje de nuestros soldados, que se mostraron tenaces e incansables en perseguirlos, a pesar del nutrido fuego que recibían. 
 
Faltaba aun que rendir el último baluarte ocupado por los enemigos de Chile, que consistía en un fuerte denominado «Julia Rosa» situado a la orilla de la playa, en una prominencia i el cual tiene la figura de una hélice, con parapetos de sacos de arena, circundado de fosos de mas de dos metros de profundidad i cuatro de ancho, con agua, rodeado de minas i trincheras i solamente con dos entradas, defendido por tres cañones e igual número de ametralladoras i por una fuerza que, según cálculos mui prudentes, no bajaba de quinientos hombres, fuerza que fué aumentando con las que abandonaron las primeras trincheras. 
 
Para llevar el ataque a esa inespugnable fortificación ordené al sarjento mayor don Ramón Dardignac que con medio batallón la atacase por la izquierda, mientras que el que suscribe reforzaba nuestra línea por el centro i con dirección al pueblo de Miraflores, protejíendo nuestra ala derecha el capitán don Enrique Bernales con su compañía. Esta maniobra fué coronada por el mas feliz éxito, dando el batallón de mi mando una prueba elocuente de su valor i disciplina; pues bastaron tres horas para desalojar al enemigo de sus trincheras i fortificaciones hasta ponerlo en completa derrota. La gloria de esta jornada corresponde también a fuerzas de los demás cuerpos de la brigada de US. i a una parte del rejimiento 3.° de línea que peleó con nosotros desde el principio del combate. 
 
Casi en los momentos en que se alcanzaba tan espléndida victoria, el bravo entre los bravos, mayor Dardignac, cayó gravemente herido por dos balas, una que le atravesó la pierna izquierda i otra que le ofendió un brazo. Creería faltar a mi deber sino recomendase mui especialmente a la consideración de US. el arrojo temerario de este jefe, que con su ejemplo alentaba a la tropa en los momentos mas recios del combate, haciéndose digno de su merecida fama. 
 
En estos momentos faltaban las municiones i se acordó dar una carga a la bayoneta, poniéndose al frente de las fuerzas allí reunidas del Caupolican el capitán don Vicente Palacios B. Este ataque fué decisivo i produjo la completa derrota del enemigo. 
 
El Caupolican ha tenido mas de una cuarta parte de bajas en su oficialidad i tropa; lo que manifiesta que como chilenos cumplieron con su deber. 
 
Para terminar me bastará llamar la atención de US. a la lista nominal que de nuestros heridos i contusos acompaño por duplicado al presente parte. Ella dará a conocer a US. el brillante comportamiento de la oficialidad del batallón i de la tropa, que no retrocedieron un momento ante el peligro. 
 
Dios guarde a US. 
 
JOSÉ MARÍA DEL CANTO.
 
Al señor Comandante en jefe de 2.ª brigada de la 3.ª división.
 
Fuente: Boletín de la Guerra del Pacifico 1879-1881, Editorial Andrés Bello, Santiago, 1979, P. 1023.
 

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