lunes, 3 de agosto de 2020

Telegrama y articulo sobre la excursion de la escuadra chilena en las costas del Perú

 [Fotografia del vapor Itata]

Caldera, Agosto 20.— Al Intendente de Valparaíso:—El Blanco tomó una lancha torpedo con cuatro hombres, que son los mismos contratistas, por haberse encontrado los contratos en que se les da 10,000 libras por cada buque que echen a pique.

Los individuos encontrados son dos americanos, un ingles negro i un italiano. Entre los dos americanos hai un tal Scott, que creen es el torpedista que vino de Estados Unidos.

La lancha fué tomada en Pisagua, que había salido de Iquique para arreglarla allí.—CESÁREO AGUIRRE.

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ESCURSION DE L A ESCUADRA CHILENA EN LAS COSTAS DEL PERÚ.

Una vez salidos de Iquique principiaron los buques a navegar hacia el Norte, yendo el Itata muí ceñido a la costa, i siguiéndolo un poco mas afuera la Magallanes. El Blanco Encalada, a toda fuerza de máquina, iba como a cinco o seis millas de tierra.

El Itata, de superior andar que los otros buques, iba siguiendo las ondulaciones de la costa para reconocerla por si se habia mandado algún aviso a los buques enemigos a fin de que regresasen a guarecerse en Arica.

Acababan de pasar por Caleta Colorada; en este momento pone el Blanco la señal de que se divisa un vapor al Norte.

Efectivamente, un poco al Sur de la punta Mejillones se distingue la humareda de un vapor que parece dirijirse hacia el Sur.

Eran las diez i cuarto de la mañana, i los tres buques espedicionarios navegaron a todo vapor a fin de dar caza a la embarcación sospechosa.

A veces aparecen dos humaredas distintas, i esto, que viene a confirmar las noticias recibidas en Iquique, hace que en el Blanco i la Magallanes se toque zafarrancho jeneral de combate.

A las once de la mañana se puede ya distinguir claramente que la humareda que tanta alegría causó a bordo era producida por un vaporcito que parece navegar a toda fuerza procurando ganar la costa.

Pocos momentos mas tarde fué indudable para todos que aquel era un bote-torpedo, i entonces desde el Itata, que era el buque mas próximo, se le disparó un cañonazo de intimación.

El Itata habia cortado la retirada al bote colocándose entre él i la playa, i éste entonces, viendo que era imposible escapar, detuvo al instante su marcha.

Al acercarse a él se notó que sus tripulantes parecían afanados en echar al agua algunos de los objetos que llevaban a su bordo.

Entre tanto el Itata arriaba un bote con jente armada, i en él se embarcaba el teniente coronel señor Roberto Souper, encargado de reconocer el bote-torpedo.

Pronto se vio que el señor Souper, después de una corta conferencia con los tripulantes del vaporcito, hacia trasbordarse a su bote a tres de ellos i se metía él en la lancha, en donde solo quedaba un negro, que parecía muí asustado i receloso.

Luego, dándole remolque, se acercó al Itata con intención de hacer subir a él a los prisioneros.

Pero como en estos momentos cambiase rumbo el Blanco Encalada i se acercase al lugar de la escena, se resolvió mandar a su bordo a los prisioneros para que allí fuesen interrogados.

Efectivamente, se les trasbordó al blindado, que siguió poco después su camino al Norte con recomendación especial de que no detuviese su marcha hasta encontrar a los buques enemigos.

El Itata, mientras tanto, se ocupó en izar a su bordo el bote-torpedo, operación que demandó mucho tiempo, porque fué necesario sacarle la máquina i parte del blindaje.

El bote tendrá unos treinta pies de largo; su máquina, en mui buen estado, puede darle un andar de diez millas en mar llana, i tiene en toda su cubierta un blindaje de media pulgada de espesor, a prueba de bala de rifle.

Sus tripulantes eran cuatro: el negro yankee, que venia de fogonero; un griego, maquinista, i dos norte-americanos, uno de ellos jefe de la embarcación, i el otro director jeneral de la sección de torpedos del Perú.

A éste, de nombre Scott, se le encontró, junto con una gran cantidad de dinero i billetes, un contrato celebrado con el gobierno del Perú, en que éste se compromete a darle una suma de 50,000 pesos por cada blindado chileno que eche a pique, i 10,000 por cada buque de madera.

Al jefe de la embarcación, de apellido Sheltzer, se le encontró a su vez un contrato celebrado con Mr. Scott, en que éste le aseguraba una suma de 10,000 pesos por cada blindado chileno que eche a pique, i 5,000 por un buque de madera.

Estos aventureros habían ofrecido anteriormente sus servicios al gobierno chileno, i como no fueron aceptados, se dirijieron a Lima a hacer igual ofrecimiento al Perú que, menos escrupuloso que nosotros, se apresuró a contratarlos, adelantando a Scott una considerable suma de dinero.

De ella se encontró en poder de Scott una suma como de 5,000 pesos, entre oro, plata i billetes. En oro i plata alcanza la suma a unos 800 pesos, siendo el resto billetes del banco del Perú.

La circunstancia de encontrarse los contratos entre los billetes impidió sin duda que arrojasen al mar esos comprometedores documentos, como habrían podido hacerlo si no hubiesen perdido la cabeza al reconocer a los buques chilenos. Alcanzaron, sin embargo, a echar al agua un cajón de mistos para torpedos, la pila eléctrica, los botalones para aplicarlos, dos torpedos ya listos, i cuatro carabinas Winchester que venían en el bote.

El negro arrojaba al agua el carbón de la máquina, i se confundía en mil contradictorias explicaciones. Apenas estuvo a bordo del Blanco al ver el aparato de soldados, que salió a esperarlo, i temiendo quizás que lo fusilaran, confesó de plano cuanto sabia, agregando que debia venir en camino de Arica para Iquique otro bote torpedo igual al capturado.

Con esta noticia siguió el Itata navegando cerca de la costa i reconociendo todas las ensenadas i caletas qne pudieran dar abrigo a alguna embarcación enemiga, mientras el Blanco i la Magallanes continuaban su rumbo al Norte.

EL CORRESPONSAL.

Fuente: Ahumada Moreno, Pascual, Guerra del Pacífico: recopilación completa de todos los documentos oficiales, correspondencias y demás publicaciones referentes a la guerra que ha dado a luz la prensa de Chile, Perú y Bolivia, conteniendo documentos inéditos de importancia Tomo I, Imprenta del Progreso, Antigua Seccion de Obras i Encuadernacion del Mercurio, Valparaiso, 1884, P. 451.

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