[Fotografia de Eulogio Altamirano]
¡AL PUEBLO!
Compatriotas:
Con la mano trémula por el entusiasmo que inspiran las acciones heroicas, escribo de prisa para repetiros la gran nueva, la nueva inmortal de la glorificación de nuestra patria, mediante el valor indomable i el sublime sacrificio de sus hijos.
Nuestra vieja Esmeralda con sus calderos rotos i sus cañones de a 40, i la pequeña Covadonga, armada con solo dos cañones de a 70, habían quedado encargadas, por disposición del almirante, de mantener el bloqueo de Iquique.
La escuadra peruana oportunamente secundada por hábil espionaje, aprovechó con lijereza la única oportunidad que podia presentársele para hacer uso de sus cañones, ya que jamas afrontara los fuegos de nuestros buques de línea i lanzó sobre las débiles naves chilenas sus dos poderosos blindados.
Conoceis ya por los telegramas que la prensa ha publicado, los detalles del combate de Iquique, para siempre inmortal, que hoi llena de lejítimo orgullo nuestras almas i que mañana cantarán los poetas i narrará la historia sus pajinas de honor.
La Esmeralda, sosteniendo durante cuatro horas un combate imposible con el Huáscar, es un prodijio de la pericia i del valor.
La Esmeralda incendiando su santa bárbara i volando en pedazos con su noble estandarte i sus heroicos defensores, deja de ser un buque i se convierte en símbolo inmortal de nuestra gloria.
Vivos o muertos, ya que el telégrafo no nos da todavía noticia de su fin, que reciban la ofrenda de nuestra admiración i de nuestra eterna gratitud.
¡Pero aun hai mas!
El mismo mar, testigo del sublime sacrificio de nuestra vieja Esmeralda, presenciaba atónito el combate innarrable de la poderosa Independencia con la débil Covadonga.
Razón tenia Williams para decir no hace muchos dias que lo que importa para las naciones no es tener naves blindadas, sino contar con marinos que tengan blindado el corazón!
¡Ciento veinte chilenos agrupados al pié de la bandera de su patria i embarcados en una goleta poco mas poderosa que una lancha, han bastado para destruir, incendiar i sepultar en el mar el poderoso blindado peruano i con él la fuerza marítima del Perú!
¡Compatriotas!
La historia del mundo no rejistra un hecho mas brillante ni siquiera un hecho igual.
El ánjel de los destinos de Chile nos llevó por un momento para probar el valor de nuestra raza a los bordes del abismo, pero nos levantó en seguida a las cimas de la gloria.
Para pagar nuestra deuda de gratitud esperemos los detalles de la hazaña gloriosa.
Sepamos el número i el nombre de los que han muerto, i correremos entonces a enlutar nuestros templos i a erijir el monumento que debe trasmitir a las futuras edades el nombre glorioso de nuestros defensores.
Pero desde luego tenemos, ¡compatriotas! un deber que cumplir.
Hai un muerto ilustre que nos es conocido, la Esmeralda.
Es preciso que vuelva a la vida, i que esto se haga, no por una lei del Congreso, sino por acto de la voluntad popular.
Promovamos en toda la República una suscricion que sea eminentemente popular, de un peso por persona, para que en ella tomen párte los hombres, las mujeres i los niños de todas las clases i condiciones, i cierto estoi de que podremos reunir fondos bastantes para adquirir una nueva Esmeralda, cuyo mando se confiaría a su ilustre Comandante Arturo Prat si Dios le ha conservado la vida i si él no existe, llevaría siempre su retrato en su cámara de honor.
¡Compatriotas de toda la República!
¡Habitantes de Valparaíso!
Os pido que aceptéis esta idea en nombre de la gloria de la patria.
Nuestra escuadra necesita de la Esmeralda como un rejimiento necesita de un estandarte para marchar al combate.
La Esmeralda recordaba ayer antiguas i puras glorias, pero desde hoi es el espíritu, es el emblema de nuestra raza i debe vivir lo que ella vive i morir con ella.
Inmediatamente voi a nombrar una comisión para dar principio a los trabajos i dirijirnos en busca de adhesión a nuestros hermanos de las provincias.
¡Gloria a Chile que asi sabe iniciar la campaña que pérfidos enemigos le obligaron a emprender!
Valparaíso, Mayo 24 de 1879.
EULOJIO ALTAMIRANO.
Fuente: Ahumada Moreno, Pascual, Guerra del Pacífico: recopilación completa de todos los documentos
oficiales, correspondencias y demás publicaciones referentes a la guerra
que ha dado a luz la prensa de Chile, Perú y Bolivia, conteniendo
documentos inéditos de importancia Tomo I, Imprenta del Progreso, Antigua Seccion de Obras i Encuadernacion del Mercurio, Valparaiso, 1884, P. 287.
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