PROCLAMA DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA A LA NACIÓN.
Bolivianos:—El
crimen cometido por Chile el 14 de Febrero último contra Bolivia, la
América i la civilización, no puede quedar impune sin subvertirse las
leyes del orden moral i de la política continental.
El derecho herido
reclama justicia i la razón universal lanza su anatema, que es el
triunfo, ante la opinión pública, precursor del que tenemos que obtener
en los campos de batalla.
La conciencia americana está profundamente
indignada ante la perfidia con que Chile ha hecho presa de nuestro
litoral, i los Estados todos del continente simpatizan con nuestra
causa.
El escándalo de la conquista i de la violencia no ha podido menos
que alarmar a todos los pueblos, i el noble i heroico pueblo peruano,
inspirándose en sus sentimientos de lealtad, de honradez política i de
ardiente americanismo, i recordando la solaridad de nuestros intereses,
la comunidadad de oríjen, de tradiciones, de sufrimientos i de gloria,
ha hecho fraternal alianza con nuestra patria, ofreciéndonos en prenda
de unión la sangre de sus hijos i la fortuna de sus arcas, para defender
nuestros fueros i restablecer el imperio de la justicia, turbado
violentamente por Chile. ¡Honor i reconocimiento eterno a nuestros
dignos i valientes hermanos del Perú!
Jamas, desde la guerra de la
independencia, se levantaron mas alto dos pueblos, porque jamas se
cometió mayor crimen por otro, ni la justicia de una causa se mostró mas
brillante.
El Gobierno tiene la firme conciencia de haber procedido con
espíritu de paz i de concordia dentro i fuera de la República, porque
ha creído que de otro modo no podia haber reorganización ni progreso.
Defendió sus intereses i la incolumidad augusta de su soberanía,
conforme a las leyes patrias. Sus actos de política esterna llevan el
sello de la justicia i de la dignidad, i han sido aprobados por todos
los pueblos, que han protestado al propio tiempo contra la usurpación
del filibusterismo.
Compatriotas:—Ha llegado el momento de obrar. Los
acontecimientos que se suceden i precipitan con rapidez vertijinosa, nos
dan la señal de marchar en busca del enemigo. Ayer fué Calama el triste
teatro de una lucha desigual, pero heroica i gloriosa para los
defensores de la integridad nacional: hoi el estruendo del cañón chileno
hace saber a los habitantes de la costa peruana que la guerra ha
estallado también en su territorio, i que la sangre va a correr a
torrentes en el mar como en la tierra.
Chile, que con la enseña de la
conquista en la mano, asaltó nuestro territorio indefenso, cegado por el
odio i las malas pasiones, se prepara para el bombardeo, el asalto i la
destrucción de los puertos peruanos, que no estando fortificados no
pueden oponer resistencia a la agresión de sus blindados; pero sabe Dios
que en la costa peruana no alcanzará gloria barata.
Conciudadanos: La
Divina Providencia me ha destinado para defender la espoliacion
premeditada por mas de un cuarto de siglo, i quizás para castigar al
atentador i restablecer el equilibrio americano, presidiendo vuestro
valor i patriotismo.
Partamos a la guerra mas santa que han espectado
los pueblos del mundo.
Marchemos con denuedo i firmeza los que avanzamos
en la vanguardia, llevando la íntima convicción de que el orden i la
unión en la República darán fuerza para sostener una lucha, que no
cesara mientras no sea devuelto su esplendor a la gloriosa bandera que
nos legaron Bolívar i Sucre.
Os dejo organizado el Consejo Ejecutivo,
para el curso normal de la administración pública, i el sosten del
réjimen constitucional, mediante vuestra obligatoria cooperación.
Bolivianos: Nuestro es el derecho i nuestro será el triunfo.
Plegué al
Dios de los ejércitos que os traiga el laurel de la victoria, ciñendo
los pendones de los pueblos aliados, como símbolo de un porvenir de
rejeneracion i de la mas íntima i estrecha unión entre ambas Repúblicas.
Partamos con esta fe, confiados en Dios i en el pueblo. Si la suerte
nos fuere adversa, habremos cumplido el santo deber que nos impone la
patria, legando a nuestros hijos un nombre glorioso, que la historia
nacional recordará con orgullo a la posteridad.
La Paz, 13 de Abril de
1879.—H. DAZA.
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EL CAPITÁN JENERAL I JENERAL EN JEFE DEL EJÉRCITO
BOLIVIANO, A LAS FUERZAS DE SU MANDO.
Soldados! Habéis trasmontado ya la
frontera de nuestra patria i vais a pisar el suelo de la nación hermana
i aliada la República del Perú. Si hasta aquí vuestra moralidad i
disciplina, vuestra obediencia i vuestra subordinación han sido
ejemplares, os encargo que llevéis mas adelante, si es posible, la
práctica de esas virtudes en la tierra que nos brinda la mano franca de
nuestros aliados.
Que sus personas os sean queridas con el amor de la
fraternidad; que sus bienes os merezcan el mas relijioso respeto. No
olvidéis, camaradas, que si la gloria del soldado se cosecha en el campo
de batalla, la honra de un ejército solo se
consigue con la práctica de las virtudes. Tenéis que mostrar al mundo
que si sois bravos en la pelea e invencibles en el combate, sois también
honrados en la campana i morales en el vivac.
Dos dias mas de
abnegación i sufrimientos i estaréis al otro lado del desierto, para
arrojaros en los brazos de nuestros compañeros del ejército peruano, que
os esperan para ayudaros a castigar con mano severa los prevaricatos de
un injusto invasor.
La bandera tricolor heredada sin mancilla a
nuestros abuelos, será tremolada también por nosotros en el camino que
conduce a la gloria., i los que la hicieron flamear desde el Ilimani al
Chorolque, desde el Illampu al Tunari i el Sajama, no se avergonzarán de
nosotros, porque siguiendo sus mismas huellas, la conduciremos siempre
triunfante.
Que el jénio de la victoria guie vuestros pasos i que la
mano de Dios os bendiga, son los votos, queridos compañeros, con que os
saluda
Vuestro jeneral i amigo
H. DAZA.
Fuente: Ahumada Moreno, Pascual, Guerra del Pacífico: recopilación completa de todos los documentos
oficiales, correspondencias y demás publicaciones referentes a la guerra
que ha dado a luz la prensa de Chile, Perú y Bolivia, conteniendo
documentos inéditos de importancia Tomo I, Imprenta del Progreso, Antigua Seccion de Obras i Encuadernacion del Mercurio, Valparaiso, 1884, P. 204.
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