(Inédito.)
NÚM. 240. LEGACIÓN DEL PERÚ EN BOLIVIA.
(Reservada.)
La Paz, Noviembre 8 de 1879.
Señor Ministro:
En mi oficio reservado del 1º, núm. 233, tuvo el honor de reiterar a V. S. que aquí no había temor alguno de que sea alterado el orden público, salvo el caso de un contraste en el ejército aliado. Ese caso ha tenido lugar, con motivo del desembarque del ejército chileno en Pisagua, que por una fatal coincidencia se anunciaba desde días antes y se ha confirmado por el correo del día de ayer.
Tanta mayor insistencia tomaba el rumor de un próximo desorden, cuanto que por personas caracterizadas supe, y lo puse en conocimiento del Gobierno, que varios indígenas de Canchas Blancas y demás lugares recorridos por el célebre comandante de armas de Calama, don José María 2º Soto, habían venido, con la propaganda de que los chilenos les traían la abolición del tributo y la más amplia independencia de su raza. Los indios de las cercanías habían venido a ponerse de acuerdo con los cholos de esta ciudad, y todo pronosticaba que no estábamos lejos de un tremendo cataclismo.
El Gobierno adoptó medidas sagaces y prudentes, como la de abandonar la reunión de nacionales, la de alejar amistosamente al caudillo popular, doctor don Daniel Núñez del Prado, y la de aumentar su gendarmería, que hoy solo consta de 80 plazas por falta de armamento.
De la manera más providencial recibí anteayer, a las 9 A. M., una nota del prefecto de Puno, remitida de pueblo en pueblo con la trascripción del telegrama en que el prefecto de Arequipa avisa, que veinte buques enemigos habían roto sus fuegos sobre Pisagua; y ayer, a las 2 P. M., de la misina manera, el telegrama de S. E. el señor Director de la guerra, que comunica el desembarque de 12.000 hombres, después de un encarnizado combate de siete y media horas, sostenido por los batallones bolivianos Victoria e Independencia. Oportunamente comuniqué ambos avisos al Gobierno, y con un celo y rapidez notables se tomaron las medidas necesarias para que tales noticias por correo no nos sorprendieran, como nos sorprendió la noticia de la pérdida del Huáscar.
En la mañana de ayer se publicó el boletín que acompaño; en el día se hizo circular la posibilidad del combate como necesario para dificultar el desembarque del enemigo; y a las 7 P. M., hora en que llegó el correo, los ánimos preparados han quedado perplejos, porque tampoco el correo ha traído el resultado combate.
La sangre boliviana, que ha corrido en abundancia el día 2 en Pisagua, quizás unificará el sentimiento de este país en favor de su causa que nosotros sostenemos con tanta abnegación y desprendimiento.
Esperando que V. S. se dignará poner este oficio en el conocimiento de S. E., tengo la honra de suscribirme su muy atento y seguro servidor.
(Firmado.) J. L. QUIÑONES.
P. S. Acaban de confirmarme el rumor que circuló en la mañana, de que un grupo de cholos había recorrido anoche el barrio llamado de Chocata, dando vivas a Chile y a Soto.
A última hora. Después de cerrada esta comunicación, he recibido una esquela de persona caracterizada en que me dice lo siguiente: “Por un telegrama del coronel Granier se sabe que 15.000 chilenos ocuparon a Pisagua derrotando con inmensas pérdidas 4 batallones bolivianos. Dos jóvenes han acordado reunirse mañana a las 12, en la plaza de Armas, para protestar contra los directores de la guerra y los Ministros doctor Reyes Ortiz y general Jofré, y para pedir que se les entregue el armamento que haya, comprometiéndose a responder de la conservación del orden público y de la defensa nacional.”
Aunque creo que el Gobierno tendrá conocimiento de lo anterior, le trasmito el aviso para que evite la reunión, que la puede evitar con facilidad.
(Firmado.) J. L. QUIÑONES.
Al señor Ministro de Relaciones Exteriores del Perú. Lima.
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NÚM. 233. LEGACIÓN DEL PERÚ EN BOLIVIA.
(Reservada.)
Señor Ministro:
Con fecha 20 del mes próximo pasado, publicó por bando el señor general don José Iriondo, comandante general del departamento, el oficio en que el señor general Ministro de la Guerra dispone que continúe el enrolamiento y organización de la guardia nacional de esta ciudad, con cargo de que solo se reúna por tres horas los domingos en la Alameda del Prado, y bajo la conminatoria de que los no enrolados serán destinados a reemplazar las bajas del ejército permanente. El día 26, que fue el primer domingo en que debía cumplirse el bando referido, solo se reunieron 25 ciudadanos, poco más o menos; y habiéndose dictado algunas medidas para que el día de mañana la reunión sea más numerosa, desde ayer circula con insistencia el rumor de que los cholos harán revolución. Aunque esto más parece una amenaza o una preparación a la resistencia de hecho, las autoridades creo que han tomado las medidas convenientes, siendo la principal la de que vuelva al desempeño de la prefectura el prestigioso señor don Benjamín Clavijo, que se hallaba con licencia desde el día en que llegó a esta capital la noticia del desgraciado a la vez que glorioso combate naval del 8 en Mejillones.
Por los datos que ha recogido esta Legación, de fuentes muy autorizadas, no hay temor alguno de que sen trastornado el orden público por falta de elementos y de un caudillo prestigioso; pero si por desgracia sufre algún contraste el ejército aliado, como he dicho a V. S. antes de ahora, parece muy difícil el que pueda contenerse una revolución de funestas consecuencias, especialmente para el Perú.
Dígnese V. S. poner este oficio en el conocimiento de S. E. el Presidente y aceptar la distinguida consideración con que tengo el honor de suscribirme de V. S. muy atento y obediente servidor.
(Firmado.)
J. L. QUIÑONES.
Al señor Ministro de Relaciones Exteriores del Perú. Lima.
Fuente: Ahumada Moreno, Pascual, Guerra del Pacífico: recopilación
completa de todos los documentos oficiales, correspondencias y demás
publicaciones referentes a la guerra que ha dado a luz la prensa de
Chile, Perú y Bolivia, conteniendo documentos inéditos de importancia
Tomo II, Imprenta i Lib. Americana de Federico T. Lathrop, Valparaiso,
1885, P. 272.
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