[Dibujo boliviano sobre el desembarco de Antofagasta]
CONSULADO JENERAL DE LA REPÚBLICA DE BOLIVIA EN TACNA.
Febrero 19 de
1879.
Al señor Ministro de Relaciones Esteriores.—La Paz.
Señor
Ministro:
Debiendo llegar hoi el vapor del Sur al puerto de Arica, me
constituí allí, a fin de obtener detalles sobre los sucesos de nuestro
litoral, los que me apresuro a trasmitir a ese Ministerio.
El 14 de
Febrero corriente ha tenido lugar el mas inaudito suceso en el litoral
boliviano. Aunque sin las fuerzas suficientes para hacer una relación que
corresponda a la magnitud i trascendencia del crimen perpetrado por
el Gobierno de Chile, procuraré, al menos, hacer un bosquejo informe de
ese acontecimiento, que ha sido i será el baldón i la ignominia del
Gabinete de Chile.
En ese dia aciago i de eterna memoria para los fastos
de toda la América, se ha presentado la escuadra de Chile en las aguas de
nuestro puerto de Autofagasta con una fuerza mas o menos de 800 hombres i
sin previa declaratoria de guerra ni forma alguna, el jefe de
esa espedicion filibustera ha intimado al señor Prefecto del departamento
litoral la entrega de la plaza de Antofagasta, haciendo saber que a nombre
de su Gobierno iba a tomar posesión del litoral boliviano hasta el grado
23, por hallarse roto el tratado de 1874. Antes de que se contestara
semejante intimación i con una alevosía inaudita, desembarcaron, acto
continuo, 250 hombres armados i tomaron posesión del puerto, en medio de
la algazara i gritería de la muchedumbre chilena; en seguida, esta plebe,
acompañada de algunos soldados, izó el estandarte chileno en todos los
edificios públicos, lanzando gritos de amenaza i muerte contra todos los
bolivianos. A este acto de piratería, se agrega el mas horrendo ultraje
que puede inferirse a una nación: en presencia del señor Prefecto del
departamento i habiéndose invadido de antemano el local de la prefectura,
se arrojó al suelo por el populacho de Chile el escudo de armas
boliviano, se le hizo pedazos i se le holló de la manera mas villana
i ruin, al frente de la tropa chilena, que no solamente no impidió aquel
hecho, sino que lo contempló con calma i satisfacción. El mismo señor
Prefecto, insultado i vejado por esa horda salvaje, logró apenas
retirarse al Consulado del Perú, juntamente con el señor Comandante
Jeneral.
En el cuartel de Antofagasta, deduciendo a los enfermos i a los
soldados destinados a la policía i cárcel, no habia mas que unos cuarenta
hombres mal armados, que tuvieron que retirarse por orden de la
autoridad competente, bajo la amenaza de ser pasados a cuchillo por los
rotos chilenos. Ni los reclamos enérjicos hechos ante el
titulado Gobernador del distrito de Antofagasta, don Nicanor Zenteno, por
algunos bolivianos, ni la actitud prudente i moderada de estos últimos,
fueron suficientes para contener la furia de los rotos que, apoyados por
sus sayones, injuriaban, maltrataban i escarnecían a algunos bolivianos
que habían desempeñado cargos públicos. En todo ese dia se repitieron las
hostilidades de hecho i de palabras contra los bolivianos, de los que
muchos salvaron milagrosamente su vida. Al mismo tiempo se intimó a las
autoridades para que desocuparan el puerto en el primer vapor que
pasara por la bahía.
Dos dias de sufrimiento i tortura padecieron los
nacionales, i por fin en el vapor del 16 se embarcaron muchos de ellos con
dirección a Cobija, Tocopilla i otros puertos del Perú.
El mismo dia
14, los famosos batalladores chilenos mandaron cien hombres a tomar
Caracoles, i se ha sabido que en Carmen Alto se han cometido asesinatos
atroces con los bolivianos indefensos que trabajaban en las
salitreras, sin perdonar ni aun a las mujeres. Se dice que los
empleados de aquel mineral se han retirado a Calama.
El señor Prefecto, el
señor Comandante Jeneral, el señor coronel Valdivieso i demás militares,
se han estacionado en Cobija; los demás empleados se han diseminado en
distintos puntos de la costa boliviana i peruana.
La escuadra chilena
consta de dos buques de guerra denominados Blanco Encalada i Lord
Cochrane que por sus dimensiones parecen que fueran de
importancia, aunque hasta ahora sus marinos i sus cañones no cuentan con
combate naval alguno; ademas tienen tres buques pequeños que no pueden
servir sino como fantasmas.
No omitiré manifestar a ese Ministerio que el
referido dia 16, en que salieron casi todos los bolivianos de
Antofagasta, el Blanco Encalada siguió de cerca al vapor en que se
encontraban éstos i fondeó al mismo tiempo en el puerto de Cobija, donde
quedó estacionado, sin conocerse su objeto ni la actitud que debia tomar:
parece que esperaba la salida del vapor para descubrir el motivo que lo
llevaba allí. El rumor que corría en Antofagasta i que los
mismos invasores no tenían inconveniente de manifestar, era que la
usurpación iba a estenderse hasta el Loa.
Los tres Diputados del litoral
boliviano han hecho una protesta enérjica contra la invasión criminal de
Chile i todos los bolivianos han obrado de igual manera, lanzando una
interpelación llena de amargura e indignación a todo el pais, para
castigar severamente a los piratas sud-americanos. Ambos documentos han
sido publicados por la prensa i no pueden menos que conmover las fibras
mas delicadas del sentimiento nacional i producir una
honda i terrible impresión.
Tal es, señor, el triste cuadro de los
últimos sucesos del litoral, referido tanto por los nacionales, como por
los estranjeros que han llegado el dia de hoi por el vapor Amazonas al
puerto de Arica.
Con toda consideración, soi de usted muí atento
servidor.
MANUEL GRANIER.
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CONSULADO JENERAL DE LA REPÚBLICA
BOLIVIANA.
Tacna, Febrero 20 de 1879.
Al señor Ministro de Relaciones
Estertores.—La Paz.
Señor Ministro:
Confirmo los oficios que el dia de
ayer dirijia a ese Ministerio, por medio de un extraordinario.
El dia de
ayer se ha presentado ante este Consulado la mayor parte de los
bolivianos que desembarcaron ayer en Arica, i todos ellos, al referir los
atentados que he comunicado a ese Ministerio, al frente del ultraje i
persecución de que han sido víctimas, recuerdan con gratitud i
reconocimiento las manifestaciones que han recibido de los
ciudadanos peruanos en el puerto de Iquique. Animados de
sentimientos nobles i elevados, los hijos de ese activo i laborioso puerto
no han podido menos que rechazar con indignación la actitud usurpadora
del Gobierno de Chile sobre nuestro litoral. Igual impresión se deja
sentir en esta importante población.
Tampoco debo omitir manifestar a
usted que la conducta del señor Cónsul del Perú en Antofagasta, doctor
Manuel M. Seguin, no ha podido ser mas digna ni mas protectora para
nuestros compatriotas. Perseguidos éstos por la rotería chilena,
encontraron allí desde el momento de la invasión un asilo protector
contra el insulto i el puñal.
Aun no he recibido noticias exactas de
todas las desgracias acaecidas; solo se sabe que en Antofagasta
fueron cruelmente asesinados el sarjento Antequera i su esposa i que la
noche del 14 se cometieron un sin número de robos i atentados; que en
Carmen Alto se dio muerte a cuchillo a cuatro individuos i se maltrató i
mortificó a los trabajadores bolivianos que existen en aquellas
salitreras. Respecto a Caracoles, no hai mas noticias que las que tuve
el honor de comunicar a usted con fecha de ayer.
Acompañando a este oficio
la publicación de todos los actos que tengo comunicados, me repito del
señor Ministro mui atento servidor.
MANUEL GRANIER.
_______________________________________
CONSULADO DE BOLIVIA.
Iquique, Febrero 18 de 1879.
Al señor Ministro de Estado en el
despacho de Relaciones Esteriores de Bolivia.
Señor Ministro:
Cuando este
Vice-consulado hacia esfuerzos supremos a fin de ayudar con un auxilio a
los departamentos del interior de la República que sufren el flajelo del
hambre; cuando todos los habitantes de las naciones estranjeras nos
estendian la mano protectora para atenuar las consecuencias de la seca,
ha venido a turbar su reposo las pretensiones de Chile, cuyo carácter
ambicioso i desleal es felizmente conocido del continente americano.
El
telegrama adjunto, hará conocer a usted que el 14 del actual, después de
intimar, como se dice, a la Prefectura, la entrega de Antofagasta,
tomaron posesión de dicho puerto por la presión de la fuerza; i son
aquellos mismos, señor Ministro, que vergonzosamente i despavoridos
huyeron a la sola vista de la escuadra arjentina. Este proceder inaudito i
mil veces alevoso, emblema característico de aquella republica, no
puede menos que sublevar la sangre de todo boliviano i hacer latir el
corazón de patriotismo, al considerar la reivindicación del honor
nacional, i sucumbir con honra antes que permitir tan incalificable
ultraje.
Cumplo también con el deber de poner en conocimiento de usted,
para que lo trasmita al señor Presidente de la República, que toda la
colonia boliviana residente en este departamento, i en un número considerable, está dominada con un vehemente entusiasmo i lista para
marchar en defensa de la nación, esperando solamente órdenes
superiores.
Ruego al señor Ministro, i por su digno órgano al
señor Presidente, acepten estos sentimientos con mas la renuncia formal
que hace el suscrito a fin de ir a combatir como soldado en las filas del
ejército para lo que, después de aceptada dicha renuncia del
Vice-consulado, le señale supuesto.
Con este motivo, me es honroso
reiterar a usted los sentimientos de alta i distinguida consideración con
que me es grato suscribirme del señor Ministro, atento i
seguro servidor.
JUAN BALSA.
Fuente: Ahumada Moreno, Pascual, Guerra del Pacífico: recopilación completa de todos los documentos
oficiales, correspondencias y demás publicaciones referentes a la guerra
que ha dado a luz la prensa de Chile, Perú y Bolivia, conteniendo
documentos inéditos de importancia Tomo I, Imprenta del Progreso, Antigua Seccion de Obras i Encuadernacion del Mercurio, Valparaiso, 1884, P. 58.
La primera reacción Boliviana Huir a suelo Peruano
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