[Oleo del combate de Pampa Germania]
Arica, Noviembre 10 de 1879.
Continúa el adelanto de las fuerzas chilenas cuyas avanzadas se encuentran ya en Agua Santa.
Una descubierta de húsares fue derrotada por fuerzas de caballería enemiga.
Nuestra fuerza constaba de 50 húsares peruanos y 50 de Bolivia al mando del comandante Sepúlveda; la caballería chilena ascendía a 350 lanceros.
El ejército del Sur ocupaba la línea de Pozo Almonte a Iquique. Indudablemente en la zona comprendida entre estos dos puntos tendrá lugar un gran combate decisivo.
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Mientras tanto, hoy o mañana a más tardar, saldrá a operar sobre uno de los flancos del ejército enemigo una división a las órdenes de S. E. el General Daza, compuesta de más de 3.000 hombres, cuyo cuadro es el siguiente:
Escuadrón Escolta.
Escuadrón Ametralladoras.
Escuadrón Murillo.
Batallón Granaderos Daza, 1º de la guardia.
Batallón Granaderos Sucre, 2º de la guardia.
INFANTERÍA DE LÍNEA.
Batallón 2º Aroma.
Batallón 3º Aroma.
Batallón 4º Aroma.
Dos baterías de artillería de montaña.
El 6, uno de los buques chilenos estuvo en Camarones. A los disparos de rifle que hizo la guarnición mandada por un capitán, contestó con una hora de vivo cañoneo; en seguida abandonó la caleta, sin que desembarcara la fuerza que con tal intento llevaba preparada.
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En el choque contra la caballería enemiga, según datos que hemos podido obtener hoy, murió el teniente coronel Sepúlveda, batiéndose desesperadamente contra un número cuatro veces superior al de su fuerza. El enemigo cerco a los nuestros y terminó el combate a sable y carabina. El coronel Masías, subjefe de Estado Mayor, sufrió una peligrosa caída; fue conducido a Tarapacá y se encuentra en Molle fuera de cuidado: tiene dislocados el brazo y la pierna izquierda.
48 prisioneros tomados en Pisagua fueron remitidos a Antofagasta.
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Es desgarrador el espectáculo que presenta la explanada del muelle de Arica. Innumerables familias han abandonado Iquique, trayendo escasamente lo indispensable para la vida. Las mujeres a todo el rigor del sol están sentadas en la playa con tiernas criaturas en los brazos, esperando el desembarco de sus reducidos ajuares, porque el crecido número de equipajes dificulta la movilización, siendo escasos los medios de trasporte.
Iquique está desolado; todos emigran apresuradamente. Los principales propietarios han decidido pegar fuego a la población tan pronto como se aproxime el ejército chileno.
CELSO.
Fuente: Ahumada Moreno, Pascual, Guerra del Pacífico: recopilación
completa de todos los documentos oficiales, correspondencias y demás
publicaciones referentes a la guerra que ha dado a luz la prensa de
Chile, Perú y Bolivia, conteniendo documentos inéditos de importancia
Tomo II, Imprenta i Lib. Americana de Federico T. Lathrop, Valparaiso,
1885, P. 229.
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