A bordo de la corbeta "Union".—Al ancla, Arica, Octubre 9 de 1879.
Benemérito señor Jeneral Director de la Guerra.—B.S. G.—Al fondear en este puerto con la corbeta Union de la división de mi mando, cumplo con el deber de dar parte a V. S. de los acontecimientos que han tenido lugar desde nuestra salida de Arica el 30 del pasado en convoi con el monitor Huáscar i a órdenes del Contra-Almirante Grau.
Habiéndonos reunido ese mismo dia en Iquique, después de dejar allí la división que condujo el trasporte Rimac, zarpamos el Huáscar i la Union en convoi hacia el Sur. El 4 recalamos sobre la costa de Chile i después de apresar la goleta Coquimbo en Sarco, nos hicimos nuevamente a la mar. En la noche penetramos ambos buques al puerto de Coquimbo, reconocimos su fondeadero, mui inmediatos a los buques surtos en la bahía, i volvimos a salir sin la menor novedad.
Por la mañana del 5 entramos asimismo en la rada de Tongoi. Aquí resolvió el Contra-Almirante Grau que regresáramos al Norte, pero tocando previamente en ciertos lugares acordados.
Habiéndonos dirijido con el convoi sobre la ensenada de Antofagasta, avistamos las luces de este puerto a la 1 h.35 a. m. del 8: el Huáscar se acercó a practicar un reconocimiento i la Union, después de aguantarse largo rato sobre su máquina, puso rumbo a la punta de Tetas, donde tenia instrucciones de esperar al Huáscar. Este no se hizo aguardar i a las 3 h. 30 m. a. m. se cambiaron entre ambos buques las señales que teníamos para el caso. Navegamos hacia el Norte a dos o tres millas de tierra, teniendo el Morro Moreno por la escuadra, cuando el Huáscar, cuyas aguas seguíamos, desvió rápidamente su rumbo sobre el O. i luego al S. O., haciéndonos al mismo tiempo la señal de «buques enemigos». En efecto, el humo de cuatro vapores se veia distintamente un poco al Norte, mui cerca de tierra i próximos a nosotros. Eran las 4 h. 30 m. a. m. i aunque la luna se hallaba fuera, el tiempo estaba brumoso, como sucede de ordinario al amanecer en estas costas. El viento soplaba fresco del Sur, i como esto era desfavorable a la marcha del Huáscar nos interpusimos con la Union entre el monitor i los enemigos, quienes, teniéndonos mas inmediatos i avistando solo nuestro humo, gobernaron en nuestra persecución. Así logramos, aumentando progresivamente de andar, llevarlos mas al Sur, mientras el Huáscar fué rondando su rumbo al Norte, que era el mas favorable a su marcha. A las 5 h. 30 m. a. m. habia aclarado completamente, i entonces pudimos observar que nuestros perseguidores era una división chilena compuesta de un blindado i tres vapores mas. Luego que éstos reconocieron al Huáscar que ya se encontraba como a tres millas al Norte, gobernaron todos en su demanda. La Union pasó a colocarse entre el Huáscar i los enemigos, conservando de éstos, una distancia de cinco a siete mil metros.
Observaciones repetidas nos hacían conocer que el Huáscar aumentaba, aunque lentamente, la distancia respectiva. Así continuó todo hasta la 7 h. 20 m. a. m., hora en que el vijía dio la voz de «tres humos por el N. O». Poco después se reconocieron tres vapores que componían una segunda división encabezada por el otro blindado chileno. Desde este momento nuestra situación se hizo muí delicada. El paso del N. 1|4 NE. al Este se hallaba cerrado por la costa inmediata, que nos demoraba a ese lado, el del N. NO. al O. por la nueva división, i el del Sur, por la primera que nos perseguía.
No quedaba, pues, otro recurso que forzar a todo andar el paso por el Norte. Desgraciadamente los buques que venían del NO. estaban mui inmediatos i el blindado de su frente ganaba notablemente distancia.
El Huáscar, que maniobraba con extraordinaria habilidad i rapidez, procuraba aprovechar para el Norte cuando le era posible en su proximidad a tierra; pero da distancia del enemigo decrecia hasta cuatro mil metros mas o menos. En estos momentos, 9 h. 30 m. a. m., el Huáscar, que ya no tenia salida, puso violentamente la proa sobre tierra frente al Morro de Mejillones de Bolivia. La Union, con mayor anclar entonces, pudo franquearse siguiendo al Norte el rumbo que traíamos.
Luego que el Huáscar estuvo cerca de la playa se atravesó al blindado, que no cesó de acercarse mas i mas i rompió sus fuegos. El Huáscar, con un arrojo indescriptibles i que será siempre el título mas honroso del Contra-Almirante Grau, se lanzó al espolón sobre su formidable contendor, que parece evitó el golpe, debido a lo fácil de sus movimientos por la doble hélice.
La otra división llegaba i el segundo blindado tomaba parte en el ataque contra el Huáscar. Mientras tanto, las corbetas i buques lijeros que venían escalonados según su anclar, perseguían a la Union, destacándose tres de entre ellos, al parecer la O'Higgins, el Loa i otro que para forzar su andar largó velas i quedó algo atrasado. Esta persecución que nos iba alejando del Huáscar nos permitió distinguir únicamente durante poco mas de una hora el vigor i lijereza con que nuestro monitor, estrechado por fuerzas tan superiores, acometía a los enemigos.
Los buques que nos perseguían continuaron haciéndolo durante el dia con todo empeño, llegando a disminuir en algunas horas la distancia hasta tres mil doscientos metros.
La gravedad de los sucesos que tenian lugar, me decidió a convocar una junta de guerra compuesta del comandante de la corbeta Union, capitan de navio don Nicolás F. Portal, 2.° i 3.° de ella, capitanes de corbeta don Juan Salaverry i don Emilio M. Benavides, del mayor de órdenes de la división, capotan de fragata don Gregorio Pérez, i del teniente coronel de la columna Constitución, don Leopoldo Flores Guerra. De su acuerdo unánime resultó que si alguno de los enemigos llegaba a estar a tiro de cañón, presentaríamos el costado para darle combate, aun cuando tal maniobra reuniese, como tenia que suceder, a tres o cuatro de los buques que venian por el Sur; pero si esto no ocurría, debíamos continuar sin alteración nuestra derrota, que ya había sacado a la corbeta del centro de toda la escuadra enemiga, Así se verificó i hasta el anochecer se veían los humos de tres vapores por la popa de la Union a distancia de ocho o diez mil metros.
Sin otra novedad acabamos de fondear en este puerto, donde espero las órdenes de V . E.—Dios guarde a V . E.—(Firmado) AURELIO GARCÍA I GARCÍA.
Fuente: Ahumada Moreno, Pascual, Guerra del Pacífico: recopilación completa de todos los documentos
oficiales, correspondencias y demás publicaciones referentes a la guerra
que ha dado a luz la prensa de Chile, Perú y Bolivia, conteniendo
documentos inéditos de importancia Tomo I, Imprenta del Progreso, Antigua Seccion de Obras i Encuadernacion del Mercurio, Valparaiso, 1884, P. 498.
García y García fue la vergüenza de la marina peruana, no tan sólo por este incidente nefasto en que huyó dejando solo al Huascar, sino por todos los demás aconteceres en que se vió involucrado. Los mismos peruanos lo tildaron "corría y corría" en lugar de García y García.
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