viernes, 23 de octubre de 2020

Conversacion con los prisioneros del «Huáscar.»

 [El monitor Huáscar en Talcahuano]
 
Octubre 17.—Hemos continuado nuestras visitas a los prisioneros del Huáscar i en la de hoi viernes hemos conversado con el injeniero primero señor Samuel Mac Mahon, robusto i membranudo ingles que sirvió en el Huáscar los cinco últimos años. Se espresa comprensiblemente en nuestro idioma i demuestra gran cariño por el Perú, donde ha servido doce años en los diversos buques de la escuadra.
 
Hicimos rodar nuestra conversación sobre el departamento de las máquinas del monitor, que estaba a su cargo, con especialidad en los momentos del combate.
 
Preguntárnosle qué clase de combustible era el que usaban, i nos dijo que consumían el mejor carbon ingles conocido i de las dos clases siguientes:
 
El primero dominado de patente, formado en planchas o pasteles de treinta pulgadas en cuadro, usándose este combustible solo en la noche o en cualquier momento en que era requerido por las circunstancias, teniendo la especialidad ese combustible de no arrojar sino una imperceptible cantidad de humo, invisible a la menor distancia; el segundo el carbon de Swansea de primera calidad solo para las marchas a la larga i en alta mar.
 
Merced a estas precauciones, el monitor podia acercarse a nuestros puertos a hacer reconocimientos, sucediendo que cuando el blindado Cochrane se dirijió a Caldera en busca del Huáscar, éste pasó mui cerca sin ser visto por aquel. La chimenea de éste no arrojaba sino una lijera humareda, no obstante que sus hornillas llevaban los fuegos tan encendidos que hacían correr al buque once i media millas.
 
Antes de que el Huáscar saliera de Arica a la última espedicion opinaron varios jefes del buque i entre ellos insistió con mas exijencia el jefe de la sección de las máquinas, de que el Huáscar fuera al Callao a limpiar sus fondos i recorrerla, pues habia disminuido su andar en dos millas. El contra-almirante Grau, sea por la orden recibida de partir inmediamente o por no ser de la opinion de los demas, no hizo caso de las observaciones i puso proa a la mar.
 
Analizando este punto importante, que fué tan fatal en sus resultados, nos inclinamos a creer que hubo urjencia en el mandato recibido por el contra-almirante de partir, por cuanto nos refirieron algunos oficiales que los corresponsales de los diarios de Lima, señores Neto i Reyes, habia bajado a tierra a dar un paseo en las calles de Arica i no hubo tiempo de avisarles de que el buque se hacia a la mar, razón por la cual no hemos tenido, gozando de nuestra temperatura, a esos insultadores de Chile.
 
Concretada nuestra conversación al momento del combate, nos decia el primer injeniero que perfectamente habrían podido escapar a los esfuerzos que hacia el Blanco para echarlos sobre la costa a fin de que el Cochrane les cortara el camino por el Sur, escapada que con toda seguridad habría también hecho del último blindado; pero la confianza íntima del contra-almirante de que el Cochrane era incapaz de andar mas de ocho millas pos las veces que éste mismo habia demostrado no poder mas, hizo no prepararse para el combate ni aun alarmarse por un encuentro.
 
Grau fué sorprendido cuando notó de que el Cochrane avanzaba estraordinariamente, calculando su andar el injeniero primero del Huáscar en once i media millas. Solo entonces dióse la orden de prepararse para el combate, ordenando el toque de zafarrancho.
 
Pero un importantísimo incidente vino a acontecer a bordo del monitor en tan supremos momentos, incidente tan fatal que fué el que perdió al buque.
 
Sabido es que el Huáscar tiene dos timones, uno para su marcha ordinaria i otro denominado timón de combate i destinado a este solo objeto. La operación que se practica para trasmitir el poder del movimiento del primero al segundo demora diez o quince minutos a lo mas. Pero desgraciadamente se quebraron algunas piezas importantes de los aparatos de trasmisión i hubo, por no haber tiempo para repararlas a firme, que servirse de aparejos i cabos que retardaron tan esencial como indispensable maniobra.
 
Fué en esta interrupción de la marcha que el Huáscar casi se va a tierra i lo que faltó de gobierno hizo que nuestro blindado ganara distancia.
 
En ese solo momento fué cuando el contra-almirante Grau dio la orden de dar su mayor andar al buque, pero ya no era tiempo.
 
Este incidente es el que, según mi raclator, fué el oríjen de tamaña desgracia. Sin esto el Huáscar vuela i nuestros blindados se habrían quedado atrás.
 
El injeniero dice que al momento de embestir la proa el Huáscar al Blanco, llevaba una fuerza de trece millas i que era fuera de duda que ambos se habrian ido a pique.
 
Dice que cuando se le ordenó abrir las válvulas lo hizo con dos que tienen cinco pulgadas de alto por cuatro de ancho i que se preparaba para destapar la mayor que tiene 33 pulgadas, abierta la cual el buque se habría sumerjido en dos minutos; pero no hubo tiempo: esa operación habría demorado siete minutos por cuanto habría tenido que sacar unos veinte pernos que la cierran, a cuyo objeto tenia listos tenazas, llaves i martillos i para mayor imposibilidad llegó una bomba i barrió con esas herramientas, hiriéndole a él i a otros injenieros.
 
La salvación completa del Huáscar, en opinión de todos los oficiales i maquinistas, es debida a la prontitud i lijereza con que llegaron a bordo i a la actividad con que se precipitaron para obrar sobre el despartamento de las máquinas.
 
Nos referia el señor Mac-Mahon que cuando él se disfrazó de marinero para que no lo reconocieran, se olvidó de quitarse la gorra; por ésta lo reconoció el teniente Simpson i tomándolo con fuerza del cuello, le dijo:
 
—Mira, gringo: vas a cerrar las válvulas sobre la marcha; si no, te disparo los seis tiros.
 
En el acto corrió a esa operación i con ella cesó todo peligro.
 
Nos refiere también que las máquinas están en perfecto estado i son mui superiores a las de nuestros blindados.
 
Juzga que deben estar a bordo i en su camarote los planos de nuestros blindados i que son copias de los hechos por el arquitecto naval de nuestros buques señor Reed, i agrega que el contra-almirante Grau tenia en su cámara tanto los planos de nuestros buques como los de las fortificaciones de toda la costa de Chile.
 
Le preguntamos si admitiría a bordo del Huáscar el mismo puesto que ocupaba, i nos dijo que tenia un gran cariño por el buque, pero que también lo tenia por el Perú i esto no le haria admitir jamas.
 
Tiene gran conocimiento de lo que podremos decir maquinaria maritima, como tambien de nuestros buques en esa parte i aun en el poder de su artilleria i blindaje.

Por cierta creencia que tenemos de que pueda servir para mas tarde el detalle importantisimo en que nos hemosdetenido, juzgamos que valía una correspondencia i como tal la enviamos, respondiendo de la exactitud de la relacion.

Cuenta uno de los ingleses que uno de los naufragos de la Esmeralda estaba ahogandose i le sacaron tomandole por los cabellos. Apenas tuvo la cabeza fuera del agua, dió un grito de ¡Viva Chile! razon por la cual un oficial peruano quiso matarle, i lo habria hecho así a no haberse opuesto a ello revólver en mano otro de la misma graduacion.

EL CORRESPONSAL.

Fuente: Ahumada Moreno, Pascual, Guerra del Pacífico: recopilación completa de todos los documentos oficiales, correspondencias y demás publicaciones referentes a la guerra que ha dado a luz la prensa de Chile, Perú y Bolivia, conteniendo documentos inéditos de importancia Tomo I, Imprenta del Progreso, Antigua Seccion de Obras i Encuadernacion del Mercurio, Valparaiso, 1884, P. 520.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario