lunes, 18 de octubre de 2021

Sacrificios irreparables (articulo argentino de la editorial La Libertad)

 [Oleos de Arturo Prat y Miguel Grau]
 
Dos grandes dolores hemos esperimentado en el tiempo que dura la guerra del Pacífico: 
 
El sacrificio de Prat! 
 
El sacrificio de Grau! 
 
No comparemos á los que en las regiones serenas de la eternidad, han de haberse encontrado para abrazarse y presentarse como un símbolo que execra la guerra indiscutible que los ha llevado á la inmortalidad. 
 
De esa guerra del Pacifico no ha de quedar otro recuerdo que los combatientes puedan presentar á la historia, que el sacrificio de Grau y de Prat. 
 
Para purificar los grandes crímenes de las sociedades, el cielo designa víctimas espiatorias, según la espresion de Chateaubriand. Elije lo mas inmaculado. 
 
Prat y Grau pueden considerarse los elegidos para la purificación del crimen que esa guerra del Pacífico ofrece á la contemplación del observador. 
 
El Huáscar ha sido el altar de la inmolación de estos dos héroes. Alli sucumbe el uno dejando atónitos á los que le vieron, con su incomparable arrojo. 
 
Alli sucumbe el otro destrozado por las balas. 
 
Prat no tuvo sinó el tiempo necesario de morir como un inmortal. 
 
Grau tuvo los dias necesarios para revelarse valiente entre los valientes, humano entre los abnegados, grande entre los grandes de corazón. 
 
Han muerto sin ódios, cumpliendo con el deber que les imponía la patria en sus estravíos. 
 
Han enseñado á morir para la tierra, como si esta fuese indigna de contarles entre sus pobladores. 
 
Eran demasiado heróicos y puros para sustentar cón su coraje y sus virtudes la prolongación de una guerra criminal. 
 
No son los pueblos los que alli están combatiendo. 
 
Los prisioneros chilenos son recibidos en el Perú como hermanos. 
 
Los prisioneros peruanos son mirados como séres privilegiados por Chile. 
 
Despues de la carniceria, cuando ha pasado la hora del combate oficial, los combatientes se abrazan, se prodigan todo género de cuidados, lloran! 
 
El sacrificio de Prat arranca una aclamación de dolor y respeto en todos los pueblos del Perú. 
 
El sacrificio de Grau arranca á todo Chile un grito de dolor, de admiración.

¿Qué guerra es esta en la cual los pueblos confunden sus sentimientos y los gobiernos no se detienen? 
 
Grau y Prat no bastan á cubrir el crimen de los que les llevaron al sacrificio. 
 
Cualquiera de las naciones que triunfe en esa guerra, la victoria jamás recompensará la muerte de Prat y de Grau. 
 
Son ellos los únicos que pueden decir que han triunfado, porque son ellos los únicos que pasarán á la inmortalidad. 
 
Víctimas del deber, se han hecho acreedores al dolor de cuantos los conocieron y de cuantos han sabido admirar el temple de sus almas. 
 
Los pueblos que tuvieron tales hijos, debían levantar un solo monumento para ambos héroes, como una venganza justa que condene á los que prepararon y llevaron á cabo la guerra del Pacífico.
 
Fuente: Héctor F Varela, Corona Funebre: Homenage de la República Argentina a Miguel Grau, Imprenta de El Porteño, calle Belgrano 79, 1879, P. 13. 

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