Abrumados bajo el peso del mas profundo sentimiento, lamentamos en este dia la muerte de un héroe, cuyas audaces empresas habian captado nuestra admiración y aprecio.
Grau, el valiente comandante del Huáscar, ha muerto defendiendo una causa justa, y sellando con su sangre el amor que profesara á su patria!
Ha muerto víctima del deber que en estas circunstancias apremiantes imponíale su acendrado patriotismo como peruano.
El Huáscar ha caido en poder de sus numerosos enemigos, despues de haber contemplado exánimes sobre su cubierta á todos sus gefes y oficiales.
Ha sido necesario todo el poder de la escuadra chilena, para rendir al Huáscar, inferior por el número de sus cañones, y de coraza mucho mas débil que la de los encorazados chilenos.
La pérdida del Huáscar es una gran pérdida para el Perú, pero es mucho mas grande y dolorosa la pérdida de los ínclitos héroes que han sucumbido en las aguas de Mejillones.
Es fácil remediar la pérdida del Huáscar, pero será sumamente difícil que el Perú pueda reemplazar el gran vacío que dejan en su marina los gloriosos oficiales que acaban de sucumbir.
Chile, orgulloso por la victoria obtenida, debida mas al número y poder de sus buques, que al valor y pericia de sus marinos, levantará quizá una columna rostrada con las reliquias del acorazado peruano.
Sin embargo, esa columna en vez de perpetuar los triunfos de la marina chilena, solo servirá para legar á las generaciones venideras la memoria de los incomparables héroes del Huáscar.
La causa del Perú es la causa de la justicia, y no podemos mostrarnos indiferentes en presencia de las desgracias que actualmente la abruman.
Lloramos la pérdida de los héroes del Huáscar, y ya que no nos es dado deponer en estos momentos una corona de laurel sobre la tumba que guardan los mortales despojos de estos esclarecidos marinos, consagramos á su memoria estos desaliñados renglones.
Buenos Aires que ha mirado con tanta simpatía la causa del Perú y de Bolivia, debe tributar honores fúnebres á los que tan valerosamente han sucumbido en favor de una causa justa, cual es la defensa de los derechos de la patria injustamente conculcados, implorando para ellos paz y descanso eternos.
Fuente: Héctor F Varela, Corona Funebre: Homenage de la República Argentina a Miguel Grau, Imprenta de El Porteño, calle Belgrano 79, 1879, P. 10.
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