Comandancia jeneral de la primera división naval, a bordo del Huáscar.
Arica, agosto 10 de 1879.
Señor contra-almirante comandante jeneral de las baterías i fuerzas existentes en esta plaza.
Señor comandante jeneral:
El 1.° del presente, a la 1.40 A. M., zarpé de este puerto al mando de la flotilla compuesta del monitor Huáscar i del trasporte Rimac, en virtud de las instrucciones que por el conducto del señor secretario jeneral se sirvió impartirme S. E. el supremo director de la guerra.
En cumplimiento de ellas hice derrotar al sur de manera de pasar libre de la vista de los enemigos estacionados en el puerto de Iquique. Poco después de nuestra salida empezó a esperimentarse mar gruesa del sur, que fué aumentando hasta obligarnos a disminuir el andar a causa de las fuertes cabezadas que orijinaba en los buques.
A las 4 A. M. del 3 hizo el trasporte señal de alarma permaneciendo parado, lo que me obligó a regresar en su demanda para investigar la causa de ella. Supe entonces que por el efecto de las fuertes cabezadas se le habia roto una de las escéntricas de la máquina i mandé a los maquinistas de este buque para que eu junta con los del Rimac examinasen el estado de la avería i la manera de repararla. A juicio de éstos podia hacerse una reparación provisional por la cual pudiese el buque moverse, aunque despacio i solo hacia adelante; i comprendiendo que en tal estado no era posible continuar con el trasporte al sur sin esponerlo, decidí que se emprendiera inmediatamente la reparación i que se dirijiese el buque al Callao i que se trasportara al .Huáscar durante este tiempo el carbón que fuera posible. Todo se verificó aunque con las dificultades que presentaba el mar para esta última operación; a las 5.30 P. M., después de concluida la reparación i trasbordos, continué con el Huáscar al sur dejando al Rimac en movimiento con dirección a su nuevo destino.
El 4 a las 9 A. M. encontré, detuve i reconocí al vapor alemán Ibis de la compañía «Kosmos» que habia salido el dia 2 de Valparaiso i se dinjia de este puerto en dirección al norte. Por pasajeros de este buque tuve noticia, aunque vaga, de que el blindado Cochrane se encontraba en Coquimbo, por lo cual á las 10.30 del mismo dia me detuve en la boca del puerto de Caldera i mandé una embarcación al mando de un oficial, teniente segundo don Fermín Diez Canseco i con un práctico para que con las precauciones del caso investigasen si realmente no se encontraba en el fondeadero el mencionado buque.
Como resultado supe que el trasporte Lámar era el único buque enemigo que habia en el puerto, i con el intento de dirijirme a Coquimbo en alcance del blindado, antes que fuese conocida la presencia del buque en estas aguas, continué inmediatamente mi derrota sin preocuparme del trasporte, después de haber tomado a bordo una embarcación con dos tripulantes pescadores que fué apresada por la nuestra i que confirmó las noticias dadas por el oficial.
La mar i el viento que hasta entonces se habian manifestado fuertes, principiaron a arreciar de una manera notable para esta latitud; el buque luchaba fuertemente sin avanzar casi al sur: pronto arrancó ésta dos de las falcas de proa i averió la lancha de vapor; sobre todo producía movimientos tan violentos en el buque que le causaban un trabajo escesivo.
Esto por. una parte i el consumo de carbón, cuyo combustible no tenia mas de la cantidad necesaria para el regreso, observando que el tiempo no presentaba indicio de calmar, me decidieron a dejar de continuar, i a las 6 P. M. del 5 hice rumbo al norte con el objeto de dirijirme a Caldera en busca del Lámar.
A las 8 P. M. del 6 llegué a la embocadura del puerto i permanecí aguantando en ella mientras el teniente segundo don Jervasio Santillana a quien mandé a cargo de una embarcación, reconoció la situación del fondeadero. A su regreso me informó este oficial de que en él había un vapor i algunos buques de vela; pero en razón a la oscuridad de la noche en ese momento no tenia seguridad de que aquel fuese el Lámar.
Me dirijí entonces al fondeadero hasta llegar mui cerca del espresado vapor i mandé a su bordo al capitán de fragata graduado don Manuel Meliton Carvajal para que hiciese el reconocimiento de estilo. Al pasar frente a una de las baterías hizo ésta un tiro sin bala.
El vapor reconocido resultó ser el Valdivia, de la Compañía Inglesa que había fondeado en la mañana i esperaba al del estrecho para trasbordar su carga. A la vez este jefe tomó informe de los pasajeros i supo que el Lámar habia sido enmendado mui a tierra i pegado al muelle en poco fondo. Busqué entonces un pasaje ya por entre los buques, ya aproximándome a la playa a fin de llegar hasta él i atacarle; pero aunque habia salido ya la luna i producía suficiente claridad, no me fué posible avistarlo siquiera por lo mui próximo que se encontraba de la playa i porque se proyectaba sobre tierra.
A las 11.5 P. M., convencido de no poder obrar contra el Lámar, salí del puerto con rumbo hacia el norte.
El 7 a las 2 P. M. entré al puerto de Taltal i notifiqué a. la autoridad de él mi intento de destruir las lanchas, haciéndole responsable de cualquiera hostilidad que se ejerciera contra la tripulación de este buque; comisionando al efecto al teniente segundo don Enrique Palacios, mas como el regreso de éste demorase, procedí de hecho a trasbordarlas al costado de este buque para emprender su destrucción.
Probablemente la demora del oficial parlamentario, orijinada por la apartada distancia i el lugar en que encontró a la autoridad, obedecía a un fin combinado, pues hora i media después se presentaron en la parte norte de la entrada del puerto, casi inesperadamente, dos buques a vapor.
Esta sorpresa me obligó a suspender la operación en que me hallaba ocupado i a salir del puerto a toda fuerza de máquina, a fin de reconocerlos i volver, después, si era posible a continuarla.
Pronto reconocí que eran buques enemigos i uno de ellos el Blanco Encalada, por lo que, rehuyendo el encuentro, hice rumbo al suroeste, i continué seguido por ellos, hasta que entrada la oscuridad de la noche i habiéndoles por esta causa perdido de vista, me dirijí al sur i después al este con el animo de burlarlos i continuar mi derrota hacia el norte. Sin embargo, a las 2 A. M. del siguiente dia avisté por la cuadra de babor dos buques que a pesar de la oscuridad de la noche pude conocer en ellos al compañero del blindado; cambiaron luces de destello i habiendo enmendado mi rumbo un poco a tierra desaparecieron completamente.
Asi continué mi viaje al norte tocando e inspeccionando los puertos de Cobija i Tocopilla, fondeando en el de Iquique sin otra novedad ayer a las 2 P. M.
Durante esta espedicion he navegado siempre que me ha sido posible mui próximo a la costa a fin de reconocerla i hostilizar los buques del enemigo que trafican por ella.
En el puerto de Iquique recibí un telegrama orden del señor jeneral supremo director de la guerra para convoyar al trasporte Oroya, í en su cumplimiento lo he verificado i he fondeado a la vez que él en este puerto a la 1 . 3 P. M.
Todo lo que tengo el honor de participar a US. para su conocimiento i a fin de que por su órgano llegue al del excelentísimo señor jeneral supremo director de la guerra.
Dios guarde a US.
MIGUEL GRAU..
Fuente: Boletín de la Guerra del Pacifico 1879-1881, Editorial Andrés Bello, Santiago, 1979, P. 322.
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