A bordo de la corbeta Magallanes.
Antofagasta, agosto 29 de 1879.
Señor Juan 2.° Carrasco.
Mi querido amigo:
Como te decia en mi anterior, el comandante Grau ha quedado mui enojado con la Magallanes por la jugada que le barajó en Iquique el 10 de julio, por lo que se ha propuesto buscarla para castigarla.
Fiel con este propósito, el 24, poco después de media noche, estuvo a visitarnos en el mismo Antofagasta. Creyó encontrarnos durmiendo, pero se equivocó i se equivocará siempre que piense así, porque en nuestra querida corbeta se cumple con toda estrictez el lema que lleva en la rueda del timón: «Previsión i vijilancia.»
La noche era mui oscura, los buques no se distinguían sino a mui cortas distancias, por lo que el Huáscar no nos reconoció a pesar de habérsenos acercado como a 200 metros. Tampoco se atrevía a aproximarse a las rompientes, temiendo encallar en alguno de los numerosos bajos de que se encuentra sembrada la bahía.
En observar i tratar de reconocernos llegó el dia. El comandante Grau no creyó prudente esperar mas i se retiró como a 6,000 metros, donde se llevó en observación, desapareciendo por el oeste algunas horas después.
Ahora, cómo sabia que el Blanco no estaba con nosotros, cuando no hacia mas que un dia que nos habia dejado? El vapor del sur dejó a Antofagasta pocas horas después que nuestro blindado, llevando al monitor tal noticia.
Ya pasaban los dias cuando el 28, a las 11 A. M., el tope anunció un humo por el oeste, no tardamos mucho en reconocer al Huáscar, el que después de reconocer un buque mercante, que hacia poco dejaba el puerto, se dirijió con todo despacio a la bahía.
Distaba de nosotros como 4,000 metros cuando izó su bandera. Apenas flameó el bicolor peruano, cuando fué saludado por el Abtao con tres tiros a bala de sus colisas de a 150, haciendo nosotros lo mismo con nuestra colisa de a 115 i con el de a 64, a los que siguieron los de las baterías de tierra.
Demoró algún tiempo en contestar; se acercaba tratando de abrigarse tras los buques mercantes, pero el fuego que se le hacia era tan nutrido que tuvo que responder antes que elejir mejor posición.
El primer disparo lo hizo sobre la Magallanes, pasando éste entre la chimenea i el palo mayor, para caer a algunos metros del costado; después de éste nos hizo otro i otro sin rosarnos siquiera.
Viendo la inutilidad de sus fuegos contra nosotros, se dirijió contra el Abtao. Este estaba completamente inmóvil, gran número de sus piezas de la máquina estaban en tierra en compostura, así que presentaba un blanco fijo a los proyectiles del enemigo.
A pesar de todo esto, no se atrevía a acercarse. La menor distancia a que lo tuvimos fué de 3,200 metros. El combate principió a la una i cuarto P. M. i terminó a las 5 i media. Se apagaron los fuegos junto con la luz del dia.
En este combate, como era de suponerse, al Abtao le cupo la peor suerte. Recibió dos granadas de a 300. La primera dio en el puente, atravesó la chimenea, yendo a salir gran parte de sus cascos por el costado de babor. La otra dio a estribor del palo mayor, yendo también sus cascos a perforar el costado de babor.
Estas dos granadas hicieron 21 bajas en el buque: 9 muertos i 12 heridos. Entre los primeros cayó el injeniero 1.° del buque señor Mary. Bajaba del puente después de haber dado cuenta al comandante que el buque estaba bien, que no hacia agua, cuando un casco de granada le penetró por la mejilla perforándole el cráneo. Entre los heridos se encuentra también el señor Sánchez, pero mui levemente.
El teniente Krüg, que cayó con el puente, está un poco mal.
El teniente P. Toro se preparaba para disparar su cañón, cuando la segunda granada le llevó seis de los de su cañón, cayendo él también envuelto entre un montón de restos humanos, pero sin recibir el mas leve dañó. Escapada milagrosa que no la contará dos veces.
Las averias en la parte material del buque no son gran cosa, con un poco de voluntad i actividad quedarán reparadas en pocos dias. La Magallanes no recibió ni el mas leve rasguño. Yo no sé que tiene este buque que no le pueden apuntar. Con rezón dicen los peruanos que es blindado.
El Abtao hizo 42 disparos. La Magallanes 16 con el de a 64 i 7 con el de a 115. No sé a cuantos ascienden los diaparos hechos por las baterías, pero creo no bajarán de 50 apesar de que el cañón de a 300 se desmontó al primero, como también uno de a 150 de la batería del centro.
Hai seguridad de haber dado en el blanco 5 veces. Dos el Abtao, dos la Magallanes i una las baterías. Un capitán del buque mercante que estaba mui cerca del monitor, asegura haber visto entrar por una escotilla una de las últimas balas lanzadas por la Magallanes, dice que vio salir astillas del interior del blindado. Este después de apagar sus fuegos, permaneció algunas horas mas en la bahía, perdiéndose por el oeste cómo a las 9 P. M.
El Blanco llegó a Antofagasta a las 11 de la noche de regreso de su espedicion al sur. Según partes recibidos hoi de Mejillones, el monitor lleva gran número de bajas como también serias averías en el buque. Bueno que se le hagan estos cariñitos para que no entre con tanta confianza a nuestros puertos.
Dentro de pocos dias mas iremos a Valparaiso, entonces tendré el gusto de verte.
Dispon como siempre de tu amigo.
MANUEL F. AGUIRRE.
Fuente: Boletín de la Guerra del Pacifico 1879-1881, Editorial Andrés Bello, Santiago, 1979, P. 333.
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