sábado, 3 de agosto de 2019

La Guerra del Pacifico, juzgada por el periodico "Le XIX Siecle".

 
[Un ejemplar del periodico frances "Le XIX Siecle"]

(Traducido de Le XIX Siecle para El Mercurio.)

La fuerza militar de Chile es una arma legal entre las manos del Gobierno, i nó, como en las Repúblicas vecinas,una espada de Damocles suspendida sobre el Poder Ejecutivo.

Desde 1830, las bayonetas chilenas han defendido el orden i hecho triunfar la legalidad, que no ha sido atacada sino en dos ocasiones: en 1851, con motivo de una trasmisión curiosa del viejo mundo a este rincón de la América del movimiento de 1848; i en 1859, en que la ciudad de Talca se sublevó contra el Gobierno central. Se encargó entonces al jeneral García el restablecimiento del orden. El jeneral comtemporizó durante 15 dias. El señor Varas, primer Ministro del Presidente Montt, despachó un correo al comandante de las fuerzas del Gobierno, previniéndole que si Talca no estaba tomada en 48 horas, seria sometido a un consejo de guerra i fusilado, aunque él fuese nada menos que el jeneral García. Varas marchó cuatro horas después de su correo al teatro de la revuelta. Cuando llegó, la ciudad estaba tomada i el orden restablecido.

Este hecho forma época en la historia de Chile. Desde entonces el ejército ha servido con una obediencia pasiva i patriótica a los mandatarios de un poder salido del sufrajio universal. Este poder, esencialmente civil, se siente de tal modo fuerte, que ha acordado a los oficiales, desde el grado de subteniente, el ejercicio de los derechos políticos, i, detalle característico, los 250 votos del ejército no han recaído jamas en militares.

El Poder Lejislativo, como el Ejecutivo, lo forman siempre los industriales, los agricultores, los abogados i el clero. Un solo Presidente ha sido militar, el jeneral O'Higgins, hijo de ingles, educado en Europa, i no solo uno de los mas valientes capitanes de la América independiente,sino también uno de los hombres mas sabios i entusiastas por la difusión de las letras i las ciencias. Los oficiales en la sociedad jeneralmente no usan uniforme. Los galones i las charreteras son para ellos las insignias de una función legal, i no la etiqueta de una nobleza amenazante-usurpadora. El oficial chileno se acuerda de su grado en el cuartel i en el campo de batalla: el resto del tiempo en la vida civil.

Los 250 oficiales de Chile mandan en tiempo de paz 2,000 hombres de infantería, reforzados por 800 hombres de caballería, establecidos en las fronteras de los salvajes araucanos, i 600 hombres de artillería en el puerto Valparaíso, o sea cerca de 3,500 hombres en servicio activo, mas 4,500 de policía a pié i a caballo. Estos últimos dependen, salvo el caso de guerra, del Ministerio de lo Interior, manteniendo el orden de las ciudades.

Ademas de este ejército permanente, todo chileno hábil pertenece a la guardia nacional i hace una vez por semana tres horas de ejercicio con la compañía de su circunspección. Estos ejercicios hebdomedarios se suspenden durante los dos meses de la cosecha.

Los enganches voluntarios constituyen el único medio de reclutamiento; ellos no se hacen definitivos sino después de una prueba de tres meses, tiempo que se ha fijado para los que no saben leer i después del cual son dados de bajas i se les considera inhábiles. Por lo demás, i con la institución de. escuelas de cuartel, se les da toda clase de facilidades para instruirse.Un oficial, acompañado de varios ayudantes, hace las funciones de director. En seguida de los cursos elementales de lectura, escritura i cálculo, se enseña a los soldados a leer una carta jeográfica i se les da a conocer en detalle la topografía i la climatolojía de las rejiones vecinas en las cuales, en caso dé guerra, debe operar.

Tenemos también a la vista un cuaderno i un mapa publicados por el Estado Mayor chileno, que se han distribuido a todos los soldados. Es un excelente memento que indica, no solo los caminos i los mejores alojamientos, sino también los recursos del teatro de la guerra. En él encontramos, junto con las esplicaciones del mapa, los nombres i la residencia de los bolivianos que poseen ganados, mulas, terrenos i recursos pecuniarios: de manera que los valientes bolivianos, que han ido a la guerra un poco a la moda antigua, con su rocinante, su sable i su Dios, se hallan en presencia de enemigos que manejan a maravilla el Comblain i el Spencer, cañones rayados franceses i algunos Krupp,sino que tienen que habérselas con adversarios a quienes una minuciosa estadística sirve de guia i cuyo trabajo preparatorio ha allanado los caminos. Agregad a estos detalles que la rabona en el ejército chileno está reducida al papel de vivandera; que la vida de familia, el idilio militar perú-boliviano está proscrito de los cuarteles, i que el soldado no sufre a la vez como en el campo enemigo, las leyes de la disciplina i del amor. Es éste un ejército de hombros vigorosos que llevan bien el uniforme francés, que siguen una bandera de que están vanagloriados, i que en número de 15,000, bajo las órdenes de 10 coroneles i de 3 oficiales jenerales, esperan de pié firme a sus adversarios coaligados. Tienen la ventaja de defender un pais que confia en ellos, una constitución querida, una industria que se desarrolla i un comercio que se engrandece. No siguen, como los bolivianos, a un hombre que ha logrado imponerse a su pais. No combaten, como los peruanos, por una pretendida simpatía hacia una nación vecina. No han sido violentados; marchan con la lei. 

Los chilenos saben por qué se baten; saben a dónde van; saben lo que quieren, i esta ciencia, patriótica en el primer jefe, debe triunfar de la oscura ignorancia del hombre de armas que compone las filas enemigas.

Fuente: Ahumada Moreno, Pascual, Guerra del Pacífico: recopilación completa de todos los documentos oficiales, correspondencias y demás publicaciones referentes a la guerra que ha dado a luz la prensa de Chile, Perú y Bolivia, conteniendo documentos inéditos de importancia Tomo VII, Imprenta i Lib. Americana de Federico T. Lathrop, Valparaiso, 1890, P. 170. 

Fuente: Ahumada Moreno, Pascual, Guerra del Pacífico: recopilación completa de todos los documentos oficiales, correspondencias y demás publicaciones referentes a la guerra que ha dado a luz la prensa de Chile, Perú y Bolivia, conteniendo documentos inéditos de importancia Tomo I, Imprenta del Progreso, Antigua Seccion de Obras i Encuadernacion del Mercurio, Valparaiso, 1884, P. 281.

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