miércoles, 9 de octubre de 2019

Manifestacion del pueblo en Valparaiso por la captura del Huáscar

 [Valparaiso en el siglo XIX]

Apenas empezaron a llegar los telegramas del combate de nuestros blindados con el Huáscar, se presintió el resultado, porque ahora no era mas que cuestión de encuentro. La zozobra no se prolongó mucho: a los pocos momentos llegaba como una bomba la gran noticia de la rendición del Huáscar.

Resonaron los vivas en la Intendencia, se repitieron en la calle, todos corrieron, se agruparon en la plazas i la plausible noticia se esparció por la población como por via de encantamiento.

Pronto las campanas se echaron a vuelo, la población se engalanó con el pabellón nacional, izado en todos los edificios i en las naves, se cerraron todos los almacenes i tiendas, las calle se llenaron de transeúntes, los vivas resonaron por todas partes, i en cada semblante, sin escluir estranjeros, se veia pintado el gozo que se habia apoderado de los corazones.


Las bandas de música salen también a contribuir al contento jeneral.

El regocijo público se prolongó hasta horas avanzadas de la noche. Ni una injuria para nuestros enemigos. Al contrario, una especie de duelo nacional, espontáneo i sincero, en medio de la alegría, por la muerte del comandante del Huáscar.

Grau era una escepcion que hacia honor al Perú por su digno comportamiento i que acabó por hacerse simpático para Chile cuando se supo que habia sido de los primeros en censurar la conducta de García i García cuando entró a Arica con la bandera chilena puesta al revés.

Por supuesto que esa cobarde acción está mui en armonía con su huida, dejando al Huáscar abandonado a su propia suerte.

—Cuando se tocaron a rebato las campanas de bomba, muchos creyeron, como era natural, que se trataba de un incendio, alcanzando a salir muchos bomberos vestidos de uniforme por nuestras calles.

Afortunadamente el incendio estaba mui lejos, en Mejillones.

—Todos los hoteles i cafées que hoi hai en Valparaíso han estado ayer de gran triunfo: el consumo ha sido estraordinario, hasta agotarse muchas cantinas, como sucedió en el café de la Bolsa, donde fué necesario proveerse casi de nuevo de toda clase de licores.

—Entre los vivas de ayer hemos podido ver que el pueblo consagraba muchos de ellos a Latorre i Riveros, dignos jefes de nuestra escuadra.

—Los salones de la Intendencia eran invadidos completamente a la llegada de cada telegrama, los que costaba leer, porque a cada uno de sus párrafos prorumpia la multitud en atronadores vivas, que no podia contener apesar del lugar en que se hallaba.

—El entusiasmo en las primeras horas de la noche fué mayor aun que en el dia.

A las ocho los alumnos del liceo, seguidos de un numeroso concurso de personas, entraron a la plaza de la Intendencia cantando el himno nacional.

Inmediatamente se improvisó un numeroso i entusiasta meeting.

Alumbrados por los variados reflejos de las luces de Bengala i en medio de vivas estruendosos, dirijieron la palabra a la concurrencia el Intendente señor Altamirano, el contra-almirante Goñi i varias otras personas.

Terminado el meeting, una parte del pueblo se dirijió nuevamente al Almendral llevando a la cabeza una banda de música, mientras otra parte se quedó én la plaza esperando noticias.

—Luminarias hubo por la noche en muchos edificios de la ciudad. El cuartel jeneral de bomberos estuvo iluminado con profusión de luces de Bengala durante media hora, ofreciendo un lindísimo golpe de vista.

—La luz eléctrica también funcionó desde el muelle fiscal, contribuyendo así al regocijo público i dando una nueva prueba de su buena calidad.

—Muchos partes a Buenos Aires i Europa han ido ayer por la línea trasandina, a las autoridades i a varias notables personas, comunicándole tan fausto acontecimiento.

—Los carros del ferrocarril urbano no cesaron de ir i venir atestados de jente hasta tarde de la noche.

No solo la jente del pueblo vivaba i cantaba desde las imperiales, sino también muchas familias decentes que no podían contener su entusiasmo.

—No sabemos de dónde salió ayer esa gran cantidad de banderitas, tanto de jénero como de papel, que por todas partes llevaban hombres, niños i hasta mujeres.

No parecía sino que las habían tenido preparadas exprofeso para ese dia.

—Los trabajadores que se ocupaban en los calderos de la Chacabuco arrojaron sus herramientas, diciendo:

—¡Para qué necesitamos mas buques!

I se largaron a celebrar el triunfo.

—Entre los vivas del pueblo se oia con mucha frecuencia éste: ¡viva el Huáscar chileno!

La artillería cívica, con su banda de música a la cabeza i seguida de una gran masa de pueblo, recorrió la población en los primeros momentos, contribuyendo a dar mas espansion al regocijo público.

Fuente: Ahumada Moreno, Pascual, Guerra del Pacífico: recopilación completa de todos los documentos oficiales, correspondencias y demás publicaciones referentes a la guerra que ha dado a luz la prensa de Chile, Perú y Bolivia, conteniendo documentos inéditos de importancia Tomo I, Imprenta del Progreso, Antigua Seccion de Obras i Encuadernacion del Mercurio, Valparaiso, 1884, P. 505.

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