[Un ejemplar del periodico frances "Le XIX Siecle"]
(Traducido de Le XIX Siecle para El Mercurio.)
La fuerza militar de Chile es una arma legal entre las manos del Gobierno, i nó, como en las Repúblicas vecinas,una espada de Damocles suspendida sobre el Poder Ejecutivo.
Desde 1830, las bayonetas chilenas han defendido el orden i hecho triunfar la legalidad, que no ha sido atacada sino en dos ocasiones: en 1851, con motivo de una trasmisión curiosa del viejo mundo a este rincón de la América del movimiento de 1848; i en 1859, en que la ciudad de Talca se sublevó contra el Gobierno central. Se encargó entonces al jeneral García el restablecimiento del orden. El jeneral comtemporizó durante 15 dias. El señor Varas, primer Ministro del Presidente Montt, despachó un correo al comandante de las fuerzas del Gobierno, previniéndole que si Talca no estaba tomada en 48 horas, seria sometido a un consejo de guerra i fusilado, aunque él fuese nada menos que el jeneral García. Varas marchó cuatro horas después de su correo al teatro de la revuelta. Cuando llegó, la ciudad estaba tomada i el orden restablecido.